Mareo REVISTA EVANGELICA 151 El Motivo Supremo ---o--- Nuestro motivo supremo al trabajar por ganar almas debe ser “la gloria de Dios." Poseídos de un imperecedero amor hacia Aquel que primeramente nos amó, tendremos una inspiración para buscar a los que están en el pecado, pero por quienes Cristo dió su vida. Todos nuestros esfuerzos serán, como lo expresa Pablo en su epístola a los Efe-sios: “Para la alabanza de su gloria.” “El amor de Cristo me con-triñe A buscar el alma perdida de los hombres." El amor nunca deja de ser. El amor no admite la palabra “imposible” El que trabaja impulsado por un interés egoísta y el que trabaja impulsado por un amor desinteresado, viven en esferas enteramente distintas. Unos mineros quedaron sepultados bajo los escombros de un terrible derrumbe en la mina, y una multitud de hombres trabajaban por socorrerlos y sacarlos. De pronto se presentó un encanecido anciano quien cogiendo una pala empezó a trabajar con la fuerza y la energía de diez hombres. Alguno se ofreció a reemplazarle, pero el anciano gritó: ¡“Quítese Ud.; dos de mis hijos están enterrados allí abajo!” El amor triunfará, y aquel cuyo corazón late con el amor de Cristo, encontrará verdadero gozo en rescatar del pecado a aquellos que fueron comprados por su sangre, para que sea glorificado su nombre. Estudiad su vida de abnegación Fijaos de nuevo en lo que sufrió por los hombres pecadores. Quedaos en Getsemaní y ved la agonía del Calvario. Entonces vuestro corazón empezará a latir con amor hacia “Aquel que nos amó primero.” Recibid una nueva visión de nuestro Salvador una vez crucificado, pero ahora resucitado, y admiradlo hasta que la hermosura de su vida sin igual, encante vuestro corazón y estéis listos a decir: “Ven y toma posesión de mí, nunca tú de mí te alejes; mas sé conmigo, y tu presencia fiesta eterna sea de amor.” Entonces os sentiréis poseídos del más alto motivo que pueda impulsar al corazón humano y el trabajo individual para el Individuo vendrá a ser un verdadero deleite—J. W. Mahood.. ♦ ♦ • • Los libros nos dan de todo, sólo que nosotros debemos saber escoger lo que más nos convenga. —Rosa Ulloa. ♦ ♦ » Con los libros recreo el ánimo en mis ocios, y educo, sin más estudios, el corazón y el entendimiento de mi hija—Ricardo León.