-----—------- Direotor: RICARDO FLORES MAGON -■ ... ■ 1 ........ . . .. y- - ■ —:....... —-------------------- SECRETARIO DE REDACCION; Administrador" Jefe de Redacción: Juan Sarabia. AÑO L—3» EPOCA. ANTONIO I. VILLARREAL Enrique Flores Magon OFICINAS: 1752 S. 18th. St. — SAINT LOUIS, MO„ E. U. A.— Mayo IR de 1906. TOMO IV.-No 7. ¡ADELANTE Los Obstruccionistas. LIBERALES! Pronto se proclamará solemne y definitivamente el Programa del Partido Liberal, en el que quedarán fielmente traducidas las nobles aspiraciones del pueblo mexicano. Toda la lucha de años anteriores ha venido preparando este acontecí miento que será, si lo queremos, la aurora de nuestra redención. El combate desigual por largos años entre los oprimidos débiles y la tiranía enseñoreada del poder; el sacrificio de loa quo luchaban—sacrificio del bienestar, de la libertad, y aun de la vida de algunos defensores del pueblo—; las adversidades, las derrotas, los peligros; la pugna tremenda de la vida redentora con los mil obstáculos que se oponen á su avance; todo esto ha sido el necesario doloroso prólogo de la organización y desarrollo del Partido Liberal. Podemos sentirnos orgullosos los liberales: en una lucha en que todas las desventajas materiales estaban de nuestra parte, hemos podido, no sólo defendernos, sino fortalecernos; no sólo resistir los ataques, sino ganar, palmo á palmo, terreno á nuestros enemigos. Como un ejército sorprendido y disperso que se rehace bajo el fuego de los contrarios, así los liberales, desunidos, débiles y en plena confusión, hemos logrado reorganizarnos y fortalecernos, bajo la furiosa persecución de la Dictadura, y ya nuestras filas, engrosadas continuamente por nuevos entusiastas, se cierran compactamente ante el despotismo, prestas A enarbolar como bandera que las hará Invencibles, el Programa del Partido Liberal. Podemos sentirnos satisfechos loe liberales de lo que hemos realizado, pero debemos también considerar que es muy poco junto á lo que nos falta Í>or hacer. Apenas llevamos media i ornada; apenas tenemos recorrida la mitad menos áspera del camino. Nos falta la otra, la más ardua, la más i empinada, pero también la que conduce A Ja cumbre, y debemos disponernos á escalarla. Hemos conseguido ya la unión, sin la cual no era posible ni siquiera pensar en la acción. Necesitábamos ser | antes de que pudiéramos pensar en haobr. Ya organizados, conscientes | de poder cumplir lo que nos propusiéramos, fné tiempo de plantear la gran cuestiónr ¿por qué luchamos? ¿qué ofrecemos al pueblo, al que estamos llamando bajo nuestras banderas, en cambio de la vieja tiranía que . nos proponemos destruir? La respuesta la dará el Programa de nuestro Partido: allí estarán claramente expresados nuestros ideales, lo que anhelamos para el pueblo y lo que lo invitamos á realisar, uniendo sus esfuerzos á loa nuestros. El proceso seguido para la formación del Programa—incluyendo en él las opiniones de todos los ciudadanoe honrados que han querido colaborar á formulario-garantiza su exacta relación con Jas aspiraciones popularee y hace prever con toda seguridad la buena acogida que obtendrá generalmente Tendrá, sin duda, rabiosos e-nemigos: todos los opresores que se ven amenazados de perder autoridad S riquezas; todos loe potentados que an hecho del trabajador un siervo y que ya no podrán aumentar sus millo-> nes robando vilmente á los proletarios; todos los egoístas, y los traficantes y los picaros que medran á la sombra del infame régimen imperan te; pero los hombres de corazón que anhelan ver al pueblo libre de las cadenas que lo agobian, los patriotas que buscan el engrandecimiento nacional en el bienestar de los mexicanos todos, y la inmensa masa de los desheredados, de los oprimidos, sobre quienes pesan todas las explotaciones y todas las tiranías, recibirán el Programa del