SECCION POETICA LOS MAGOS Adora con los Magos, alma mía, Al Niño, que ocultando su grandeza, En un establo de Belén nacía Para traemos celestial riqueza, Es el Rey de Israel, aunque venía Sin signos que marcaran su realeza; Más Dios su majestad hizo notoria Desde el principio de su noble historia. Una estrella le anuncia en el Oriente Y los Magos, que esperan su venida, Ven en la estrella signo convincente Saben que en Israel más de un vidente Predijo las acciones de su vida, Y con íé que ante nadie titubea Emprenden su camino hacia Judea. Ni riesgo, ni temor, ni sacrificio, En su penosa marcha les detiene. Por tributar amor y fiel servicio Al Rey que en modo misterioso viene. Cólo buscan del alma el beneficio Que de tan alto Príncipe se obtiene; Y si son incompletas sus nociones, Arden en puro amor sus corazones. La misma Providencia que los guía Somete a grave prueba su fé pura: El nacimiento que la estrella augura; Jerusalem turbada se veía; Devoción finge Herodes, más procura Con astucia matar al regio Infante Porque siente su trono vacilante. Más la íé sale siempre vencedora Aunque a rudo conflicto fue sujeta; Sabe el escriba lo que el pueblo ignora: "En Belén nacerá" dijo un profeta, Y a la luz de esta cita en grata hora Gozando ya de claridad completa. Van a Belén con júbilo, que crece Cuando el astro de nuevo se aparece. Allí ven el prodigio que buscaron, Sin extrañar del Niño la pobreza; Humildes y gozosos le adoraron, Viendo por íé su singular grandeza; Reverentes sus dones le ofrendaron Como tributo a su divina alteza, Abriendo sin reserva su tesoro, De donde sacan mirra, incienso y oro. ¡Noble ejemplo de fé! Cristiano, imita Ese fervor, piedad y reverencia; Tu Salvador merece y solicita Tu amor, abnegación y diligencia. El te da lo que el alma necesita, Y te reserva sin igual herencia Cual los Magos, conságrale tus dones, Y tiendan a su gloria tus acciones. —Carlos Araujo. ------(o)----- BAJO LAS ESTRELLAS Suavemente, suavemente, Baja del cielo la luz; Resplandece dulcemente, en la frente de Jesús. Suavemente, suavemente, Suena la dulce canción; Arrullando tiernamente, Al niñito en un mesón. Suavemente las estrellas, Grata luz al desgranar; Van dejando gratas huellas, De la cuna en el altar. Suavemente voz divina, Forma ritmos de canción; Y la hueste allí se inclina; Para darle adoración. Duerme, duerme Rey glorioso, Duerme bien en grata paz; Mientras yo tranquilo gozo, Al mirar tu dulce faz. J» N. de loe Santos ------(o)----- EL NACIMIENTO DE CRISTO La noche ofuscaba al mundo, y por horror o por sueño; todas las cosas yacían; en el más alto silencio; cuando piadosa la luz nació de un virgíneo seno, que distinguió los colores y las tinieblas huyeron. Luce en los ojos de un niño con lágrimas, que al invierno visten de súbditas flores con admiración del tiempo. Niño divino y humano, pues venís para volvemos a la gracia, que al principio nos quitó al primer exceso, comience a esparcir sus glorias la unión de los dos extremos; porque el ocio y el amor no caben en un sujeto. En vuestras lágrimas hierve la caridad del afecto; haced que el orbe se abrazo en tan amoroso incendio. Argensolcu LA NOCHE DE NAVIDAD Hermosa noche clara y serena. Tú para todos siempre serás La bienhechora, la Noche Buena, Porque nos brindas consuelo y paz. Muestra en sus pliegues tu oscuro velo De astros fulgentes la multitud, Como en un manto de terciopelo. Finos diamantes de blanca luz. Coros celestes turban triunfales Tu dulce calma con voz ideal, Para anunciamos a los mortales De Jesucristo la Navidad. Y se levantan nubes de aromas De los jardines, y con amor Se une al arrullo de las palomas La serenata del ruiseñor. Oyen la nueva los pastorcillos Y a ver al Niño van a Belén. ¡Qué venturosos y qué sencillos! ¡Parecen niños ellos también! Está el pesebre de luz henchido, Y temblorosa sobre el portal La blanca estrella se ha detenido, Porque los magos se acercan ya ¡Ah! son los magos unos señores De luenga barba, ropa talar, Que dan a Cristo regios honores Y en sus ofrendas un dineral. Tal es la historia de encantos llena. Tal el poema de dulce amor Con que renuevas ¡oh Noche Buena Año tras año, nuestro fervor! Tú nos conviertes en tiernos niños Dándonos suave gozo infantil, Y candorosos, sofitos cariños Que hacen dichoso nuestro sentir Bendita noche, clara y serena, Tú para todos siempre serás La bienhechora, la Noche Buena, La que nos brinda consuelo y paz. Emilio Torree ------(o)------ SEGUIR A JESUS "Venid a mí ... ° (Mat. 11:28). Señor . . . he visto en sueños tu faz radiante y pura que tomabas sereno hacia mí, con dulzura. Tus tiernas manos blancas como dos azucenas que al caído levanta y al pecador consuela, me llamaban contigo. "Ven a mí" me dijiste. "Ven, y sigue mis huellas." Luego vi que te fuiste señalando una senda . . . ¡Estoy lista a seguirte; he escuchado tu voz y gozosa me rindo a tus pies. Salvador! María de los Angeles Bowers Aúne teatro < humild ciudad lo que el em] que si ver coi "iba, m sobre i bien s nunca aunquí guía r guíente ordinal cíente verificc tecimie de llar po tfqu< presen loria fi Prim' los ca fue ob grande tanto < cielo q invisih para e la sigr buscar nos a los ha tores, conten campo cuerdo rebañe saron, Testan ángel Salvad la aid presen "de c< despue sus di! Desp y Anc Página 10 TUESDAY, MAY 4 2004