monia. la Iglesia Católica Romana condena ese matrimonio declarando que ese matrimonio no existe, y priva al contrayente católico de ios sacramentos. Esto significa que el contrayente católico romano es excomulgado o separado de su iglesia. Aunque el matrimonio sea considerado como perfectamente legal por la sociedad y el estado, la Iglesia Católica declara que las contrayentes están viviendo en pecado: y mientras vivan juntos, el contrayente católico no podrá tener la absolución. Si el contrayente católico está en las fuerzas armadas y está a punto de asistir a una batalla peligrosa, y va a confesarse para obtener el perdón de sus pecados en caso de que perezca, el sacerdote rehusará absolverlo a menos que prometa que, si sale con vida de la batalla, abandonará a su esposa. Esto demuestra de manera concluyente que los sacerdotes católicos romanos en el confesionario tienen absoluto dominio sobre la vida familiar de sus miembros. En el hogar que está tan completamente dividido en el asunto de la salvación eterna, se piesentan dificultades constantes. Los hijos llegan a la edad en que deben comenzar la instrucción religiosa, y el padre protestante casado con una católica romana se ve estorbado para hacer algo, por causa de la fuerza de su contrato firmado por el cual prometió que todos sus hijos serian criados en la fe católica romana. Los hijos van con la madre a una iglesia mientras él va a otra. Se les enseña que todos los no católicos. incluyendo su propio padre, están privados de los medios de salvación y que no tienen esperanza de ser salvos, excepto en la rara contingencia de que "sean absolutamente ignorantes" de la religión católica romana. Se les enseña una filosofía de la vida y un código de ética que desconcierta su conciencia como buen protestante. ¿Puede el amor y la felicidad doméstica florecer en tal hogar? ¿Puede el amor romántico de dos personas permanecer firme cuando no hay unión de espíritus? Considerando las grandes finalidades de la vida que muestran las crudas realidades de ésta, aquello que pa rece unión demuestra que no es unión, puesto que las almas que tienen gran necesidad la una de la otra quedan separadas y aisladas. El problema de los matrimonios mixtos es de particular interés para los bautistas. Por medio de los matrimonios mixtos las almas de sus jóvenes quedan privadas de su herencia espiritual. En la mayor parte de los casos es el contrayente bautista el que cede al católico, puesto que la Iglesia Católica Romana es una institución totalitaria que no permite ni tolera a otras personas de otras religiones e intimida a sus miembros con amenazas de excomunión y les prohíbe reconocer los derechos de otros. Como tenemos que hacer frente a este grave problema debemos inculcar, en los corazones y en las mentes de nuestras gentes, convicciones religiosas firmes para que no vayan a negar a Cristo Jesús por el amor a un ser humano. Esta responsabilidad debe ser asumida por todos los interesados en el bienestar espiritual de nuestra juventud, especialmente por la iglesia y por el hogar. Los que apoyan la ley americana y la justicia democrática también deben procurar que la validez de un matrimonio no dependa de las demandas de la Iglesia Católica Romana. Lo mejor de todo es que los bautistas prediquen sin cesar al pueblo: No os caséis con un católico: no os enamoréis de un católico, porque el amor no razona, y atrae a sus víctimas para que piensen que hay excepciones a todas las reglas y experiencias. El temor a las amenazas de la Iglesia Católica es más poderoso que el amor que una señorita católica romana o un joven puedan profesar a usted. Ese temor ganará al fin y privará a usted del amor y de la felicidad tanto como de la salvación eterna de usted mismo y de sus hijos que todavía no nacen. Recordemos también que hay muchos obstáculos que estorban a la felicidad en la vida matrimonial, y que si se añade el conflicto religioso, el amor y la felicidad quedarán destruidos.—Home Missions. Trad. Sra. O. S. D. de Lerín. El hombre y la mujer tienen ¡x)ca esperanza de tener éxito en el matrimonio si no hacen un gran esfuerzo para encontrar los valores espirituales de la vida. ie EL HOGAR CRISTIANO