LA VI0LKTA. 171 Cuetya. Sola, postrada de hinojos Con lágrimas en los ojos Sin mas testigo que Dios, Yo te llamo, Porque te amo Con'el sublime ardimiento Que me inspiraste al contento De tu voz. Ausente de tus amores Nada me importan las flores, Ni el cantar del ruiseñor; Que mi vida Dolorida Solo quiere de contino De tu mirada el divino Resplandor. Yo sé, yo sé que la suerte (juc me arrastra de la muerte Al negro y callado mar, ¡Ay! me dice, Que in felice Mande al cielo mi lamento, Que mi herencia es el tormento Y el pesar. Pero la fé que me alienta, Que mi cariño acrecenta, <2ue me enciende en frenesí, “Adelante Ve constante’’ Con letras de fuego escribe En el corazón que vive Para tí. No me olvides, que me halaga Mis recuerdos, cuando vaga Esa sonrisa de amor: Si me dejas Con mis quejas liaré pedazos mi lira Que triste, apenas suspira Por el dolor. Josefina Canf os. Monterrey Dbre. de 1,893. “La Coquetería.” No se crea que por pertenecer al sexo, vaya yo á abogar porque la coquetería en la mujer sea buena, si es que por coquetería ha de entenderse esas libertades que por fortuna muy pocas son las señoritas que se las toman, haciendo de ellas un hábito que al fin es de funestos resultados. Yo convengo en que cierto atilda miento en nuestras acciones, cierto amaneramiento no estudiado sino na tural en todo nuestro ser, no es, ni con mucho esa vituperable coquetería que todos condenan toda vez que no pugna sino antes bien está en perfecta consonancia con una buena edu cacion. Puede entenderse por coquetería en las jóvenes todo aquello que ridiculiza antes que realza; que acu sa padanteria antes que maneras cu! tas. Una señorita honesta, juiciosa, cuya educación se revela en su modo de conversar con ese gracejo natural tan peculiar en las jóvenes instruidas, dista tanto de merecer ese epíteto, que adjudicárselo seria la nías refina da injusticia. Jamás seré yo quien aconseje á mis amigas como el mejor medio de captarse el aprecio y la estimación tan despreciable recurso. ¡Ah! eso no. ¡Bastantes criaturas he visto después llorar arrepentidas sobre el sepulcro de sus ilusiones muertas por el cruel indiferentismo....! En cambio esas mismas llores brotan mas lozanas y aromáticas en nuestra alma cuando cuentan con un invernadero tan benéfico como los dulces y suaves afee tos que no se compran con esas supercherías de que echa mano la mujer coqueta. Amad, pero amad siempre con el casto amor que gusta del candor, de la honestidad y del pudor. ¡Huid