El. T1EHPO Publkado todo* lo* Juevce en le tarde, en LAS CBÜCEti Candado do Doña Ana N.M, M. VALDBZ. Editor y ■■ Propietario. VOL. II. Dr. Jas. P. Béoth. jt»i«e - y Cirujano, en Parto». Of ciña en la calle 2°. caía D. G. Awarato Las Cruces N. LL L-'' DR FRASER MEDICO 3 Cirujano, en Parto». Calle principal, cerca de la Botica del Dr. B utochoñdry. Dr. G. Bntschofsky Avisa á todo habitante de este lugar como á los de afuera, haber abierto una gran Exelente Votiea. La que. pone a la orden de la persona que guste v¡citarlo, rliizh principal. La* Cruce*. N. M. John D. Bryan. A BOGADO Y CONSEJERO LAB CRVCK8, N. N. Practicara en toda* la* Corte* del tercer IHitritoJudicUI. Dura atención especial a litigación de Mina*, a negocio* de t.fldna* de < rrenca y Coleccione* de Cíeme*. E. N. Ronquillo. licenciado. Solicitador. CONSEJERO EN LEYES. Notario publico y acribano en toda cln*o de InatrumenUi en Iigliii y Kapafiol y Agento do terrene* luu Vcgr* N. M. Practicara en toda* la* Corte* de DUtrit >, de Pruebrn, de Crudado y de Jucc de Par. en lo* Territorii • del Nuevo Marico y Arixon*: Dura e»|HX'ial atención a lo* Reclamo* sobro Di'predacione* cometldM por lo* Indio*-' A lo* que te deriven lobre mersedes de terrenos concedido* por loa gobierno* de Eepaúa y Mexico, según provisto por lo* tratradoe de Guadalupe IHdulgo. Sobre patente* a loa Inventores. Reclntnos de Knafeteroe, aumento de peuíione* u todo* negocio* relativo* a laoflclna general de torreno* publico*; y a loe Drevargcr bocoreblea de soldado* de' ejer- Correapowuhs En Washington D. C. Bre*. Lieeneuido*, Maurice Langhorne y Lafayeto, Kingaui y Compañía. Ku Tucson, Arixon», 8r Editor del “ Fron-terixo." Kn l^i* Cruces, N M.Sn Editor del "TI.'., o, <■." En Silver Citv, X. M. Lie. T. W, Ce,-:, y. En el Paro Texai, Ooiiwl, C .lain tovol-*r y nrmenderes. Kn erPaso; Mexico llanqui ro C. Ynowute Ocho*. Kn iju Veega* N, M. Col,ti. W. P. eliard. I'engv para vender a precio muy barato, Tcrreuo* paia rancho*,'mercede*. Nclares y On ai en Texas y Nueve Mexico, nadaren pormaiore* en estu oridn*. E. N.Ronqüillo. ■ AMADOR - -------_ EL TIEMPO. LAS TRUCES N. M., JUEVES, OCTUBRE 23, DE 1884. Fistol del Diablo. ' Tíovela Xtaetratla ' 1 XVI. Cdntlnuaclon de Ib» do» Dili" Al llejjar ul ponto de donde parte ^tendero para la cusa del general Santa-Ana, divisó nna figura pálida, y que inmóvil estaba apoyada contra un arbusto: Afloro creyó que era su sue ño, ó que la tit-l ie se voftia ó Cpodeiar de 6i: siguió andando: pero á medida que se acercaba, las facciones de la facitasma se le aparecían mas visibles y distintas, y su agonía crecía por momentos. I^a fantasma se movió lentemente de la posición en que estaba, y como empujada por la brisa, se dirigió á encontrar á Arturo. Alturo se limpió los ojos, pero la fantasma se acercaba mas. Arturo no pudo tenerse mas en pió, y se sentó en una piedra; la fantasma se aproximó. Arturó sintió que unas gotas de sudor le brotaban de lu rdis del cabello. ftf ultinra Vez. dljtrlu faniasr ma con voz ahogada y solemne, os doy prueba de que soy un caballero. Tomad; y diciendo esto, tiró al suelo el capote azul, y presentó nna pistola á Arturo, quedándose con otra. ¡Manuel,Manuel! exclamó Arturo, tendiéndole los brazos y sin tomar el arma. Vamos, caballero, tamad pron tu esta pistola, ó si no, me obli gareis á que os asesine, como vos quisisteis hacerlo conmigo Manuel, dadme los brazos, dijo Arturo con emoción, y sin atentar la rabia concentrada que se pintaba en las facciones lívidas del capitán. Quitad, quitad; no me obliguéis á que os mate como nna vil sabandija, dijo el capitán, dando con el puño en el pecho de Arturo. Oh! gritó Arturo, arrebatando la pistola de mano de su contrario: esto ns demaciado. Un pensamiento ihfernal paaó. por su npint»; pero Cué ráp^o j?omo el relámpago, porque casi al mis-dio instante arrojó la pistola, y con voz solemne dijo: Capitan, jamais á Teresa? Manuel centestó con nn grito PRECIOS DE AV«»í)a. Por Una Pulgada $1.25 Por Cada tiubeecuchto inserción S.KX' Noticia* Lócale* por Linca. $ 10. Lo* anuncio*, remitido* y coriunicadoe de intone general »e publicaran grató; lo* parti-culare* a precir» convenido*. Reto* ultinio* no *e admitirán lino opn la re*pon*iva de la La* *u*cricione* *e recibirán al contado en EL TIEMPO, La* Cruces, N. M. de desesperación. Teresa vive, capitán; os ama con,delirio, y .en su nombre os* pido que me escuchéis. Después. ... lo que queráis. ... Ya sabéis. Teresa vive y me ama! mur moró el capitán. 