•L VICE-PRESIDENTE de los Estados Unidos, el señor Henry Wallace, es sin duda alguna uno de los más distinguidos pensadores de la presente administración. Sus discursos amenudo están impregnados de la pasión por reformas sociales propia de los profetas del siglo ocho. , ¿¿i Hace unas cuantas semanas el señor Wallace pronunció un gran discurso que desgraciadamente ha sido ahogado en gran parte por las noticias sensacionales de momento, perp que por su cordura y visión espiritual es uno de los documentos de más significación que han salido de los líderes de las Naciones Unidas. Para el señor vice-presidente, estamos a las puertas de un nuevo siglo en la historia del mundo, un siglo que él llama DEL PUBLICO siendo el conflicto que afecta a la humanidad parte de una revolución mundial en la cual el hombre del pueblo está haciendo esfuerzos para libertarse de las opresiones que ha sido objeto por siglos. En esta revolución mundial el pueblo busca el establecimiento de las cuatro libertades que ha mencionado el presidente Roosevelt, a saber; libertad de expresión, libertad religiosa, libertad del temor y libertad de la escacez. Entre otras cosas dijo el señor. Wallace: "Yo creo que el siglo que se aproxima, el siglo que vendrá después de la presente guerra puede ser y debe ser el siglo del HOMBRE DEL PUEBLO. En todas partes el hombre del pueblo debe aprender a aumentar su productibilidad para que él y sus hijos puedan eventualmente pagar a la comunidad mundial lo que han recibido de ella. Ninguna nación tendrá el derecho divino de explotar a otras naciones. Las naciones ya establecidas tendrá el privilegio de ayudar a las nateiones jóvenes a encaminarse hacia la industrialización, pero el imperialismo militar o económico deben desaparecer. Los métodos del siglo veinte, no podrán ser empleados en el sigjo que se avecina. El vice-presidente enumera cuatro deberes de parte del pueblo, si es estas libertades han de ser alcanzadas: El deber de producir hasta el límite, el deber de transportar tan rápidamente como sea posible a los campos de batalla, el deber de luchar con todas nuestras fuerzas y finalmente el deber de edificar una paz justa y permanente. "Los que han de dictar la paz, deben pensar en términos mundiales. No debe haber pueblos privilegiados. Nosotros mismos en los Estados Unidos no somos una raza privilegiada como no lo son los nazis y no podemos perpetuar una guerra económica sin plantar las semillas de una guerra armada. Debemos usar toda nuestra influencia para edificar una paz económica justa. Si realmente creemos que estamos luchando por una paz para el pueblo, todo lo demás será fácil." •A PRESENTE .guerra está trayendo al pueblo frente a frente con realidades espirituales que antes no quería reconocer. Tales reall-dades han traído un nuevo despertamiento e interés en la oración y como una prueba de esto hemos visto en el término de uno cuantos meses proclamaciones de parte del presidente, de los gobernadores y aún de los presidentes municipales llamando al pueblo a la oración. Muchos llaman la oración la "palabra perdida" en el vocabulario de la humanidad y como consecuencia natural nos encontramos en una condición verdaderamente caótica. Miles de libros se han escrito acerca de la oración, muchos sermones se han predicado acerca de ella, mucho hemos oído y hablado acerca de este asunto, pero muy poco nos hemos detenido a orar, no digamos toda la noche, como lo hacía nuestro Maestro, sino siquiera unos cuantos minutos al día. "La oración", decía Francis Thompson, "es la verdadera espada de los santos." Es la espada que esgrimieron los primeros cristianos y les permitió abrirse paso en medio de un mundo hostil hasta conquistar todo un imperio para el Señor; es la espada que mantuvo ardiendo la llama de la fe durante los años de obscuridad intelectual y espiritual de la edad media; es la espada que en el movimiento de la reforma y en todos los otros despertamientos religiosos ha llevado a los cristianos a la conquista de los enemigos de la fe. La oración en las manos de Savonarola, era una espada aún más poderosa que la espada que el mundo usa, pues dice la historia que los enemigos del Santo Florentino temían más a una de sus oraciones que a todo un ejército bien armado y equipado. El grito de guerra de los cristianos en la actual crisis debe ser: Pueblo de Mos, a tus rodillas y estamos seguros que con esta espada poderosa seremos más que vencedores. «URANTE el verano las iglesias de nuestra conferencia, en su mayoría, tendrán la oportunidad de hacer algo aunque parece muy poco para la edificación del Reino de los Cielos: Como parte de las actividades de las Escuelas Bíblicas de Vacaciones, nuestra Conferencia recomienda la celebración del Día de la E. de la Iglesia. La ofrenda que se levante en esta ocasión será usada en su totalidad para la obra de educación cristiana en la Conferencia y por lo tanto este hecho es suficiente para hacer un esfuerzo digno de la gran obra que tenemos delante. Las semillas de la actual guerra fueron sembradas al finalizar la guerra pasada en los niños que entonces nacieron y que en la actualidad son ellos los soldados. Gracias a Dios que aun en medio de la oleada de odio que sacude al mundo nosotros podemos sembrar semillas de amor y buena voluntad y estamos seguros que sus frutos saludables serán una bendición no para una generación, sino para la eternidad. Página 3