(Conclusión). ULTIMO PRESIDENTE DE VIEJO PERIODISMO ció que se construyó y era uno de los más lujosos y con más buen gusto dispuestos en toda la ciudad. Tenemos, pues, que con la aparición de .“El Impartial” coincidió únicamente la supresión de tres de los viejos periódicos: la de “El Partido Liberal,” que era sostenido, según su propia confesión, con dinero del Gobierno; la de “El Siglo Diez y Nueve,” que sin importancia y crédito propio, también estuvo subvencionado, y la de “El Monitor Republicano ” que, a creer los rumores y hablillas que circunlaron, fué ampliamente com pensada a su editor, motivo de su negativa a venderlo o arrendarlo. Los demás periódicos más arriba citados siguieron por largo tiempo saliendo a luz, y únicamente uno de ellos, -‘El Nacional,” vino a desaparecer cuatro años después de 1896. Como ya dijimos, “El Nacional" fué fundado el 30 de junio de 1879 por el señor don Gonzalo A. Etseva, escritor y poeta muy distinguido que entre sus antecedentes más dignos de mención, tuvo el de haber sido el principal iniciador del gran semanario literario “El Renacimiento.” asociado con el insigne maestro don Ignacio M. Altamirano/» Miembro de altísima y opulenta familia, Gonzalo Esteva sostuvo varios meses con sus propios recursos el referido semanario. poniendo sus páginas a disposición de cuantos por aquel entonces brillaban en los circuios intelectuales, sin distinción de escuelas ni opi niones políticas. “El Nacional" fué. en sus manos, el periódico de las familias de la más alta sociedad, haciéndole siempre distinguirse por la suprema corrección con que trataba todos los asuntos que entraban en su amplísimo programa. Encontró en el señor don Gregorio Aldasoro un gran auxiliar para su labor, y cuando “El Nacional” paso ir ser propiedad de éste, el periódico no se desvió ni un punto de la linea de conducta trazada por su fundador, y a su redacción y colaboración fueron llamados los escritores jóvenes más notables en el liceo “Altamirano,” y figuraron entre los más laboriosos ,e inteligentes, Antonio de la Peña y Reyes y Angel de Campo, Micros, que dejaron en sus columnas verdaderas preciosidades literarias. “El Nacional” dejó de salir a la luz pública el 30 de noviembre de 1900, después de haberse publicado durante veintiún años. Enrique de Olavarría y Ferrairi. Con)o era . . . . Morelos MEXICO. LIC. FRANCISCO S. CARBAJAL Un antiguo soldado me contó un dia lo siguiente: —Tú me oyes decir a menudo: “El señor Morelos,” y me has preguntado porque lo trato siempre con tanta sumisión y con tanto respeto. La magnitud de ese héroe es tal que he visto a muchos que le conocieron y acompañaron en los combates, quitarse el sombrero cada vez que pronuncian su nombre. Como militar era un genio: ya sabes que Calleja, cuando creia habérselas con un cura,, se sorprendió de encontrarse con un general en toda lá extensión de la palabra. Tu sabrás también que era tan amado de los mexicanos, que el día de su fusilamiento se pusicion las *; tropas sobre armas, por miedo de una sublevación, que hubiera sido terrible. A la hora que lo fusilaron, hubo un fuerte temblor de tierra que dió margen a muchas consejas, y ese temblor hizo salir del vaso las aguas del lago de San Cristóbal, y en su desbordamiento, lavaron la sangre del héroe, en el sitio en que cayó su „ cuerpo atravesado por las balas. —Dios no quiso, decían las gentes del pueblo, que nadie profanara pisándola, a aquella sangre tan noble y tan pura. Como hombre de ideas levantadas no tuvo rival en su tiempo. Reunidos por su voluntad y a su llamado, los miembros del congreso de Chilpanzingo, un día el .famoso Don Andrés Quitnana Roo le preguntó con la franqueza que le era característica: —¿Qué ideas tiene Ud. acerca del gobierno que debemos dar a la nación? ¿qué principios vamos a dejar consignados en la constitución que hemos de discutir dentro de breve tiempo? —Señor Licenciado—respondió # el héroe—yo soy un rústico y . usted un sapientísimo letrado: no puedo hablar de ciertos asuntos en presencia de quién tanto los conoce; pero creo un deber no reservarme mis ideas en las circunstancias en que nos en con tramos, y por eso, no por otras miras, contestó a su pregunta: “Soy siervo de la ilación, porque ésta asume la mas grande, legítima e inviolable de las soberanías, quiero que tenga un gobierno emanado del pueblo y sostenido por el pueblo; que rompa todos los lazos que la sujetan y que acepte y considere a España como hermana y nunca como dominadora de América. “Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber el patrioismo y la caridad; que todos somos iguales; pues del mismo origen procedemos; que no hay privilegios ni abolengos; que no es racional, ni humano, ni debido, que haya esclavos, pues el color de la cara no cambia el del corazón ni el del pensamiento: que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado y dueño de minas; que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario: se declare que lo nuestro es ya nuestro y para nuestros hijos, que tengan una fe, una causa y una bandera, bajo la cual todos ju remos morir antes que ver oprimda como lo está ahora, que cuando ya sea libre estemos listos para defender, con toda nuestra sangre, esa libertad preciosa que------ —No me diga Ud. más—dijo Quintana Roo. con los ojos llenos de lá grimas;—es usted muy grande señor Morelos, en Ud. se encuentran tales ideas, que han de ser más tarde la fuerza y la felicidad de la patria: permítame Ud. que le abrace pata que, si Dios me concede largos años de vida, pueda alguna vez decir a mis hijos: Sean Ustedes honrados, virtuosos y patriotas para que puedan reclinar su frente sobre este pecho que está lleno de gloria, no porque es del ser que les comunicó la vida, sino porque hubo un momento en el que se acercó, en un supremo abrazo al pecho que ha abrigado el corazón más grande, el alma más hermosa que envió Dios a nuestra tierra: el corazón y el alma del gran Morelos. El señor Morelos solo respondió modestamente: “Usted me favorece mucho, señor licenciado: yo no soy más que un hombre rústico.” Juan de DIOS PEZA.