t Bt EL, ECO 'E VOTO DE GRACIAS. Por las presentes hacemos manifiesta nuestra más profunda gratitud a las LI personas y agrupaciones que nos conso- i Jaron con sus telegramas; ton sus letras* con sus ofrendas florales (más de 150); con su presencia por dos días y dos noches en nuestro hogar durante el duelo; alas que con sus carros (más de 50) trasportaron al cementerio a las personas concurrentes a los funerales; a las pocas que con su pequeño óbolo ayudaron a trasportar a nuestra hija Berta, desde S. A. y a las que ayudaron asi a sufragar en parte los gastos propios de estos casos, con especialidad a la Sra. V. Williams, que sufragó todos los gastos en Del Río; al Sr. Redactor de MILICIA por su bondad en publicar todo lo relativo a este casó, y finalmente a los que hicieron expresamente el viaje desde lejos para a-compañarnos en este duelo. ¡ Dios os lo recompense, hermanos! C. C. Acevedo y Familia. Para Virgilio R. Acevedo. Cual bólido de luz Cual irrisada aurora, Que busca su final. ¡Asi viviste tú!. . Y en plena primavera Partiste; a la patria celestial. benita (^. Espinosa. SOBRELA TUMBAWÉ-TIHGILIO. Por 13 años 7 meses y 6 días, el Señor nos concedió la compañía* de Virgilio; después......voló a los cielos! Virgilio se reveló desde los primeros a-¡ ños de su vida, como un hombrecito en miniatura. Para él no había empresa difícil; si podía resolverla, bien; si no, proseguía adelante sin revelar desaliento ó descepción. Era sincero y tenía bien de- sarrollado el espíritu de servicio del Maestro. En la escuela, en la Iglesia, en el hogar y aún en sus recreaciones infan--tHesrsiempre demostró esas virtudesz—: Era mi compañero de viajes, con frecuencia y en la ciudad mi inseparable acompañante. Hoy solo su recuerdo va por doquier conmigo y el eco de su vo-cesita que muchas veces provoca el llanto de mi alma. Lleno de infantil alegría lo despedimos en San Antonio en las primeras horas del viernes 23 de Junio para que fuera a pasar sus vacaciones a Del Río, bajo el cuidado y protección de la Sra. Virginia Wi lliams. Una plegaria del Rev. C. S. Guerrero completó aquel cuadro de alegría, que muy pronto habría de cambiarse en duelo y aflicción. Ni 40 horas habían transcurrido de aquel momento en que entregamos un mundo de ilusiones y esperanzas, cuando el telégrafo nos anunció qpe re-; cibiríamosun cadaver. La límpida corriente del río de San Felipe, no será ya así para nosotros; pues se ha enturbiado con la sangre de nuestro hijo. Aquella vegetación y aquel cielo jamás tendrá ya para nosotros encantos. Guardamos en nuestro corazón inmensa gratitud para aquellas almas que piadosamente, en Del Rio y en otras partes, han sentido con nosotros tu partida. La recia tempestad-sigue azotando y en medio de su furia.... ¡cuántas veces en tu tumba, hijo nuestro, te^otemplamos como a través de transparente velo; como tras de límpido cristal, durmiendo el sueño de los que son ya dueños del reino de los cielos! — Con el llanto de nuestra alma regamos las flores de tu tumba y esperamos con fe que el Señor nos cumpla sus promesas. Tus padres que te lloran. t **■ (10)