El consejero debe procurar que no haya en el salón objetos que contribuyan a crear situaciones embarazosas para el intermedio. Puede evitar algunas de las causas del desorden arreglando el salón en tal forma que la entrada quede tan libre como sea posible, arreglando las sillas en orden, y quitando los objetos que no son necesarios. Sin embargo, el consejero tiene que aprender a reconocer la diferencia entre la torpeza involuntaria y la fingida, en la cual algunos muchachos traviesos se deleitan para llamar la atención. No es necesario decir que el consejero sensato tratará a cada uno según sea el caso. IV. PEREZOSO Tomás es un continuo problema para su consejero; no porque haga cosas con el propósito de molestar; sino simplemente porque no hace más que aquellos de lo cual no puede escapar. Llega tarde a las reun|gpes, se sienta sin ánimo en la silla, y cuandtF ■< jne parte en el programa, se recarga en la pared w mientras la lee. ¡es demasiado perezoso para aprenderla! Se explica la pereza en los adolescentes como una reacción natural al esfuerzo físico causado por el desarrollo irregular del cuerpo. Pero no debemos compadecernos del intermedio perezoso; él necesita estimulo. Ya que este es el tiempo en que el intermedio tiene la tendencia de ser perezoso e indiferente físicamente, el consejero tiene que hacer doble esfuerzo para protegerlo de la pereza mental y espiritual. El consejero sabio procurará descubrir algún asunto de interés que estimule al intermedio a hacer lo debido. Esto requiere tiempo y esfuerzo; pero cualquier consejero debe considerar que ha invertido bien sus energías si logra inspirar al intermedio a no contraer el hábito de hacer simplemente lo que tiene que hacer. V. SUSCEPTIBLE El intermedio es susceptible a cualquier diferencia en su desarrollo que lo hace distinto de los demás muchachos de su edad; es decir, piensa demasiado en sí mismo. Maria sufre emocionalmente porque es más alta de las demás niñas de su edad; Guillermo se siente inferior porque es más pequeño que todos sus amigos. Juana sufre intensamente por causa de su cutis; y Roberto por el cambio de su voz. Aunque éstas son aflicciones comunes en este periodo, el intermedio que sufre por alguna de estas causas cree que su aflicción es peor que la de cualquier persona en el mundo. Aunque todo esto parezca de poca importancia a los adultos, estas evidencias no deseables del desarrollo son de suma importancia para sus victimas adolescentes. El muchacho adolescente muchas veces no contesta en la clase, no canta y no les habla a las muchachas, porque tiene miedo hacerlo por causa del cambio de su voz. Muchos muchachos se salen de la escuela especialmente porque algunas maestras no comprenden sus dificultades y por consiguiente les provocan situaciones penosas.-’ El consejero debe procurar tratar con toda simpatía a los intermedios que sufren de esta manera, y por supuesto debe evitar que el intermedio se encuentre en situaciones difíciles y embarazosas. VI. SOCIABLE Ante todo el intermedio es un ser social, y entre los muchos factores sociales que influyen en él, son muy importantes sus amigos y compañeros. Esto se ha reconocido por mucho tiempo como el "espíritu de grupo o pandilla.1’ Un autor sugiere una diferencia interesante entre el “grupo" de la edad de la primera parte de la adolescencia, y el de la posterior. El primer grupo es típicamente una unidad social espontánea de la reciente niñez. Los miembros de este grupo relativamente pequeño son del mismo sexo; su propósito principal es buscar aventura y emoción. El grupo de la adolescencia posterior, se compone típicamente de niños y niñas, generalmente igual número de cada sexo, e inconscientemente su objetivo es establecer relaciones sociales normales entre los dos sexos.3 I.os consejeros pueden usar este "sentido de grupo"* con mucho provecho para llevar a cabo propósitos de mucho valor para los intermedios. El consejo de la mayor parte de los consejeros de experiencia es: "Si quieren que los intermedios