terrible; capaz de amedrentar a cualquiera que levante los ladrillos. Era el régimen de la fuerza, pero con organización, con grandeza, aun cuando fuera en - el mal: produciendo un bien siquiera: el de la unidad nacional: “El cielo está enladrillado, Quién lo desenladrillará ?•*.... D. Francisco I. Madero, el Rejo-jero Improvisado, el que veía lejos la anarquía, anda a vueltas con los ladrillos. Aquello es peor que el reloj: o, ■ está más descompuesto y sobre todo, es más pesado: El contraste entre U figura ancha, fuerte, monstruosa del Gral. Díaz, dibujado en negro para darle más carácter,'con la de Madero, de blanco, pequeñito, sudando la gota gorda y perdidos los ojos entre las cejas; de las que apenas sale un esferoide de nariz, es completo. Y. como el Relojero Improvisado, es exacto: D. Francisco lo levantó todo: lo removió todo; lo trastornó todo; cq mo cuando en una cohetería se arroja un fósforo encendido; pero----------- ahora, ¿Quién lo enladrillará? Cuatro años han pasado desde que esas caricaturas fueron publicadas en el admirble “Multicolor”, la profecía se ha cumplido. Lo que no ha habido todavía es un caricaturista que nos profetice cómo va a acabar esto; y es lo que necesitamos. que termine. Y que nuestro pueblo, que sabe morir sonriendo y sonriendo llorar nuestras desgracias; pueda llegar a sonreír viendo hue la ¿Anarquía se aleja, que al reloj no sobran piezas y vuelven los ladrillos a quedar en su lugar. Tí S El cielo está enladrillado. ¿Quién lo desénladrillará?. El desenladrillador que lo desenladrillase buen desenladrillador será.