Lección IL HERALDOS DEL REY Abril 10 de 1932. BOSQUEJO DE LA LECCION DIOS PLANTO UN MAGNIFTCO huerto en Edén, y colocó en él al hombre. Hallábase en aquel jardín toda especie de árbol agradable a ’a vista y de frutos excelentes. En medio del jardín había dos árbolos de especial importancia, que eran el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien v del mal. del cual prohibió al hombre que comiese, diciéndole: —De todo árbol del huerto comerás; mas del árbol de la ciencia del bien y del mai no comerás; porque el día que de él comieres, morirás. Pero Satanás, tomando la forma de una serpiente, se acercó a la mujer, y le dijo: — ¿Es verdad que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? —Del fruto de los árboles del huerto comemos—contestó la mujer—mas del fruto del árbol que está en medio del huerto, dijo Dios: No comeréis de él ni le tocaréis, porque no muráis. —No moriréis—respuso la serpiente—mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal. Viendo, pues, la mujer que el fruto del árbol era bueno para comer y agradable a la vista, y codiciable para alcanzar la sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dió a su marido, el cual comió también como ella. En el mismo instante Adán y Eva conocieron que estaban desnudos; entonces cogieron unas hojas de higuera y se hicieron delantales. Y habiendo oido la voz de Dios que se paseaba en el huerto se escondieron entre los árboles. Pero Dios llamó a Adán, y éste dijo, que se había escondido de su presencia porque tuvo miedo y estaba desnudo. Y ¿saben mis queridos niños, que cuando Dios le preguntó que si había comido del fruto del árbol prohibido Adán le echó la culpa a Eva? Y Eva cuando fué interrogada por Dios también le echó la culpa a la serpiente. Entonces Dios maldijo a la serpiente y puso enemistad entre la mujer y ella. Satanás, seguramente, se regocijó mucho de la caída del hombre, creyendo que había hecho callar los designios de Dios; pero se olvidaba de que Dios dirigiría las cosas de tal suerte que brillase más vivamente su gloria, y además que al fin le privaría enteramente de su poder y le cubriría de vergüenza por toda la eternidad. En seguida echó Dios al hombre del jardín, y puso querubines con una espada de fuego, para guardar el camino del árbol de la vida. Así, amados míos, el pecado entró en el mundo por un hombre y