Cartas de Leonor
Mi querida Luisa: Madame Joiré, hermana de Madame Paquin y directora de esta gran casa de modas parisiense estuvo hace poco en Madrid y dió algunas entrevistas a los reporters de periódicos ilustrados de aque' lugar. La gran artista, creadora de elegancias femeninas, abandonó su reino de París, y le abandonó momentáneamente, para dejar paso a estos días trágicos, a estos días cuyo gran dolor no está solamente en el estampido de los cañones, sino en el mutismo desesperante de todos los centros y de todos los habituales medios de información.
Paris no sabe nada------Paris vive
en la perpetua angustia de lo que pasará allá lejos en el interminable y lejano campo de batalla.
—<Mi marido y mis dos hermanos se están batiendo en el norte, dice Madame Joiré y nada sé de ellos desde hace muchos dias-----Las cartas que
me escriben no llegan a mi poder sino al cabo de dos o tres semanas---¡Es posible I_____
A los grandes ojos de la bella -crea dora de elegancia, asoman lágrimas: lágrimas altivas y valerosas, de admirable mujer francesa, espiritual abnegada y heroica: de mujer que es abeja de oro en la colmena susurrante y laboriosa del verdadero París.
Madame Joiré a pesar de las tristes circunstancias porque atraviesa su espíritu, ha dicho algo acerca de las orientaciones de la gran moda en esta temporada comenzada en plena sus pensión de la vida comercial en Europa y en la paralización casi completa de la vida de sociedad en las grandes naciones del viejo continente.
El primer pensamiento de Madamr Joiré es un recuerdo compasivo y aro
parador dedicado a sus obreras de Paris, a las alegres “midinettes” que a la hora de la tregua meridiana surgían del portón señoril de Paquin en corriente de juvenil alegría, para tender vuelo a través de las calles y avenidas de la Villa Luz.
Las midinettes viven horas muy amargas en los presentes días y no siempre pueden llevar a süs viejos padres y a sus hermanitos pequeños los cantados francos necesarios para que en el hogar no falten comida y fuego.
El Gobierno francés tomó cartas en el asunto y suplicó a las casas de modas que dieran trabajo a las pobre-
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Hermoso traje de niño para el invierno.
cillas obreras y gracias a eso no carecerán en lo sucesivo de sus salarios.
La mayoría de esas obreras tienen padres, maridos y hermanos que en los presentes momentos dan el pecho a las balas alemanas y tal vez ellos combatan con más fé y con menos dolor al saber que a sus hijas* esposas y hermanas no les falta el sustento.
Después de esto hablar de modas casi parece inoportuno pero Múdame Joiré es ante todo francesa y cree de su deber prevenir a sus refinadas clientes revelarles cuál es, en la temporada presente la verdadera elegan
cia y ponerlas en guardia contra esas horribles fantasías que. lanzadas por costureras y modistas de segundo orden semejan una grotesca y lamentable anticipación del Carnaval.
La orientación presente de la moda obedece, como es lógico, a la tristeza y a la gravedad de las circunstancias. La moda, la gran moda es toda sencillez y aún también en cierto modo, aus tcridad. ¿Quién puede complacerse en la exhibición de colorines y extravagancias durante estos días de muerte, de lágrimas y de duelos?
Los “tailleurs” de^ terciopelos negro, sin más adorno que un dibujo de