hagan algo, procure que esto agrade al grupo." Este sistema resuelve muchos problemas con los intermedios. Una manifestación normal de los intermedios más grandes en el desarrollo de la madurez sexual es el interés en el sexo opuesto. Es natural y bueno que los niños y las niñas se interesen los unos por los otros en esta etapa de su desarrollo hacia la edad adulta. Aunque estos primeros romances nos parezcan simples y sentimentales según las normas de los adultos, sirven para llevar a cabo un propósito digno: ayudar a los muchachos y prepararse para los romances más serios del futuro. Al reconocer la necesidad que tiene el intermedio de desarrollarse socialmente, el consejero debe procurar proporcionar oportunidades adecuadas para que tengan relaciones sociales sanas. Por supuesto el consejero se encargará de ver que cualquier reunión social que se organice en la iglesia para los intermedios. sea la mejor en todos sentidos. VII. LOCUAZ Algunos intermedios hablan casi sin cesar, especialmente cuando no deben. Su parloteo muchas veces no tiene sentido, por lo menos asi le parece al consejero que trata de mantener silencio y orden durante la reunión del domingo en la noche. Platicar es un placer universal para todas las personas sociables. La mayor parte de los adultos han aprendido cuándo y cómo dominar su deseo de hablar, y los intermedios tienen que aprender esta lección por la experiencia. El consejero debe dirigirlos con mucho tacto en todo lo que sea posible. . Sfrila í?en° que eI conseJero de intermedios adoptará la filosofía del hombre sabio que conservaba su aplomo "cooperando con lo inevitable." Cuando a un grupo de intermedios les gusta hablar, van a hablar, y el consejero debe procurar darles oportunidad Per° mudándoles a hablar de algo qe valga la pena. El período del consejero dirigido nnnft í® dUcuslón- da a los intermedios 8 oportunidad excelente para hablar de asuntos iicantes. una edi- I I VIH. SOÑADOR En contraste directo con la característica de locuacidad, está la característica de soñar. Muchas veces encontramos que el mismo intermedio manifiesta estas dos características. Es muy natural que los muchachos de esta edad tengan sus períodos de ensueño. El soñar o tener ilusiones ayuda al intermedio a olvidarse de la realidad de las situaciones desagradables, aligera la tensión de las muchas adoptaciones que tiene que realizar en el proceso de su desarrollo. Las ilusiones lo ayudan a construir castillos en el aire para formular sus ideas. Estos sueños ilusorios no son en vano. Enrique Thoreau dice: ‘Si has construido castillos en el aire, no han sido en vano; allí es donde deben estar. Ahora busca la manera de cimentarlos firmemente." Es posible que lo mejor que puede hacer el consejero de intermedios es ayudarle a realizar sus sueños animándolo a efectuar muchas actividades interesantes y prácticas. IX. INCONSECUENTE Algunos intermedios muchas veces son inconsecuentes. Demandan que se les trate como a adultos; pero frecuentemetne, sin explicación, reaccionan de un modo muy pueril. Son entusiastas y animosos una semana, y desinteresados e insensibles a la siguiente. Esta inconsecuencia, aunque confunda al consejero, tiene que reconocerse y aceptarse como otra expresión natural de la adolescencia. Ya que no hay una hora definitiva cuando termina la niñez y comienza la edad adulta, el intermedio muchas veces no sabe si es niño o adulto. Procura conservar los placeres de su niñez y al mismo tiempo tiende la mano para obtener la independencia de la edad adulta. ¡Muchas veces sus reacciones lo confunden más a él mismo que al adulto que trata con él! Desafortunadamente muchos adultos confunden más a los intermedios por la manera como los tratan o reaccionan en relación con esta característica. ¡Los padres muchas veces regañan al hijo intermedio porque se porta como un niño pequeño, y al poco rato lo tratan como si lo fuese. Tal vez lo mejor que debe hacer el consejero en relación con la inconsecuencia del intermedio sea tratarlo de