REVISTA MEXICANA Semanario Ilustrado. | • -- T - - -- - - Año I. San Antonio, Texas, Septiembre 19 de 1915. Número 2 PaginaEditorial^ LA CONTESTACION DE CARRANZA Y EL MEMORI AL DE CALERO. ;Loe dos documentos políticos de mayor interes publi-cadori en Ir. última semana, son la. contestación que dió don Venosti*nc Carranza a la nota de! Secretario Lansing y los Plenipotenciarios de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Uru-. guay y Guatemala, y el memorial dirigido a estos mismos Plenipotenciarios por los Señores Licenciados Don Manuel Calero y Don Jesúr: Flores Magón. El primer 'documento es una respuesta negativa y categórica, que rechaza -de' plano las proposiciones de pacificación emitidas por el Secretario Lansing y los Diplomáticos de la América del Sur. Es una nota mal concebida y peor expresada, llena de falsedades notorias y de declaraciones inoportunas; pero que en su parte medular, proclama, sin reservas ni distingos, que los asuntos de México deben resolverse por México mismo. Sostiene un gran principio, apuntalado torpemente por vaciedades y fanfarronerías. , La nota de los Señores Calero y Flores Magón, está, por lo contrario, redactada de manera hábil y sutil. Rechaza la intervención - de los países extraños, y sin embargo reciirre espontáneamente a su autoridad para implorar como una gracia lo que podía exijirse como un derecho. Conden* la intromisión de otros pueblos en los asuntos interiores de México, y no obstante a ellos acude, para que decidan de la suerte He la Patria. Los verdaderos ^mexicanos sin embargo, no deben escatimar elogios a los Licenciados Calero y Flores Magón, por el fondo de su memorial, aunque, a decir verdad, habría sido más oportuno, que al dirigirse a las Potencias interventoras, se hubieran limitado a reprobarles su actitud. Los Licenciados Calero y Flores Magón han creído encontrar 1* clave de la situación mexicana, alabando la actitud de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay y Guatemala y censurando la conducta del Gobierno Norte-America no. . No comprenden que si las conferencias de Lansing y lo. Plenipotenciarios se celebran, es únicamente porque los Estados Unidos invitaron a las repúblicas de la América del Sur que son nuestras hermanas de tradición y de saogre. Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y Guatemala, no lucieron absolutamente nada para remediar la ’"’^uia de México durante un año; esperaron que Estados Unidos los invitara y accedieron a firmar con el Secretario Losing un memorandum, en donde francamente se*nt®rvl"“" los asuntos interiores de nuestro pobre País. Hasta hoy no {2t techo más que ayudar a salir a los Estados Unidos del abismo en que se hallan. Cuánto mejor hubiera sido que estas naciones, en lugar de aceptar la invitación, se hubiesen negado a concurrir a tas mencionadas conferencias, como Colombia, Perú, Venezuela y El'Salvador, como todas las demás nació- oes del Continente. Por lo demás, el memorial de los Señores Calero y res Magón tiene el lenguaje tendencioso de todo aquel que dewa halagar * muchos, y se reserva, por tanto, infinidad de retiradas seguras. Ataca con acritud a la revolución; ^ro éonfiesa q« “algunos hombres h.o”°™“”syJ?” oue aún quedan en tas facciones, son impotentes para un S^ir atTnSdo. de la mayoría." Todo esto seria admirable, si, como en 1912, se pudiera seguir teniendo un pie "n el Gobierno de la República, y otro pie en las filas de oposición. Era muy fácil en aquel entonces utilizar al G biemo del Señor Madero para adquirir una curul en el Senado de la Nación, y luego, aparentando una ecuanimidad sublime, ir a la Cámara Alta a atacar la Admir^tración que les había dado vida. Pero desgraciadamente para los firmantes del famoso memorial, esos buenos tiempos ya no volverán. En los tres últimos años se han registrado acontecimientos tremendos, que han variado en lo absóhito la decoración .nacional. La República ya no quiere “hábiles" que se salven, sino hombre de corazón que la salven. Se necesita una generación de hierro que tenga esta suprema virtud: “saber quemar las naves." Tanto el documento del Señor Carranza como el del Señor Calero nos confirman en la idea que nos temos formado de sus respectivos autores. Carranza es el obcecado de siempre, el fanático que no ceja, y que hoy por una coincidencia afortunada del Destino, al defender sus .particulares intereses y sus ambiciones políticas, defiende también vn principio salvador para la Nación. Don Mamie! Calero también sigue siendo el hombre dúctil, ponderado, que se pasa de listo, que fué porfirista sin serlo, que repitió la suerte con el maderismo, que quiere sin querer y que nri^ *r«ta sin protestar, cualidades espléndidas para ser Subsecretario de Fomento en tiempos de Don Olegario Molina, o Ministro de Justicia en la época de de la Bárra; pero enteramente ineficaces para orientar un pueblo ensordecido por los clamores de la tempestad. Nosotros, que nos colocamos en un punto de vista netamente mexicano, declaramos que si la desaparición de Carranza, que tanto anhelan los Licenciados Calero y Flores Magón, significaría una gran liberación para nuestra pobre Patria, la desaparición de la Asamblea de Plenipotenciarios, que intentan resoiver ntiestros destinos, serta una liberación mucho mayor. Porque Carranza es' una amenaza pasajera: si no lo derrumban sus adversarios, lo destruirán sus amigos. Y aún en el caso pavoroso de que lograse consolidar su régimen funesto, los males que le pueda inferir a la Patria, quedarían limitados a los cortos años que le restan de existencia. En cambio, el peligro que lleva en sí la Asamblea de Plenipotenciarios es eterno, porque sienta un precedente maldito y deja menguadas para siempre nuestra indepedencia y nuestra soberanía. ¿Que Cararnza es el menos indicado para asumir una actitud nacionalista? ¿Que ayudó a los norte-americanor. en Abril de 1914, en lugar de contribuir a expulsarlo» del territorio patrio? ¿Que lo único que é! procura es mantenerse indefinidamente en el poder? Todo esto es rigurosamente exacto; pero la verdad es verdad en donde quiera que se encuentra; y no por que Carranza apoye a una causa noble, cor. aviesas intenciones, va esta causa, a quedas-desprovista d.: S’l nobleza. Es preciso salvar la soberanía mexicana a toda costa. Urge evitar que los Ministros extranjeros controlen nuestros asuntos interiores. El triunfo de Carranza nos traería a’gunos años de dolor, varias ciudades destruidas, muchos campos desolados, una# nueva vergüenza en nuestros anales y un nuevo sonrojo en la faz de nuestra historia; pero en medio de tanta tristeza podríamos conservar la esperanza de reconstruir lo demolido, el ensueño divino de redimir las faltas de los hombres de hoy por medio de la virtud y del trabajo. En cambio, la aceptación del plan I»ci-ficador del Secretario Lansing significaría el ocaso definitivo de nuestra amada nacionalidad.