Partido Liberal, como un anuncio consolador de la redención ansiada, y vislumbrarán, llenos de es-Eeranza, el advenimiento de la era de | ibertad y de Justicia con que todos ¡ sofismos y que tanto ha tardado en llegar. Seguro es, pues, que el Programa sea bien acogido por la mayoxía de los mexicanos; pero no bastará esto ‘ solamente: es preciso que los que veamos en ese Programa el remedio á nuestros grandes infortunios, nos i propongamos llevarlo á la práctica ' con firme resolución. Si á eeto no nos decidimos, si nos conformamos con, dedicar al Programa una admiración platónica, si nada más deseamos que ; se rpalice, pero no ponemos para lograrlo nada de nuestra parte, pode-moa estar convencidos de que condenamos á nuestra Patria á una esclavi- | tud irremediable, pues no será con simples deseos como podamos darle libertad y grandeza. Ño; no nos dediquemos A soñar, cerrando los ojos á la realidad brutal que nos rodea; al conocer cómo podría ser dichoso y próspero nuestro pueblo, no dirijamos la mirada al cielo, ni sonriamos con seráfica expresión, ni nos concretemos á exclamar románticamente: u0h, si esto se realizaraT---n Me- i jor miremos en torno nuestro, observemos el contraste entre la dolorosa realidad y la hermosura de nuestros anhelos, y que el espectáculo de nuestras actuales desventuras y la visión luminosa de nuestras futuras con-quistas, nos pres en aliento para ex clamar con decisión inflexible: “¡A la luchaI ¡Realicemos -nuestros ideales!’» Basta ya de apatía. Comprendamos que nuestra indolencia es la que causa los males de la Patria, porque es la aceptación tácita, es la sanción de todos los crímenes del despotismo. El f>UQlbie abandono en que dejamos los n teres es de la Patria, es la causa del entronizamiento de la tiranía; el indiferentismo en que permanecemos sumergidos, tolerando que un Dictador nos maneje y nos diezme como áreba ño de corderos, es la causa de que la Patria se encuentre cargada de igno-miosos grilletes. Somos culpables de nuestra propia esclavitud, porque la toleramos; somos cómplices de nuestro opresor, porque en vez de mostrarle los puños cuando nos azota, le § resentamos dócilmente las espaldas. omos siervos por nuestra voluntad: si quisiéramos ser libres, lo seriamos. ¿Cuándo seremos capaces de querer ser libres? Ya era tiempo, después de tanto como hemos vivido encadenados, de que sintiéramos ansia indómita de libertad; ya era tiempo de que nos hubieran exasperado las infinitas torturas de nuestra esclavitud. Hemos sufrido cuanto puede existir ó imaginarse en orí menee, ultrajas, explotaciones, desprecios y deshonras: no puede haber nada peor de lo que nosotros conocemos; no bay inform-। nio, ni tormento, ni vergüenza que no hayamos soportado. En treinta años de tiranía, nuestros opresores nos han hecho impunemente víctimas de todos los atentados y de todos los crímenes.* Han violado las leyes, como han violado á las mujeres; han saqueado el tesoro público y hau robado á los ciudadanos; han asesinado al pueblo; han vendido la Patria A los extranjeros; han contraído deudas por cientos de millonee, que se han quedado en sus bolsillos, pero que la Nación tendrá que pagaren el futuro; han agobiado al país con impuestos cuyo producto se distribuyen como botín; han puesto la fuerza del Gobierno ai servicio de los capitalistas, para que éstos puedan robar á los trabajadores । han convertido loe Tribunales, los Ministerios, todas las oficinas públicas, en mercados donde se vende el fallo de los Jueces, ó las concesiones ministeriales ó la protección de los funcionarios influyentes; han devuelto al corrompido Clero sus privilegios y le han garantizado la impunidad para todos ios abusos: todo esto han hecho Porfirio Díaz y sus cómplices, aprovechándose de nuestra resigna-"ón para soportar cnanto yugo se nos ipone. Ya era tiempo de