¡Qué contráete hay entre una comunidad pacifica y temeroea de Dios, y aquellas que están aterrorizadas en el mundo de boy! Ks difícil para aquellos que viven en una tierra de libertad y prosperidad darse cuenta de que millones de personas en otras tierras viven en constante temor, sin conocer el significado de la libertad que la mayor parte de la gente disfrutamos. ¡Cuán agradecidos debemos estar por la libertad que tenemos, aunque pueda ser limitada! Debemos compartir nuestros conocimientos de Cristo con los demás menos afortunados, para que ellos conozcan la paz y la felicidad de la cual disfrutamos nosotros. Oración: Padre celestial, bendice a flue viven en países agitados. M. 15 de septiembre: “Esfuércense vuestras manos, Zacarías 8:9-13. "Esfuércense vuestras mano s". Qué mandamiento más extrafio recibió el pueblo escogido de su Sefior. Sin embargo al pensar más detenidamente en él, no fue tan raro. La ciudad de Jerusalem había caído, los edificios estaban completamente destruidos o en muy mala condición y no se habían cultivado los campos en muchos afios. 81 se iba a restaurar la ciudad de Jerusalem tenía que trabajar. En cierto sentido todos tenemos que vivir en circunstancias semejantes a las que se enfrentaba el pueblo escogido al volver a Jerusalem. Hay muchos males que deben mejorarse en nuestra comunidad, muchas fuentes de tentación que necesitan desaparecer. Es fácil darnos cuenta del mal que existe a nuestro derredor, en nuestra nación, y en el mundo, y decir con sinceridad "¿Por qué no hacen algo en cuanto a ello?" Lo que debemos decir, sin embargo, es esto: "Con la ayuda de Dios haré algo en cuanto a ello". Dios todavía dice a los suyos en todo lugar: "Esfuércense vuestras manos". Oración: Ayúdenos, oh Sefior, a hacer nuestra parte en el mejoramiento de nuestra comunidad. Amén. M. 16 de septiembre: "Tu rey vendrá", Zacarías 9:9, 10, 16. Cuando el profeta pronunció estas palabras, el pueblo a quien habló evidentemente se enfrentaba con días obscuros y difíciles. Había un sentir de desesperación y desesperanza. El Inspirado profeta miraba más allá de las obscuras sombras de su época, cuando Dios enviarla a su Hijo a traer paz a la tierra. B hecho triste es que, aunque hace más de diez y nueve siglos que vino Jesús al mundo a traer paz a la humanidad, siguen las guerras y los rumores de guerras. No porque Jesús haya fracasado en su misión en el mundo, sino porque la humanidad no ha permitido que su espíritu more completamente en sus corazones. 81 la gente del mundo hiciera las paces con Dios por medio de Jesucristo, no tardarla el día en que vivieran en paz. Las guerras son causadas en parte por el temor, el odio, la avaricia y el orgullo. Todas estas actitudes feas del corazón humano desaparecen cuando entra Cristo, y en vez de ellas hay fe, esperanza, bondad, mansedumbre, verdad y amor fraternal. Oración: Padre nuestro, te pedimos por la paz del mundo. Amén. J. 17 de septiembre: El Sefior de Paz, Efeslos 2:11-22. Un joven extranjero que acababa de ingresar a un seminario asistió a un culto de oración donde se habían reunido 20 estudiantes de diferentes nacionalidades. B joven sintió adversidad hacia al-gunos estudiantes de ciertas naciones con las que su país habla peleado recientemente. El dirigente del grupo sugirió que cada quien orase en su propio Idioma. Al principio el joven no se conmovía con las oraciones de sus compafieros en idiomas que en general no comprendía. De repente, se fijó que había una palabra que podía comprender en casi todas las oraciones, era la palabra "Jesús". Se dio cuenta de que había algo en común en este grupo. Cada uno conocía a Jesús como su Salvador personal. En-tances pensó: "No hay este ni oeste en Cristo. En Cristo todos somos hermanos". La ciencia moderna ha hecho de todo el mundo una vecindad; pero es necesario que viva Jesucristo en los corazones de hombres y mujeres para que el mundo sea una hermandad. Oración: Ayúdenos a ver claramente, Sefior nuestro, que Jesucristo es la esperanza del mundo. Amén. V. 18 de septiembre: Morando en paz, Salmo 84:1-4, 10-12. Un grupo de barquitos de pesca se hallaba en una rugiente tempestad de mar. Los pescadores batallaron frenéticamente casi sin tener esperanza de que llegarían seguros a tierra. Después de mucho tuvieron éxito, llegaron a la bahía, y en las costas pudieron ver las luces que brillaban relucien- IL HOGA1 CRISTIANO 45