la violeta, t 184 -5S es hijo del dolor sin esperanza (2ue vaga por la. noche de la vida, Lo debemos querer, (jue en su agonía ni.(?rc%Ci1, nuestro reproche ¿Es hijo de la noche? pues que el día, Deshaga las tinieblas de esa. noche. ¿quien lo intentara para el consuelo J)el (pié encuentra en el mundo su tormento? 'I an sólo la. mujer, porque es el cielo b orinado de ternura y sentimiento. En la, ruda aflicción, en las angustias Que1 engendran de la vida los rigores, J^a.sllores de su amor no se hallan mustias, Siempre guardan perfumes esas llores. ( Sensible y cariñosa, e inocente Si (mi pre, deja, en las luchas do lavida, l n bautismo de IIa,uto en cada, frente Y una mano de amoren cada herida. Pero quiere salir de ese pasado De luto y de dolor en (pie lía vivido, Ya no quiere llorar, porque ha, llorado. Vano quiere sufrir, porque ha, sufrido. ina, para hacemos pensar en otro mundo de goces inefables y positiva, felicidad. LaSrita. Palacios conquistó un nuevo lauro para su inmortal (*o roña de artista. Ocupó en seguida la tribuna una notabilidad en las ciencias y en la literatura, el Sr. Dr. Manuel Pérez Bibbins; y, con esa elegancia en el decir, con esa. acción peculiar en el, pronunció la bella é inspirada, poesía que sigue y que tan justos aplausos lo conquistó: Yra basta do dolor. Busca una mano Do dichas inefables para el niño; Do santa compasión para el anciano, Y un lazo universal: el del cariño. Anhela la hermandad. Que en ose abajo Donde viva algún ser, no haya tormento, No busca otro sostén (pie el del trabajo, Ni otro orgullo mayor que el del talento. Perdonad que la voz mía. Atrevida, se levanto (-orno nota, discordante Que rompe vuestra armonía. Perdonad que en mi osadía Quiera ser vuestro cantor, Cuando esa empresa mejor doca á la fuente parlera, * Al aura de la. pradera Y al trino del ruiseñor. .Jamás sucumbirá mientras no deje Cumplida su misión en este suelo; Y erguida la veréis hasta (pie aleje, Las nubes de dolor de nuestro cielo. Y es un paso nomás, este es un paso En una senda por el bien trazada, Que ese Sol de bondad no tenga, ocaso Cuando empieza, á. tener una alborada. Que brillo en el zenit, y que la. gloria Pregone de esa lucha en él exeso, <¿ue alcanzamos al iin nuestra, victoria De Luz, de Redención y de Progreso. Volvió íi presentarse la modesta cuanto egregia artista mexicana, Srita. llosa Palacios y cantó, decimos mal, arrulló, extasió, divinizó con su celestial y melodiosa voz en la Serenata de Shubber; aquel canto no era de este mundo, parecía venido del Empíreo, del trono mismo del Altisimo, que penetraba dulce, tenue, misterioso hasta el santuario de nuestra al- Sólo ellos con su galami Cántiga, de mil rumores Pueden ser los trovadores De l.-t mujer mexicana. Por ella con dicha ufana. Su canción dejan oír: Canción (pie bajaá escribir El tenue rayo de luna Sobre la blanca, laguna, Jlajo un cielo de zafir. Mitad del humano ser, Sin tu mágico portento ¿Qué fuera el genio? ¿El talento De qué pudiera valer? Sin tí ¿(pié podría encender El fuego en el corazón? Mas en torpe aberración El pensamiento se abisma........ ¡Si eres el genio tú misma! ¡Tú misma la. inspiración! Sí, el genio, el genio bendito, El espíritu sin nombre, Que da vida y ser al hombre, Que lo eleva, a,l infinito. Ese prestigio inaudito Lo inunda, absorbe y domina; Y si én la senda camina