£a 5e L 'familia Por JOSI MAMA HUIZ Boee: B Matrimonio Siempre me ha preocupado la liviandad con que se trata el asunto del matrimonio, entre nosotros, evangélicos o no. Desde que dos jóvenes inician o tratan de iniciar sus relaciones, con miras de un posible futuro matrimonio, son generalmente el objeto de bromas que revelan la idea poco seria que se tiene de la cosa más santa y trascendente que hay en la vida, así individual como social. Pero no son únicamente los demás, sino con frecuencia aun los mismos posiblemente futuros esposos quienes tratan el asunto con cierta mal entendida vergüenza, como si ellos mismos pensaran que lo que tratan de realizar es cosa no muy correcta, sino vergonzosa. O bien, ellos mismos, los novios, dan muestras o sospechas, desde un principio, de sus no muy limpios propósitos, como si el matrimonio no fuera otra cosa sino un medio y oportunidad de satisfacer bajos instintos. Esto es entrar con pie falso en cosa tan seria e importante. Honroso es en todos el matrimonio", dice la Palabra de Dios. ¿Qué Concepto te ha* Formado del Matrimonio? Es evidente que, según el concepto que tengamos del matrimonio, así será nuestra conducta en él. Si el concepto es errado, será errada nuestra actitud; si es correcto y justo, será correcta y justa nuestra actitud. Alguien escribió: “El que ha triunfado en el matrimonio, ha triunfado en su vida; el que ha fracasado en su matrimonio, ha fracasado en su vida." Este modo de expresarse parece una exageración; pero no es sino lo justo. Un error gravemente funesto, que conduce al fracaso, consiste en que nuestros jóvenes, ellos y ellas, con frecuencia se inspiran en motivos poco honestos al iniciar su amistad con la idea del matrimonio: como si fuera únicamente para la satisfacción del instinto de reproducción. No se conciben los fines más altos y nobles que encierra. Semejante error, no solamente frustra esos nobles fines del matrimonio, sino redunda en mal de la misma prole que de él resulte, y es el fracaso de los La Santidad del Matrimonio La idea correcta del matrimonio, la que nos lo hace concebir como cosa muy seria y muy santa, y nos permite entrar en el estado matrimonial con pie seguro y con garantías para ambos cónyuges, tiene que relacionarse y derivarse de otra idea muy alta, a la cual, aun muchos que la reconocen, no le atribuyen su debido valor, ni saben sacar de ella las serias consecuencias que contiene. Este concepto alto del matrimonio se inspira en el hecho bíblico de que Dios crió y unió, con lazo santo e indisoluble, a la primera pareja humana; y que el mismo Dios, por tanto, fue quien bendijo el primer matrimonio y le señaló sus fines; la procreación, ciertamente, al decir: "Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra." Así la procreación misma viene a elevarse a un nivel superior, noble, divino, que no es el mero engendrar de la bestia. El propósito santo de Dios la ennoblece. Pero, la santidad y la altura moral del propósito divino al establecerse el matrimonio se nos manifiesta más claramente en la idea divina, reveladora de la ternura paternal y del IL HOGAR CRISTIANO