i /ONES DE LA CIUDAD I ..Por CARLOS S AM AYO A AGUILAR... Platón dijo que la tierra era cúbica, y tenia razón. Y la hubiese tenido, además, llega a imaginarla en forma de embudo. Porque Einstein nos ha libertado, y a. hora las cosas son como las queremos, y hasta, también, como no tas queremos casi. Nuestra gran angustia se halla hecha de mínimas 'angustias superpuestas. Nuestra gran angustia, nace de la aciJcz bucal que nos obliga a ver al odotólogo trep semanas, todos los días. .Nuestra gran angustia, viene de aquel zapato de puntera torcida que nos tiñó de azul la uña del dedo gordo del pie izquierdoi i I CIA DEL NORTE, S. A B las naciones más adelantadas se En usan, por ley, ARTEFACTOS DE ALU MINIO, porque no se rompen ni se DESPOSTILLAN, son más prácticos, Higiénicos y livianos. 8 3 I Nuestra angustia infinita, descansa en una falla de la célula hepática de la, mujer amada, que no comprende, que no puede comprender jamás nuestras quimeras y nuestras inquietudes. Agregúeme^ que nosotros mismos, tampoco mioca las compren demos. Nuestra angustia sin límites, cae a través del techo por una. gotera que suele es* tropearnos el tapiz y corre por la alfombra. Nuestra angustia imposible son esas notas trágicas, fatales de nuestra joven vecina que estudia el canto hace tres semanas. Por esc) Platón dijo que la tierra era cúbica. Pero Einstein nos ha libertado y no nos importa. Ni tampoco lo que dice Freud. Vi vimos carcomidos, oxidados por la insignificancia, y es éste el estado perfecto. Aquellos hombres no tienen trabajo y por eso lloran. Los árboles tampoco encuentran trabajo y sin embargo no arman en el mudo una pelotera tan espantosa. Nosotros debemos llorar porque tenemos trabajo. Pues es alegre cantar al sol con los ojos entrecerrados y el espíritu libre; y mejor todavía si no le cantamos al sol, ni mortifica mos a nadie com nuestras humoradas y caprichos. La tierra es redonda como unr naranja. Y para el enfermo de apendicitis, la tierra tiene la forma de un bisturí: y para el torero tiene forma de toro; y forma de sulfato para el niñoí glotón. Por eso estamos todos contentoa y tristes, y nerviosos, y blasfemos, y sublimes y torpes. Por el agujero de mi soledad veo pasar la vida, y me sonrío. Esperamos con verdadera fé que núes tro país evolucione usando estos productos en sus cocinas. ;.i i s I i a Subscríbase a esta Revista ;i I Teléfonos 300, 902 y 903 5 I DOR sólo veinticinco ■ centavos al mes la recibirá usted cada quince días. SraSKUSI® Página 6 REVISTA DB COAHUILA