derativa, la auaencia absoluta de mu organisation national, hace que en ella se concentren las miradas ansiosas del país. México necesita urgentemente un centro coordenador de energías, un punto de orientación, algo que tenga siquiera una sombra de legalidad; y como el caudillaje y la anarquía le impiden ir a las casillas electorales a nombrar sus legítimos mandatarios, y como por otra parte ai la República sigue fuera del orden constitucional, corre el peligro de desaparecer, todos los mexicanos verían con júbilo, que los representantes de un Estado, aceptando las responsabilidades del momento, asumieran el gobierno nacional y se echasen sobre los hombros la magna empresa de reconstruir a la Patria. Si las autoridades de Oaxaca vieran que había otros Estados en idénticas condiciones al suyo, lo que procedería sería formar una liga semejante a la que se formó a raíz del golpe de Estado de Comonfort. Pero es inútil escrutar los horizontes: lo único que en México queda edificado sobre el terreno de la elección popular es la Legislatura de Oaxaca: a ella, pues le corresponde el honor—y el deber también— de asumir la autoridad suprema de la Nación: Si así lo hicie re, y después de formular el decreto de reinstalación de los Supremos Poderes Federales, nombrare el Presidente Provisional que hubiere de convocar a elecciones generales, todos los mexicanos que actualmente están divididos por odios y resentimientos se congregarían de nuevo bajo la bandera santa de la legalidad y el orden. (Es rigurosamente constitucional esta línea de conducta? —No se trata de hacer algo apegado extrictamente a la. Ley, sino algo que la restaure. Además, el artículo 128 de la Constitución ordena imperativamente, y cuando no existe más que un camino para cumplir lo mandado, hay qi e guirlc sin vacilar. Los funcionarios que tengan el valor de aceptar una responsabilidad tan grave, pueden contar de antemano, con que la Nación aprobará a i conducta. Oaxaca debe seguir las huellas del más ilustre de sus hijos. Hace medio siglo que Juárez hizo que la Patria volviera al carril constitucional después de una lucha tremenda en contra del extranjero. Hoy la República se vuelve a encontrar fuera del reinado de la Ley, y los descendientes del Reformador, pueden imitar su conducta: después de salvar a su Estado, su obligación es iniciar la salvación de la Patria. CRISTOBAL COLON Composición original de Rubén Dari >, gran poeta que acaba de morir en Nicaragua, después de haber hecho revolucionar prodigiosamente las letras Latino Americanas. ¡Desgraciado almirante! Tu pobre América, tu India virgen y hermosa ¡le sangre cálida. la perla de tus sueños, es una histérica . de convulsivos nervios y fíente pálida. LTn ilesastroso espíritu posee tu tierra: donde la tribu unida blandió sus niazas, hoy se enciende entre hermanos perpen a guerra, se hieren y destrozan las mismas razas. Al idolo de piedra reemplaza ahora el ídolo de carne que se entroniza y cada dia alumbra la blanca aurora ets los campos fraternos sangre y ceniza. Desdeñando a los reyes nos dimos leyes al son de los cañones y los clarines. y hoy. al favor siniestro de negros reyes, fraternizan los Judas con los Caincs. Bebiendo la esparcida savia francesa con nuestra boca indígena semiespañola. d:a a «lía cantamos la “Marsellesa" para acabar danzando la "Carmañola." Las ambiciones pérfidas no tienen diques; soñadas libertades yacen deshechas: ¡eso no hicieron nr.nca nuestros caciques. a quienes las montañas daban las flechas! Ellos eran soberbios, leales, francos, reñidas las cabezas de raras plumas: ¡ojalá hubieran sido los hombres blancos como ios Atahualpas y Moctezumas! Cuando en vientre de América cayó semilla de la raza de hierbo que fue en España, mezcló su fuerza heroica la gran Castilla con la fuerza del indio de la montaña. ¡ Pluguiera a Dios las aguas antes intactas no reflejaran nunca las blancas velas. ni vieran las estrellas eetnpefactas arribar a la orilla ti s caravelas! Libres como las ági ilas. vieran los montes pasar los aborígenes por los boscajes, persiguiendo los pumas y los bisontes con el dardo certero de sus carcajes. Que más valiera el jefe «litro y bizarro que el soldado qtie en fango sus glorias finca, que ha hecho gemir al zipa bajo su carro o temblar las heladas momias del inca. La cruz que nos llevaste padece mengua; y tras encanalladas revoluciones. la canalla escritora mancha la lengua que escribieron Cervantes y Calderones. Cristo va por las calles flaco y ,-telenque: P.arraliás tiene esclavos y charreteras, y las tierras del Chibcha, Cuzco y Palenque, han visto engalanadas a las panteras. ! Duelos, espantos, guerra, fiebre constante en nuestra senda ha puesto la suerte triste. Cristóforo Colombo, ¡pobre almirante! ruega a Dios por el mundo que descubriste.