les maestros, que tanta sabiduría lograron inculcar en aquella criatura! Con los ojos de la imaginación, y cerrando los de la cara, nos figuramos el cuadro de la. escuela regional. Venustianito, muy avispado él, delante de sus sapientisismos dómines avecindados en Cuatro Ciénegas allá por el año de 1,860, oyendo las prédicas sobre incautaciones, préstamos forzosos emisión de bilimbiques, promulgación de decretos,—ya para el divorcio, ya para los cueros de res,—útil empleo de la dinamita en voladura de trenes y destrucción de puentes y fincas, caducidad de concesiones ban-carias, libertad de penados, filiación de estos en ejércitos legalistas, fusilamiento de reaccionarios y traidores, etc., etc., ¡todo ese desfile de gloriosos hechos consumados por el patriótico empuje del hoy indómito guerrero de Coahuila, y que han venido a efhar los cimientos de la futura y perpetua felicidad del ex-México Bárbaro! XXX Pasaré a las declaraciones. Estas se refieren a la emisión de los bilimbiques. Empiezo por confesar lo desacertado que estuve en una de mis epístolas cuando, metiéndome a profeta, vaticiné que habría de irse disminuyendo el valor total de lo emitido, por medio de decretos que nulificaran tales y cuales billetes considerados como falsos. Con toda humildad declaro que sufrí un error gravísimo al exponer ese pensamiento. No va a procederse así; y en mi deber de rendir culto a la verdad, aunque me amargue, hago pública confesión de mi desacierto. El procedimiento va a ser más rá- «SÍÜ23, Una ¿lucia áe pido y efectivo. Las declaraciones de Don Venus, no del todo francas y abiertas, por donde asoma ya el sagaz diplomático, dan sobrada luz, sin embargo, sobre la forma de hacer que desaparezcan en su totalidad los famosos bilimbiques. Estos no fueron lanzados, según el Primer Jefe, para que tuvieran un valor representativo en moneda extranjera, sino para satisfacer las necesidades de la revolución salvadora, prefiriendo este sistema al de préstamos forzosos que algunos de sus partidarios le aconsejaban al principio. Tampoco quiso emitir bonos que resultaran carga para el gobierno establecido una vez derrocada la usurpación. Del modo que él ideaba las cosas, resultaría el costo de las conquistas libertarias, proporcionalmente distribuido entre todos los habitantes y se estimaría a su tiempo como contribución de guerra. Me parece que en estos conceptos, si bien no son los textuales por no tener yo a la vista el impreso relativo, se trasluce lo bastante para que el público entienda que cada, cual se quedará con lo que le toque, ¡ene la nulificación oficial y el Gobierno DE FACTO no le debe a ningún nacido un sólo centavo. Es un medio de saldar cuentas entecamente pre-cons-titucional y democrático. Que no se decidió por los préstamos forzosos, bien lo sabemos en Jauja, y de ello pueden dar testimonio los miles de encarcelados ricos que por no soltar rápidamente las sumas que se les asignaban al arbitrio de los renovadores, una vez convertidos en gobierno, tuvieron que pasar semanas y meses vn celdas penitenciarias, rascándose la piel y la cabeza por el festín macabro de los parásitos en redención. Aquella se llamaba entones “contribución de guerra . Tampoco se molest ó a nadie con intervenir bienes urbanos y rasticos o-cnpar casas ajenas, quitar automóviles, caballos, ganado, etc , etc. Tcxlo eso se respetó como cosa sagrada y obra en poder de sus legítimos dueños. Así es que no hubo para el sostenimiento de la revolución sino ¡>j-rarnérite los bilimbiques, tal como lo hace público Don Venustiano. Por eso es justiciera y salvadora su idea. Un pequeño sacrificio como este, ¿qué importancia tiene sí se le compara con el imperio absoluto y definitivo de lá democracia y la gigantesca labor de reconstrucción nacional? Ahora nos explicamos todos, por qué el biíimbiqt e, a pesar del reconocimiento yanqui, no mejoró de tipo, sino antes bien ha descendido más aprisa que la caña de un cohete después del estallido en los aires. Ese papel no se emitió para que tuviera valor ninguno en moneda extranjera. ¡ Lo que significa no hallarse uno al tanto de los proyectos secretos de un jefe renovador! Vienen las divagaciones. los comentos, las profecías, los cálculos financieros, y a errar de medio a medio. Ahora sí, ya vamos viendo claro, por más que Don Venus ha querido dejar la cosa un tanto ambigua, con cierto sentido misterioso, púdicamente semi-velado. Dime ahora si tengo o nó razón cuando declaro que me equivoqué en mi augurio. Y mira si me gusta o no que la verdad resplandezca, aunque sea en mi propio daño. Tuyo de corazón, SILVERIO. ^'2% Silve- DESDE JA UJA Mi muy querido Vale-: con todo gusto he leí-tu fácil y ameno cscri-y tus sonetos supré-. Eso de tu plagio es chué-: bien sabes que de este mese escribieron a montó-versos en tiempo leja-, cuando desfacía agrá-, lanza en ristre Don Quijo-, Estoy de acuerdo contí-en cuanto expresa tu plu-con sátira tan agú-que se sienten las cosqui-. Te explicas a maravi-cuando exclamas muy garbo-: LA PROPIEDAD ES UN RO-; porque este es el mismo le-que el Tío de los decré-lleva eií su escudo glorió-. Por lo isto estás vencí-, y aplacada ya tu fu-, resuelves seguidla ru-del viejo barbas de chi-. Haces bien: es el cami-que da dinero y da fa-, y en menos que canta un ga-, muge un toro o ladra un líete ceñirá el Primer Je-banda de Divisioná-,