que tantas y tan ción impone. Ya era tiempo de que tantas y tan repetidas infamias, nos hubieran a-¡ Trancado de nuestra criminal apatía. ¡Sin embargo, continuamos impaei-I bles. ¿Qué nos detiene? ¿Qué es lo que impide el desbordamiento de I nuestras indignaciones? ¿Qué es lo que coa mantiene * nosotros, el pue-| blo Inmenso y omnipotente, sumisos I á las plantas de un tirano? ¿Es que no sabíamos qué íbamos á hacer cuan-I do hubiéramos derrumbado la decrépita Dictadura? Pues bien; pronto lo cabremos El i Programa del Partido Liberal nos da-| rá la fórmula para levantar una Patria I libre y grande sobre los escombros de este despotismo mesquino y sombrío. Nuestras aspiraciones quedarán traducidas en ese Programa; en él encontrarán forma, en él quedarán defi-| nidae. Sólo faltará un esfuerzo para I convertirlas en realidades. Si, pues, el Programa del Partido Liberal encarnará los nobles anhelos del pueblo; si contendrá la buena nueva de nuestra redención; si nos hará vislumbrar el advenimiento de ! la ansiada era de Libertad y de Justi-I ola que tanto ha tardado en llegar; no nos conformemos con aplaudirlo platónicamente: ¡procuremos realizarlo! Nos hemos upido; nuestra organización ee ' aa aumenta día por día; ya definido claramente lo que anhelamos; ya fijado con precisión el punto á donde nos dirigimos en nuestra marcha heroica y azarosa, no nos detengamos. Firmes,decididos, inflexibles, como falange lanzada por el Destino A cumplir una misión irrevocable, sigamos adelante, sin que haya obstáculo capaz de desviarnos ni peligro que nos haga retroceder. La Dictadura se levanta entre nosotros y nuestra tierra de promisión que, ya cercana, nos convida A gozar de sus esplendores, A descansar de nuestras fatigas de combatientes bajo su cielo de serena libertad. La Dictadura obstruye nuestro camino, pero, ¿qué importa, el estamos resueltos A triunfar? ¡Bigamos adelante A pesar de ella! noeupido; nuestra orgi___ perfecciona y nuestra fuer- mos. Si no fuera porque Doña Juana podría, suponer que tememos sus Nunca hemos soñado que núes- grandes revelaciones,- le aconse-tra cgusa, por muy justa y noble jaríamos que, si no quiere perder que sea, encuentre la aprobación unánime y el sostén de todos los mexicanos. Aunque su triunfo será un beneficio general, hay muchos que se empeñan en evitarlo, sin comprender que trabajan contra su propio bien. El obstruccionismo es ciego, y es inevitable: siempre lo han encontrado en su . . camino las más grandes y mejo- berlo,que no habrá obstruccionista causas. El Partido Liberal, á medida que avanza en su < _ más temible se hace para el regimen imperante, más furioso obstruccionismo y más enemigos encuentra. Periódicos gobiernistas, mochos y aun algunos que se dicen liberales, hacen esfuerzos desesperados por impedir que alimente el número de los adeptos de nuestro Partido, (que son otros tantos enemigos de la tiranía), y levantan barreras irrisorias, pretendiendo detener los avances de la idea redentora. Los ataques se multiplican, especialmente sobre la Junta que tuvo la honra de i-niciar la reorganización del Partido Liberal, que se realiza con un éxito no esperado. Se nos ha llamado ambiciosos, insignificantes, necios, declamadores y hasta timadores. Después de esto, no nos ha causado extrañeza que Doña Juana B. Gutiérrez de Mendoza se dedique á atacar á la Junta Organizadora y tome puesto—en primera fila—entre los obstruccionistas de los trabajos del Partido Liberal. Toda una plana del Ño. 4 de «Vésper* consagra Doña Juana á tan lamentable como infecunda labor, que está muy lejos de ser una crítica seria y bien intencionada. No contestamos las sátk ras superficiales de «Vésper* porque nos hemos propuesto emplear las columnas de REGENERACION para asuntos de verdadero interés, y no para nimiedades y contiendas personales. Los ataques