8í. Manuel, lo juro, dijo Artu-tn conmovido. Las facéionea de Manuel se desarrugaron, porque tenia un excelente corazouy si bien había sufrido desgracias en la vida, e>amor de Teresa.lo tenia siem pre dispuesto á la indulgencia y ala mederacion. i Manuel, continuó Arturo ¡me negarás un favor? Habla, Arturo, respondió el capitán con tono moderado. Me has quitado tu un peso increíble del corazón: durante un mes he catado agonizando de fiebre, y eras *111, sangriento y pálido, el <^ue reia ^o constante itíi-nte á la ¿•aEécerádemtTeéhe. ¿Nu te parece, Manuel, que cuan do se vuelve á tener delante á aquel amigo que creíamos muer to. . - oh!.. . pero yo delirio. .. ¡Figúrale, Manuel, lo que Cain liabhi sentido si hubiera voh t r H lu \ ida ú su hermano.......irturo tendió los brazos al capitán, sin osar acercarse, y éste lleno de emoción, lo atrajo á su seno, diciéndole: Ven, ven amigo mió; un hom- NO. 88. da en la frente. t ¡Que dices, preguntó Manuel, i* ^Nad», nada, amigo mió. sino . estoy próximo á perder el L jukiO. • ¡Y Teresa? preguntó tímidamente Manuel. Teresal!! Es nna noble criatu-. ra, que te ama, capitán; es angélica, es digna de tí. Ohe! ohel gritaron los cocheros; las muías están puestas, y no podemos aguardar mas Vámonos, dijeron los dos amigos, pqes estos malditos cocheros nos urj en. Tero já donde vas, Manuel? preguntó Arturo. En verdad, ahora no lo sé; mi vi^je no tiene ya objeto. Acaso ai tendrá, dijo Axturó. Cómo!. .. . Sí, porque Teresa . . . . Ohe! ohe! gritaron otra vez los cocheros. Ven, ven, dijo Arturo; vamos á Jalapa, y allí proenrarémo-» dar orden á nuestras ideas, y obrar mejor. • Vamos, dijo el capitán; y re cogiendo las pistolas del suelo, ámbos amigos se enlazaron del brazo, y montaron en la diligen-cia que venia para México, en la cual había algunos asiento» vacíos. XVII. En Jalapa. bre que habla así, no puede ser un trardor: mas adelante me contarás todo; y te doy mi palabra de creerte, como crena á mi madre. Gracias, Manuel! exclamé Arturo respirando; gracias! Lo que qor mí pasa, es incom-precible! dijo el capitán, después de un rato de silencio, y dándose una palma ja en la frente: mira, Arturo. El capitán sacó del bolsillo el retrato de Te- Ahora, mi querido Arturo, que estamos solos,' y que núes tro espíritu está un tanto mas tranquilo, dijj el capitán, cuéntame todo lo que sepáis, y yo haré á mi vez lo mismo, para lograr el que se aclaren tantos misterios. De bueua gana, respondió Aituro; con tanta mas razon, cuanto que tengo un interés personal eu que quedes enteramente satisfecho. resa y la cajita con el fistol. Teresa!!! exclamó Arturo abriendo la caja- tií, Teresa. ¡El fistol dp Engiero! continuó Arturo, abriendo otra cajita, y cada ves mas sorprendido. Dime, dime, por Dios, ¡dónde has .encontrado estas alhaja»? AEn poder de unos bandidos, con quienes liemos' combatido cerca del pueblo de Amozoc. Oh! la miserable Celeste estaba complicada con ellos, exclamó Arturo, dándose una palma- Lo estoy sin necesidad de explicación: hay hombres cuyo rostro no les permite mentir, y tú, Arturo^ eres uno de ellos: así, pues, sea una conversation de dos amigos, y no una satisfacción: tú sabes que soy muy desgraqado, y quiero de tu Soca consuelos y esperanzas. Gracias! amigo mió, gracias! le dijo Artaro con entusiasmo: tienes un noble corazón, y ahora conozco cuántica la satisfacción interna que resulta de obrar bien. Continuara.