Ruega por nosotros, que necesitamos las mágicas rosas, los sublimes ramos de laurel! Pro nobis ora, gran Señor. (Tiembla la floresta de laurel del mundo, y antes que su hermano vago, Segismundo, el pálido Hamlet te ofrece una flor.) Ruega generoso, piadoso, orgulloso; ruega casto, puro, celeste, animoso; por nos intercede, suplica por nos, pues casi ya estamqs sin savia, sin brote, sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin pies y 'sin alas, sin Sancho y sin Dios. De tantas tristezas, de dolores tantos, de los superhombres de Nietzsche, de cantos afonos, recetas que firma un doctor, de las epidemias de horribles blasfemias de las Academias, ¡Líbranos, Señor! De rudos malsines, falsos paladines, y espíritus finos y blandos y ruines, del hampa que sacia su canallocracia con burlas, la gloria, la vida, el hono del puñal con gracia, ¡líbranos, Señor! Letanía a Nuestro Señor Don Quijote Por Rubén Darío. Rey de los hidalgos. Señor de los tristes: que de fuerza alientas y_de ensueño, vistes, coronado de áureo yelmo dé ilusión, que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, todo corazón. Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad. Caballero errante de los caballeros, barón de varones, príncipe de fieros, par entre los pares, maestro, salud! ¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes entre los aplausos o entre los desdenes, y entre las coronas y los parabienes / las tonterías de la multitud! ¡Tú, para quien pocas fueron las victorias antiguas para quien clásicas glorias serian apenas de ley y razón, soportas elogios, memorias, discursos; resistes certámenes, tarjetas, concursos, y, teniendo a Orfeo, tienes a Orfeón! Escucha, divino Rolando del sueño, a un enamorado de tu CLAVILEÑO, y cuyo Pegaso relincha hacia ti; escucha los versos de estas letanías, hechas con las cosas de todos los días y con otras que en lo misterioso vi. Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad............ ¡ Ruega por nosotros, hambrientos de vida, con el alma a tientas, con la fe perdida, llenos de copgojas y faltos de sol, por advenedizas almas de manga ancha, que ridiculizan el ser de la Mancha, el ser generoso y el ser español! Ora por nosotros, Señor de los tristes, que de fuerza alientas y de ensueño vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión, que nadie ha podido vencer todavía, , por la adarga al brazo, toda fantasía, y lajanza en ristre, todo corazón.