que se nos dirigen son de tan poco alcance, que encontrarán । su refutación en el simple buen sentido de nuestros correligionarios, sin necesidad de que nosotros tengamos que gastar una palabra en combatirlos. Por lo demás, no nos escandalizamos: reconocemos á la Sra. de Mendoza el derecho de juzgarnos como mejor le plazca y de hacer esfuerzos por arrebatarnos la confianza de los liberales en provecho de ella y de Camilo Arriaga,«que quisieran estar en nuestro lugar. Desgraciadamente para ellos, nuestros correligionarios están probando que prefieren estar con los que hacemos trabajos prácticos—más 6 menos deficientes, pero trabajos al fin—que con los que sólo saben criticar, sembrar divisiones y declararse á sí mismos k>s más aptos, los más honrados y los más dignos de confianza. Desde los primeros desahogos de «Vésper,* con el pretexto de que la Junta no tenía Programa, numerosos liberales nos hicieron presente su disgusto contra tales desahogos y su a-probación de nuestro modo de obrar; lo cual prueba que, como dijimos, la labor de Dofia Juana es infecunda y no produce los resultados que persigue, pues los correligionarios continúan distinguiéndonos con su confianza, á pesar de los ataques que sufríaos. Por esto, les debemos gratitud profunda, y procuramos con hechos, mejor que con palabras, seguir mereciendo su honroso a-precio. Esperamos con curiosidad conocer la verdad sobre el proceso de REGENERACION, que «Vés per* anuncia publicar en su próximo número. De seguro que la Sra. de Mendoza recogió datos magníficos de su buen amigx) Camilo Arriaga que, por su intimidad con Esperón y el Cónsul Serrano en la época del proceso, debe saber sobre el particular muchas cosas que nosotros ignora- la estimación de los liberales,observara en lo sucesivo una conducta más seria y patriótica y no tratara ya de. convertir á «vesper» en el palenque de un pleito de comadres. Hemos dedicado demasiado espacio á una insignificancia, y concluiremos diciendo á quien quiera sa- mo capaz de impedir la victoria de «i, » uiciAxue nuestra causa que tiene adeptos organización y bastantes y suficientemente hon---------i rados, entusiastas y viriles para hacerla triunfar sobre todos los egoísmos y todas las tiranías. D. Paulino Martínez. Hasta última hora llegó á nuestro conocimiento la noticia de la encarcelación de D. Paulino Martínez y clausura de la imprenta en que publicaba su digno periódico *La Voz de Juárez.* El Sr. Martínez es un luchador infatigable que ha hecho de su vida una consagración generosa á la causa de la Libertad. Es deber de todos los que fraternizamos con el ideal que persigue el virtuoso prisionero, no olvidarlo un momento y hacer que á la celda donde sufre el rigor del despotismo, le Leguen nuestras palabras de alicato / nuestras ofrendas de cariño y leal compañerismo. En el próximo número y con mejores informaciones, nos ocuparemos de este asunto que mucho interesa á todos los que no ven con indiferencia los sacrifi-cios y penalidades á que continuamente están expuestos los defensores del derecho. Intere^Apte RfcoiDeoduioo. ------o------ Hemos estado recibiendo la correspondencia que se nos ha remitido con las direcciones especiales que tienen nuestros correligionarios y nos seguirá llegando la que venga en camino; pero para mayor seguridad, recomendamos que se nos escriba en lo sucesivo con la dirección expresada en la caria-circular adjunta. PROTESTA La tiranía “científica” acaba de inaugurar la serle de atentados incalificables, abusos inconcebibles y desmanes desenfrenados con que quiere sostener “á fortiori,” y á pesar del popular descontento, su enferma administración que bambolea. Valiéndose de un instrumento miserable y degradado, uno de sus colaboradores más aborrecidos cuanto más abyectos, ha descargado su saña incontenible sobre el intrépido periodista