-Adiós, señorita Mackenzie. Que tenga usted unas buenas vacaciones. Hasta septiembre. Arlene Mackenzie, sentada a su mesa, levanto penosamente la cabeza. Pensaba que el último de sus alumnos se había ido. Pero aqui estaba Ned. de diez años de edad, de espaldas a la puerta. Ella tenia muchas cosas que hacer antes de tomar el tren de la tarde. Procuró no mostrarse enojada. —Adios Ned ¡Que tengas unas buenas vacaciones tú también! No contestó a la última observación del niño. Había decidido ocultar que no volvería en septiembre. -Tendréis que acostumbraros a un nuevo profesor cada año." pensó. "Nadie podría quedarse en esta escuela del pueblo mucho tiempo La puerta se cerro sobre Ned. y éste se marchó. Arlene miró al pequeño banco oscuro de frente, donde permanecía la sombra de Ned Había sido éste el terror de la clase; hijo de una mujer que lo había abandonado y de un padre cuya reputación en el distrito dejaba mucho qué desear Ella lo había castigado muchas veces. Y él había esperado que se marcharan los demás únicamente para decirle adiós. ¡Extraño chiquillo! El año entero había sido diferente de cualquiera de los que Arlene había conocido antes. Su primer año de enseñanza ¡cuán solitario ha-bia sido! Ahora junio había venido. Una mariposa brillante y amarilla y una pequeña abeja revoloteaban por las ventanas abiertas. Arlene era feliz ¡Oh. qué bueno será estar en casa otra vez' En su bolsillo estaba la promesa de una colocación en la ciudad. ¡Qué maravilloso será poder enseñar en una bonita aula en vez de estar entre esos muros sucios los cuales había tratado de cubrir con mapas y dibujos! En donde los niños llevarían buenos vestidos en vez de abrigos remendados. En donde los chicos estarían bien peinados en vez de presentar desordenadas cabelleras como la de Ned. ¡Y qué bueno seria volver a casa por la noche con su familia y sus amigos! Su madre le había mencionado en su última carta, cuanto extrañaron las jóvenes en la iglesia a su primera presidenta ¡Quizá volvería a serlo de nuevo! ¡Como previa la atención que pondría al servicio del culto en una verdadera iglesia y escuchando a su propio pastor! Le había hecho tanta falta cuando, domingo tras domingo, durante los pasados meses había reunido a varios niños en casa de la señora Lacey, en donde se hospedaba, y les había dicho cuánto el Salvador los había amado. Había sido una penosa experiencia de sentirse tan sola e incapaz Los niños habían conocido tan poco de Cristo, que dudaba si recordarían algo. Aunque extrañase a los niños. ahora mismo, en el desusado silencio de esta mañana, los bancos parecían poblarse con los chiquillos. Fin de Curso Olive Mary Stewane LA LITERATLRA E.W EE HOGAR Samuel O. Libert ¡Cuántas travesuras habían hecho! Vivamente recordaba el día que habían obstruido la bomba para el agua con cortezas de pan. y tuvo que trabajar con la herrumbrosa manguera durante una hora probando de sacar agua. Pusieron ranas y caracoles en la gran cesta de los papeles, y ¡cuánto se habían reído las chicas de sus ojos brillantes de miedo! Recordaba aquella mañana cuando encontraron el nido de unos ratoncitos feos y sin pelos en el piano y uno de los chicos había dejado los animalitos chillando sobre su silla .... Los niños habían sido malos, incluso, crueles. ¿No le habían quitado el bastón a un cojo y lo rompieron de tal modo que el pobre anciano sólo pudo aprovecharlo para echarlo al fuego? Y cuando se marchaba cojeando, desde la escuela una voz aguda, probablemente la de Ned. había cantado: "Erase un hombre encorvado"... Si. que le toque el turno a otro el próximo año para intentar mejorarlos. Arlene consultó de nuevo su cuaderno antes de cerrarlo, poniendo ordenadamente los registros de la clase en un rincón del cajón y cerró la mesa. ¡El último paseo hasta la casa de la señora Lacey! Arlene respiró profundamente el aire de la montaña careado del perfume de las flores. ¡Qué bueno era vivir un dia como éste! Hola, señorita Mackenzie, usted casi pasa ante mi sin verme y yo que la esperaba" .. Arlene se paro. Sentado contra el último pilar de la escuela estaba Ned. "Me esperabas" ... Con razón la voz de Arlene resonó sorprendida. Pocas veces había tenido compañía cuando se iba a casa. Ned estaba a su ■Pasa a la página 13- EL PROMOTOR DE T A INFLUENCIA creciente de ^-'la1 palabra impresa en