manera consecuente. Porque a pesar de sus frecuentes modos pueriles, los intermedios se están haciendo adultos y debemos tratarlos como tales; ellos se ofenden cuando se les llama y se les trata como a niños pequeños. El consejero debe dirigirse y referirse a ellos como "muchachos y muchachas", o "jóvenes". X. INTELIGENTE Es un hecho muy evidente que los intereses intelectuales del intermedio se están extendiendo. Se interesa más en el trabajo, en la lectura, y en la construcción de diferentes cosas y comprende mejor lo oue sucede a su derreuor. Los estudios que se han hec.io en cuanto a las habilidades mentales de los adolescentes demuestran que en todos respectos el intermedio es más inteligente que antes, más capaz de juzgar, de concentrarse, de organizar los hechos, y de aprender de memoria.4 Además tiene una curiosidad más intensa en cuanto a los hechos, y una comprensión más profunda de los motivos, los pro pósitos, y los significados de las cosas, y empieza a investigar la causa de los hechos que antes aceptaba sin objeción. El crecimiento de los poderes mentales del Intermedio debe instar al consejero a hacer por lo menos dos cosas: procurar estar mentalmente alerta y hacer un programa de trabajo para los intermedios, de acuerdo con sus capacidades Intelectuales. Para esto se requiere hacer planes, buscar material adicional, y pedirles trabajo original. Sólo un programa que estimule su inteligencia obtendrá el interés del intermedio mentalmente alerta. XI. JACTANCIOSO Ya que el intermedio se ha dado cuenta que está desarrollando su habilidad intelectual, muchas veces demuestra una actitud desagradable que llamamos "jactancia". Marcos Twain nos da una descripción humorística pero exacta de esta actitud típica de los adolescentes: "Cuando yo era niño de catorce años, según mi opinión mi padre era tan ignorante que casi no me gustaba platicar con él. Pero cuando cumplí veintiún años, me sorprendí de lo mucho que él habla aprendido en siete años." Los consejeros frecuentemente interpretan tal actitud de un niño o de una niña como rudeza o falta de respeto y es difícil para el consejero saber cuál es la mejor manera de tratar este problema. Un escritor sugiere que para mantener nuestra dignidad ante tal descortesía, el adulto debe ser cortés y sincero, y contestar y hablarle al intermedio de buena manera. Enojarse u ofenderse demostraría que no somos maduros emoclonalmente. XII. INTOLERANTE Muchas veces los intermedios suelen ser intolerantes con los que no están de acuerdo con ellos. Quizás porque son socialmente conscientes de que son aceptados o no en diferentes grupos. Quizá sea debido a que creen haber alcanzado la superioridad intelectual. Sea cual sea la causa, esta actitud se muestra muchas veces por la enemistad entre un grupo de intermedios y otro, o entre un intermedio que “pertenece" a cierto grupo y otro que "no pertenece." El consejero debe estar listo para descubrir cualquier actitud de intolerancia o de insolencia en un grupo de intermedios, y debe procurar obrar con mucho tacto para vencer tal espíritu. El consejero, sobre todo, debe dar un ejemplo de tolerancia cristiana para con otros que no son de la misma raza, color, o creencia. XIII. RELIGIOSO Tradicionalmente se ha considerado el período de la adolescencia como la edad del despertamiento religioso. Algunas autoridades creen que el desarrollo repentino en las cosas religiosas es simplemente una resultante lógica del desarrollo en otros sentidos del adolescente. Otros consideran el interés religioso del intermedio como un modo natural de buscar una autoridad más comprensiva que la de los padres y profesores u otras personalidades cuya autoridad ha empezado a desaprobar. Un investigador reciente dice que el interés religioso de los adolescentes es sólo resultado de factores sociales y culturales.1 -Tbid, p. 39 28 3 Ibid, p. 107 EL PROMOTOR DE 4Ibid. pp. 204-205, 208. 6 Hedley 8. Dimock Rediscovering the Adolescent, (New York: Association Press, 1937). EDUCACION CRISTIANA 29