Profesor Adolfo C. Gurrión, liberal á toda prueba que ha sabido exhibir con energía y denuedo las llagas irremediables de la administración actual. En la Cárcel pública de esta Ciudad y por el delito de ser ciudadano honrado y digno—delito monstruoso é imperdonable en esta época de degradaciones punibles— se encuentra privado de su libertad el reconocidd paladín de la democracia, con motivo de una acusación presentada por el Jefe Político de Tehuantepec, Manuel Bejarano, y como consecuencia de los justos cargos que en el Suplemento del número 2 de «La Se-mecracia» se le hacen al mandarín atrabiliario, cargos que están en consonancia con nuestras libé- dadano el inviolable derecho de j uzgar los actos de los funcionarios públicos. Ante la Nación entera y ante el frente! Pero los cobardes son los pueblo oaxaqueño especialmente, seres más peligrosos, protestamos con toda la indignación del Ciudadano honrado, contra tamaño salvajismo que llegó al grado de clausurar la Imprenta del Sr. D. Francisco Márquez— establecimiento en que se editó el Suplemento denunciado—lo cual es un absurdo digno sólo de una Administración derruida que, en sus postreras convulsiones, ocurre á la persecución brutal: el más infame de los medios de defensa. PUEBLO OAXAQUEÑO: Ponte alerta ante los atropellos de que están comenzando á ser objeto tus más leales y viriles defensores: sacude tu marasmo hoy que la tiranía ha venido á provocarte con un acontecimiento sensacional ; hoy que la tiranía ha venido á exasperarte cayendo furi-1 hunda sobre tus hermanos de principios y de nobles convicciones. ¡¡PUEBLO HEROICO!! El enemigo te ha hecho fueg*o con los inflamados cañones de la fuerza: responde tú á la agresión con los certeros proyectiles del civismo. Oaxaca de Juárez, Marzo 31 de 1906. Gregorio Zúfiiaa, Alfredo Nlvón, A. I^errañaga, Faustino Hernández, A. Castellanos, Carlos Novales, A. M Ortiz, Alfredo Calvo, Plutarco Gallegos. Dionisio García, Ernesto Calvo, A. Vargas. Joré C. García, Delfino Velasco, Mauro Santibáfiez, Manuel Martínez, Manuel E. Fagoaga, Jueé Reyes, Luis Martínez, Bernardino Hernández, Ricardo Q. Cervantes, Joaquín Floree, Felipe Carreño, José Martínez, Valentín Lóp^z, Manuel Lucero, Pedro Ortiz, Fausto Cara-vantee, Miguel Hernández Bailado», Manuel Núñez, Porfirio Molado, Honorato Blanco, Rosendo Olivera, Por firio López, Por sí y por Manuel Martínez, Angel Hernández, Arnulfo Cae* tejíanos. Ernesto Díaz, Ramón Reyes, Rafael Montiel, Mauro Méndez, Angel Galván, Genaro Rodríguez, Teó dulo Ansares, Manuel F. Arrazola, Cipriano Sánchez, Francisco Calderón Guillermo Delgado, Manuel Mendiiá-bal, Nicolás Mendoza, Vicente Aquino, Pedro González, Manuel Zirago- Un hermano del Sr. Enrique Novoa, Don José Ma. Novoa, desempeñaba á satisfacción del público el cargo de Jefe de la Oficina Telegráfica en Jáltipam, y dicho señor fué la víctima del cobarde Inspector Wood. Este miserable, inepto para luchar como hombre, intrigó para perjudicar al hermano de quien le había puesto las manos en el rostro endurecido y escupido su frente empecinada. En virtud de las intrigas de Wood, el Sr. José Ma. Noroa recibió un oficio en que se le decía que quedaba suspenso en su empleo hasta nueva orden. He ahí á los hombres honrados perjudicados por las delaciones de los serviles. Wood es unindividuo que ha sa-I bido explotar su empleo y ya es dueño de un terreno en Jáltipam. Enesta época los empleos son bastante lucrativos para los pillos. Todos se enriquecen con sus empleos á ejemplo de Díaz. wood es un individuo generalmente despreciado por pretencioso. Para aparecer como rico, se ha dorado los dientes, con lo que consigue solamente quedar en ridículo. Las señoritas le tienen particular aversión por los aires de conquistador que se da, y muchas han desoído sus proposiciones amorosas casándose con hombres