Fuente Indigna de Crédito li Jefe de Prensa de la Policía municipal Amaña los Boletines" El "maestro hablador" (léase locutor) Alberto Lucero Anhina fue ascendido a "periodista" por el comandante Barbosa Cobián. El hombre se distingue por expedir boletines amañados y por lo tanto más falsos que un billete de nueve pesos. De un tiempo a esta par-le las autoridades, a todos los niveles, han tratado de introducir a diversos puestos políticos y administrativos a integrantes de los medios de difusión y cuando los periodistas no están de acuerdo con los lineamientos que mar can los regímenes gubcrna-meptales, éstos regímenes "fabrican" o elevan a sujetos que van de acuerdo con su calidad moral, a la categoría de "periodistas" para servirse de ellos como escalón pubiicitario, para lograr (•nos inconfesables. Nosotros llamamos "acridios" a todos aquellos "periodistas" que sin tener el más elemental conocimiento del periodismo se valen ,d.e él para medrar en lo económico, en lo político, en lo material y en lo publicitario. Estos sujetos son perfectamente localizables en las fuentes a las que recurre el periodista auténtico a recabar información para sus medios de difusión. De este tipo de sujetos sin el conocimiento efectivo de la verdadera concepción del periodismo, y sí con un incalculable concepto de la voracidad y el enriquecimiento rápido y fácil por las vías más criticables están pobladas las jefaturas de prensa y de los departamentos oficiales en toda la República, y Tijuana no iba a estar excenta de estas lacras que se amparan con el arma llamada prensa. Caso concreto: en la comandancia de policía de Tijuana, B. C., se nombró oficialmente al locutor Alberto Lucero Antuna, a quien sin negarle sus méritos como locutor, no estamos de acuerdo en la forma voraz en que se autonombra "periodista" tan sólo por el afán de hacer llegar una cantidad monetaria extra a sus bolsillos, suma que mejor debería ser utilizada para pagar una o dos plazas más a guardianes de! orden público que tan buena falta hacen para lograr la seguridad de Tijuana, en vez de malgastar el dinero^ del pueblo en pagarle a una persona sin conocimiento de lo quo en verdad es el fieriodismo, para que ésta so-amente enborrone unas cuar tillas con mentiras y luego se las quiera meter por los ojos a los reporteros que cubren la fuente, con el señuelo de que so lo pidió el comandante, o lo dijo el comandante. La persona a la que nos referimos líneas arriba, de un tiempo a esta fecha ha venido autoacreditándose como periodista y efectivamente ha colaborado en algunos diarios de la localidad, en calidad de emergente, y siempre, exclusivamente (no porque lo contraten y prueba de esto es que ha brincado do una publicación a otra en la [asecha de Bmapala flanea se Alaba" Las confiscaciones de droqa ya son aauí tan comunes como servir frijoles después del platillo fuerte. Puede decirse igual de la detención de los que, mediante el tráfico de estupefacientes, atentan contra la salud pública. la intervención policíaca. Varios son los millares de pesos en que está valuada la droga confiscada. Se ignora a qué persona los detenidos compraron la heroína y de qué parte del país procede la mercancía. En fin, la droga no llegó a manos de los consumidores y esto ya es ganancia. Lo cierto es que cada día puede comprobarse que los traficantes abundan y la nociva droga se multiplica en mayor grado en que bíblicamente se multiplicaron los peces y los panes. Justo es entonces que se haga una investigación de todas y cada una de las cuentas de grueso calibre que existen en los bancos, única manera de determinar la forma en que los cuentaha-bientes lograron reunir tanto dinero. Pero esto nunca se hará en vista de que los estados de cuenta bancarios siguen considerándose como secreto profesional, aparte de que si se investiga el origen de las cuentas, muchas serán las personas, traficantes y no traficantes, que prefieran depositar su dinero en instituciones de crédito no nacionales. Entre tanto, a pesar de los golpes y fintas de los policías federales, cada día surgen gruesas y nuevas cuentas bancarias cuyo origen, en la mayoría de los casos, so desconoce. Rafael Pavón Mérida quiso "pavonearse" al tratar de vender droga, pero en eso llegaron los federales. .. y ZAS! El último golpe asestado al respecto por miembros de la Policía Judicial Federal consistió en la confiscación de setecientos gramos de heroína de la considerada como de alta calidad, dentro del mercado negro y fuera de él. Comparada esfa cantidad de estupefacientes con otras decomisadas, es tan mínima como mínimo fue el automóvil en que transportaban la droga Rafael Pavón Mérida, Cristino Juárez Negreros y Arturo Miramontes Castellanos, el primero nativo del Estado de Puebla, el segundo de Jalisco y del tercero se dijo solamente que es muy conocido en Tijuana. El trío de presuntos traficantes viajaba a bordo de un Volkswagen modelo 1967, placas 937-YCC, a lo largo d? la avenida Lerdo de la colonia Juárez cuando fue interceptado por los agentes federales. Dichos individuos se dirigían a la línea internacional, por lo que se presume que ya tenían cliente en espera de la codiciada mercancía, sólo que no pudieron hacer el trato a consecuencia de ■ También a Cristino Alvarex le alcanzó la acción de los judiciales federales, cuando trataba de expender droga. monos de un año) y bajo su absoluta responsabilidad, como lo demuestran las notas que hábilmente ha firmado para darse a conocer como "periodista". En cierta ocasión en que le fue rechazado uno de sus "boletines" de prensa por el que esto escribe, al comprobar que la información vaciada en él ora falsa y ama nada, el locutor aseguró que lo había hecho así porque el comandante de la Policía y Tránsito de Tijuana, Lie. Jorge Barbosa Cobián, así se lo ordenó. Si en esta forma el señor Lucero Antuna trata de informar a los reporteros de los manejos de la policía, la calidad de información que sale de esa dependencia municipal está en duda, aun cuando sus jefes le ordenen que falsee la información que ahí se produce . Sugerimos a quien corresponda que el sueldo del jefe de Prensa y Relaciones Públicas de la Comandancia de Policía de Tijuana, sea mejor empleado, y que dejen que los propios reporteros trabajen sus informaciones, ya que solamente asi se tendrá una información real y no amañada por el propio jefe de prensa de las fuerzas de seguridad pública, o por los superiores de Lucero Antuna.