For MAFIA G ODILL El mundo de hoy día está tan consciente de sue problemas que muchas veces no ■e da cuenta de que a través de los siglos han sucedido las mismas cosas que están aconteciendo hoy día. Muchas veces se hace tanto énfasis en estos acontecimientos que se toman en problemas cuando son, en realidad acontecimientos normales. Esto parece ser cierto con la mayor parte de los problemas de maternidad y parternidad. Suelen aparecer las mismas situaciones de familia a familia, de un siglo a otro, y generalmente pueden solucionarse felizmente cuando se usa el sentido común. Consideremos, por ejemplo, este asunto que pone tan perplejas a las gentes: cómo presentar un bebé nuevo a una familia ya constituida. existe una gran diferencia entre llegar y venir. Nuestra tía Matilde solía negar. Simplemente llegaba a la puerta con su maleta y la familia la recibía un tanto malhumorada. Pero la venida de la abueli-ta era otro asunto. La familia sabia de antemano y con bastante anti-cipaclón exactamente cuándo llegaría. Hacía los preparativos necesarios, y esperaba ansiosamente su venida hasta que llegara aquel día (lesee do. Es parecido el caso a la venida de un nuevo miembro a la familia. Puede simplemente llegar, o puede venir esta nueva adición. A continuación, explicaremos la diferencia: La madre de Carmelita decidió no decirle nada en cuanto al asunto. "Después de todo, ha sido mi bebé por tres años y medio. No quiero desilusionarla," declaró su mamá. Así, hacía sus costuras y tejidos mientras dormía Carmelita. Ponía roplta que ya le quedaba demasiado chica a Carmelita en un cajón de la cómoda y la mantenía con llave. Pasaba más tiempo de lo que antes acostumbraba con Carmelita para compensar por lo poco que podría atenderla después. Pero ésto no solucionaba el problema. De repente llegó la sorpresa: Carmelita tenía un hermanlto nuevo. La niña se sintió menospreciada al oír: “¡Shl el bebé está durmiendo,” o "la mamá no puede ahora, querida, tiene que cuidar a tu hermanito." Podemos imaginar el cambio que se verificó en la niftita por causa de esta forma de conducirse. En cambio, la mamá de Sarita hizo planes para el niño que esperaba. Siempre aprovechaba las oportunidades que se le presentaban y cuando Sarita le pidió un día que abotonara el vestido de su muñeca, puso a un lado a la muñeca y dijo: "¡Qué hermoso bebé! ¿no es verdad?" Entonces hablaron de cómo se asemejaba la muñeca a un bebé verdadero con excepción de que no comía ni andaba. Cuando Sarita dijo: “Me gustaría tener un bebé verdadero," su madre contestó: "¿Quieres que te diga un secreto? Es un secreto que solamente sabremos nosotros dos y papacito. Vamos a tener un bebé verdadero para amar y cuidar y tú Sarita, puedes ayudar a cuidarlo." ¡Era un secreto tan feliz que compartían! Cuando la mamá terminaba de hacer un vestido para el bebé, permitía que Sarita lo guarda ra en su lugar. Le gustaba ir de compras con su mamá para escoger otras cosas. Sarita ayudó a juntar y poner en una bandejita alfileres y jabón, bolitas de algodón y frascos con aceite. Cuando su papá vino a buscarla a la casa de su abuelita donde había estado visitando y le dijo: "Sarita, querida, ha llegado el bebé, y la mamá necesita tu ayuda," se sintió muy importante y se apresuró gozosa a ir a su hogar. Otra madre tenía un hijo de diez años y estaba esperando el nacimiento de otro. Una de sus amigas, comentando el asunto, le decía: “No és cómo te las arreglas para explicar tu condición a Pedrito. En IL HOGAR CRISTIANO