36 EL MENSAJERO JUVENIL EL MENSAJERO JUVENIL 37 f 1 1 ■» J ) i briza y se captó las simpatías de los aborígenes. Construyó otro barco mús grande y viajó de isla en isla viendo los cambios que la vida cristiana había hecho en la gente. No estaba satisfecho. Allá en el occidente había otras islas donde todavía redoblaba el tambor de la muerte y los hornos servían para asar carne humana. Las chalupas de los caníbales atravesaban el mar y los bárbaros descendían sobre las islas más indefensas llevándose a las víctimas para torturarlas (Usese otra vez el mapa para enseñar la isla de Erromanga. Al sur de Fiji está Polinesia, las islas parecen estar cercanas, pero en realidad hay una distancia de mil millas entre ellas). Ixjs comersos de Williams eran de Polinesia, gente cobriza, inteligente y lista para aprender. Al oeste quedan las otras islas donde los aborígenes parecen negros, son torpes y salvajes. III. El Mártir. Williams decidió ir a esa lejana isla a llevarles la historia de Cristo. Se despidió de su gente en un culto, hombres que habían sido caníbales lloraban y su esposa con amargura le dijo: "No desembarques en la Isla Erromanga.” A media noche embarcó para las islas occidentales, decidido a que si Dios lo mandaba iría a la temible isla. Después de navegar seiscientas millas, el capitán le dijo que en breve divisaría las islas. Williams desembarcó en varias de ellas y dejó regalos para los reyes y tras una horrible noche de insomnio vió las colinas de Erro-manga. ¿Cuáles serían sus pensamientos al estar parado sobre la cubierta del barco? Tanto dependía del triunfo en aquella isla, porque si los bárbaros se convertían ellos podían pasar el Evangelio a las otras islas. ¿Por qué ordenó Williams que bajaran la lancha? Desde la cubierta podían ver una chalupa que venia de la playa y Williams dió órdenes que bajaran la lancha para ir a encontrarla. En Juan 12:26 encontramos palabras que deben de inspirarnos para hacer obra de) Señor. El barco Camden, el último de los barcos de Williams, plegó sus velas cerca de la isla de New Hébridas. Una chalupa vino de la costa al encuentro del buque. Al ver-la, bajaron una lancha del buque y cuatro ingleses bajaron en ella, el capitán, Juan Williams y dos amigos. Las lanchas se encontraron y los blancos ofrecieron re-galos, luego remaron hacia la costa donde aborígenas de negras caras y crespo cabello estaban esperando. Williams les mostró una cubeta para pedirles agua y se la dieron después de hacerlo esperar mucho rato. Las historias de esas islas eran crueles y horrorosas y hasta el valiente capitán Cook había tenido que huir de allí perseguido por las flechas y los dardos de los aborígenes. El misionero y sus compañeros bebieron el agua para demostrar que eran amigos y luego echaron pie a tierra. El capitán se quedó atrás amarrando la lancha. Cuando estuvo a punto de seguir, oyó gritos y vió a los blancos que venían corriendo, los salvajes los perseguían. Williams fue el último y al llegar a la orilla se tropezó y los caníbales le apedrearon y golpearon con sus macanas y por último con mano despiadada arrastraron su cuerpo y los de los otros a la playa y después se supo que se comieron sus cuerpos. El Camden regresó a Samoa. De la playa salió otra lancha a encontrar al buque y desde lejos oyeron los gritos que preguntaban por Williamu. Alguien contestó: "Muerto, Williams está muerto," y los cobrizos remado-res al oir aquellas palabras rompieron a llorar. El les había dejado para ir a llevar el Evangelio a las islas y su sangre había teñido las playas de Erromanga. ¡Ave Williamu, Ave Tama! eran los gritos que rompían el silencio de la noche, eran los fieles cobrizos que lloraban por su maestro. Años más tarde dos jóvenes cristianos educados en una de las escuelas de Williams llevaron el Evangelio a la fatal isla de Erromanga a ios mismos hombres que mataron a W'illiams. El había muerto, pero su obra continuaba. TEMA PARA LA U. B. DE J. SEPTIEMBRE 12 DE 1926. Sesión de Estudio Bíblico.—Salmo Ciento Diez y Seis. LECTURAS BIBLICAS Lun. Sept. 6. Ix>s Sufrimientos de Pablo, 2 Cor. 11:23-33, Clave: V. 23. Mar. Sept. 7. Gracias en abundancia, 2 Cor. 12:1-19, Clave: V. 9. Miér. Sept «. La bendición de Pablo, 2 Cor. 13:1-12, Clave: V. 11. Juev. Sept. 9. La intrepidez de Pablo, Rom. 1:14-24, Clave: V. 16. Vier. Sept. 10. Todos necesitan salvación, Rom. 3:1-23, Clave: V. 23. Sáb. Sept. II. Justificados por fe, Rom. 3:24-31, Clave: V. 28. INTRODUCCION Este salmo es personal, los pronombres “yo," “a mi" o “mi" se encuentran en todos los versículos menos el 5 y el 19. El escritor acaba de ser librado de un peligro y expresa su gratitud a Dios. Todos podemos aprender mucho de esta alabanza, lealtad y amor. I. Su amor ■ Dio* (Salmo 116:1-4). "Amo a Jehová" es lo primero que dice el escritor y * da sus razones para amarlo y esas razones son testimonios de la bondad de Dios. El amor de Dios engendra amor por El, si amamos a Dios con sinceridad, amaremos todo lo que El ama. Podemos decir con el salmista como con Juan: "Nosotros le amamos a él porque él nos amó primero.” El amor a los que le temen toca sus corazones y fluye en todas direcciones, mas como es natural se eleva primero a Dios. (1) El salmista dice por qué ama a Dios—lo que Dios hizo por él—Dio* le ayudó en tiempo* de tribulación. "Rodeáronme los dolores de la muerte, me encontraron las angustias del sepulcro: angustia y dolor había yo hallado.” El se encontraba en gran tribulación, pero no explica cuál era la causa de su dolor. Tal vez sea mejor que no lo haya hecho, pues el haber dado detalles, nos hubiera hecho considerar nuestras penas triviales y no las llevaríamos al Señor. El salmista dice alabar a Dios por la ayuda que presta en todo caso. (2) La* pena* no* hacen pedir ayuda a Dio*. Nos dice que él hizo cuando se vió colmado de penas: "Entonces invoqué el nombre de Jeohvá diciendo: Libra ahora oh Jehová, mi alma" (v. 4). Uno de los propósitos de las penas es hacernos acudir a Dios. Con cuanta más frecuencia vamos a Dios en las penas que en la prosperidad. La tribulación hizo al salmista ir a Dios en oración y podemos imaginarnos que después se regocijó de haber tenido esa pena, pues por ella llegó a tener un concepto más claro del carácter de Dios. (3) E* alentado para el futuro. Otra cosa le vino de es» pena: Puesto que Dios le oyó él se propuso que desde ese día acudiría