la sociedad, es un hecho que ya nadie discute. No ha mucho alguien afirmo que el papel es una de las armas más poderosas con que cuenta la presente "guerra fría." y que —en las actuales circunstancias— su valor como tal es semejante ¡y hasta superior! al de la bomba atómica. La prensa mundial no es hoy un mero vehículo de información, puesto que se ha transformado esencialmente en valioso instrumento de propaganda al servicio de determinados intereses. El periódico que llega a nuestras manos es el fruto del sutil trabajo de hombres, instituciones y gobiernos, orientados hábilmente para que actúe en el campo psicológico de los pueblos, siempre accesibles, y logre las reacciones previamente calculadas. Es asi que los hogares cristianos se ven amenazados por esas "voces de tinta." cuyas prédicas siembran odios, crean prejuicios, desvirtúan sanos principios, y engendran toda clase de agresiones. Papeles y papeles que cubren el mundo, que cultivan rumores, que provocan intranquilidad. que llevan al hombre el mensaje materialista de una civilización sin Dios. Vedlos en las manos de millones y millones de seres, ávidos de lectura, en las calles, en los comercios, en los vehículos, en los hogares. ¡Cuántas bajas pasiones alimentadas por la literatura mundana, cuántas ambiciones indignas, cuántas familias destrozadas! Y he aqui la triste paradoja: La prensa, que debió ser siempre vehículo e instrumento de cultura, es considerada ahora como "arma de guerra." ¡Tremenda desgracia del género humano! Todo descubrimiento, todo progreso de la civilización, se vuelve en su contra y colabora EDUCACION CRISTIANA en el vertiginoso proceso de destrucción que arrastra al mundo hacia nuevas tragedias y apresura el momento del fin. El niño, que lee sórdidas aventuras de "gangsters;" el joven, que se entretiene con las revistas que cuentan los escándalos de Hollywood: los hombres y mujeres. a cuyo alcance —por pocas monedas— hay toda clase de libros inmorales, todo tipo de literatura repugnante: ¡todos! Si. toda la humanidad, voluntariamente o no. se encuentra ante la amenaza diabólica de la palabra impresa, medio que Satanás ha sabido aprovechar con notable astucia, para acrecentar su reino de pecado. Quienes no han comprendido la importancia de la literatura cristiana como dique de contención contra el torrente infernal de las "voces de tinta." serán tristemente indefensos. La palabra de Dios, "viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos." es la única defensa que con toda confianza podemos utilizar, para mantener firme la integridad del hogar cristiano ante el peligro que dejamos señalado. El mensaje bíblico contenido en la literatura cristiana y llevado por ella a nuestros hogares, constituye una auténtica panacea para todos los males derivados no sólo de la mala prensa, sino también de todos los aspectos del pecado que puedan afectar la vio familiar. Si los reinos del mundo comprenden el valor de la palabra impresa y la utilizan para el logro de sus fines, tampoco nosotros desconocemos la maunifica influencia de la literatura cristiana en el hogar. Cuanto más abundante el material, cuanto más frecuente su lectura, tanto más y mejores serán los resultados obtenidos. Es probable que gastemos mucho dinero en diarios, revistas y libros mundanos, pero muy poco en literatura cristiana. Ello explica. aunque sólo sea en parte, la organización y funcionamiento deficiente de muchos hogares cristianos. ¡Y qué tristes resultados! Niños que van a la Escuela Dominical conociendo al detalle las acciones de sus "héroes" predilectos en historietas de periódicos comunes, pero que ignoran vigorosos relatos bíblicos que pueden influir decisivamente en la formación de su personalidad Jóvenes que leen prolijamente las crónicas deportivas o cinematográficas, pero jamás se interesan por la obra misionera en lejanos campos, cuyas noticias se encuentran en muchas revistas cristianas. Adultos de ambos sexos muy preocupados por los problemas políticos y económicos, la guerra, la inflación y otras cosas que tratan los diarios con grandes titulares. pero nunca se ocupan en estudiar un libro de doctrina o suscribirse a algunos periódicos denominacionales para conocer también los inconvenientes que surgen en la Obra del Señor y que deben vencerse. 'Pasa a la página 7< ¿Cuánto vale el niño?