Ultimo retrato del Príncipe de la Corona de Alemania. verán a acosarnos en la calle, en el Anderground, en el restaurant, en el teatro y hasta en las casas particulares. Seguiremos aliviando el dolor humano, en la medida de nuestras fuerzas. porque el dolor humano, cuando está representado por una flapper bien reuri, enternece a todos los hombres. POR JUAN DE DIOS REZA Por muchos afios, allí prendido, Unico adorno del tosco altar, Flota un guiñapo descolorido. Piadosa ofrenda que no ha caído De las desgracias al hondo mar. Sobre la rota ventana antigua. Con tosco alféizar, con puerta exigua. Que hácia la obscura calleja dá. Pasmando al vulgo como «tentign. Tallada en piedra, la santa está. Parece que la inmensa desolación de lá guerra debiera producir en nuestra sensibilidad mucho más efecto del que produce la sonrisa de una chica de diez y ocho años. Desgraciada o afortunadamente, esa desolación está lejos, y la chica está cerca, y para preparar nuestro corazón a la caridad EN MI BARRIO hay que someterlo previamente a una emoción de otro orden. Y no hay moral que valga, porque la moral sería peor. La moral seria organizar colectas con curas protestantes o con veteranos de la guerra de Crimea. Julio CAMBA. Borró la lluvia los mil colores Que hubo en su manto y en su dosel, Y recordando tiempos mejores Guarda amarillas y secas floree De las verbenas del tiempo aquel. El polvo cubre sus aureolas. Las telarañas visten su faz. Nadie a sus plantas riega amapolas, Y ve la santa las calles solas, La casa triste, la gente en paz. A arrebatarlo nadie se atreve; Símbolo antiguo de gran piedad Mira del tiempo la marcha breve, Y cuando el aire lo empuja y mueve Dice a los años: “pasad, pasad." (Pobre guiñapo que el aire enreda! (Que amarga y muda lección nos dá! La vida pasa y el mundo rueda, Y siempre hay algo que se nos queda De tanto y tanto se nos vá.