auténticos y buenos ciudadanos. Cuando esto sucede, para conjurar las miradas burlescas quesee Je dirigen, Wood dice que se retiró á tiempo. Wood propala que odia á los^ mexicanos porque los soldados de Porfirio Díaz le quemaron su casa. Lo cierto es que ahora sirve á Porfirio Díaz y roba con motivo de su empleo. ¿Esos extranjeros rapaces son los que hacen nuestra felicidad? FIESTA POPULAR. Un Rapaz. * Los dignos hijos de México hacen esfuerzos para emanciparse de la grosera costumbre que ha prevalecido hasta hoy, de imprimir sello oficial á todas las solemnidades consagradas á la glorificación de nuestros héroes y á manifestar el cariño y admiración que sentimos por la obra de libertad y justicia que realizaron. De ese contubernio del pueblo ' y los representantes de la tiranía en las fiestas del patriotismq, resultan generalmente abominaciones que se deben evitar. Las fiestas que prepara y celebra la Dictadura, tienen por principal objeto propagar la mentira política y hacer creer que debemos conformarnos con ser siervos en una República de nombre que nos afrenta porque la toleramos. El pueblo que se une al elemento oficial para concurrir á esas fiestas, representa un papel tristísimo que acusa debilidad y falta absoluta de decoro. Los histriones designados por la Dictadura para ocupar la tribuna, desempeñan su misión ofendiendo el civismo y la Es sabido que para poder encumbrarse en los actuales tiempos, es condición indispensable ser un redomado bellaco. Mientras más vil sea el candidato, mayor altura podrá alcanzar, y si á su vileza añade la circunstancia de ser extranjero 6 mexicano renegado, tendrá noventa y nueve probabilidades contra ana de llegar á obtener el favor oficial. Hay en Jáltipam, Veracruz, un Inspector de Telégrafos Federales, un tal Ricardo Wood, que debe el empleo á la flexibilidad de su espina dorsal, y, principalmente, á ciertas asquerosas circunstancias que por decoro omitimos referir, pero que son de las que manchan para siempre la reputación del hombre. Ese Wood nació en Minatitlán, Ver., de un escocés y de una irlandesa. Por su nacimiento es- L,«vaa v*HiViauiv y a 10» Pcro odia hasta el honradez con repugnantes adula-nombre de mexicano y dice que cionesá los tiranos, y el pueblo es ingles. Su origen fué humil- qUe escucha esas indignidades sin de, pues su padre era carrero y un gesto de protesta, tin un grito t^adre jríadt de yankee de coraje, es el pueblo apropiado Leetch; pero lejos de sentirse or- pera soportar despotismos, el gu oso por ser hijo del pueblo, pueblo-galeote que se enorgullece lejos de levantar la frente con or-1 - • * 6 güilo para decir que por sus ve-ñas corre la vigorosa sangre democrática, se avergüenza de su origen y hace alarde de ser aristócrata. Para ascender, ha necesitado ejercer la delación y arrastrarse. Hace poco que Wood tuvo un disgusto personal con el Sr. Enrique Novoa, quien recibió alevosamente un golpeen el cuello. El Sr. Novoa, para castigar la cobardía del agresor lo humilló abofeteándolo. Wood, como cobarde que es, soportó la humillación ¡no eran las primeras manos que caían sobre su endurecido rostro ni la primera saliva que ungía su que escucha esas indignidades sin para soportar despotismos, el de su abyección y se estremece de deleite al sentir en sus tobillos la presión del grillete. El pueblo debe abstenerse de concurrir á las solemnidades oficiales, honrando dé por sí á los héroes con actos de verdadero civismo. Así lo han comprendido los trabajadores emancipados de los campos mineros de Bu enavista y la Campana, Sonora, que se congregaron en Junta Patriótica para conmemorar el próximo aniversario de la Batalla de Pqpbla que hizo inmortal el nombre de Zaragoza. La citada Junta Patriótica de laque ion Presidente y Secretario, respectivamente, los distinguidos liberales Manuel M. Diéguez y Es-