LA PENUMBRA 3. Tú me enseñaste amar, culpa á la suerte í^ue en mi paso te puso, vida mia, y me lleva tras tí, porque sin verte, Sin verte un solo instante moriría.... * * -x- ¿Porque te volví á ver? ¡Me vuelvo loco De tanto idolatrar, de amarte ciego....! Para este amor mi corazón es poco Pues se consume ya de tanto fuego..., ¿Para qué te vi si de improviso Encendiste en mi alma amor eterno,... ? ¡Para qué vislumbrar el paraíso Y luego sumergirme en el infierno....! * * * Mira, muger, no sabes lo que has hecho, Entre sombras pasaba mi axistencia, Ni una ilusión alimentaba el pecho, Ni conservaba el alma una creencia. Mis padres me dejaron siendo niño, Y abandonado v solo y vagabundo, Deshojaron la flor de mi cariño Las tempestades lúgubres del mundo. Y solo en mis harapos de mendigo, Y solo y despreciando la existencia, No encontré en mi Calvario grato abrigo Ni un recuerdo de amor en mi conciencia. Y te mire.... la luz de tu mirada Iluminó mi senda en un instante, Y sinti renacer la fe apagada Y revivir mi corazón gigante. * * * ■ Tú cambiaste por flores mis abrojos Con solo tu presencia tan divina, Y en la tumba do estaba, con tus ojos Me dijistes: ¡levántate ■y camina... J Y á la vida volví.... ¿cómo no quieres Que te entregue mi amor, mi amor ardiente... ? ¿Qué importa que no me ames, si sé que eres La virgen de mi culto mas ferviente. ^.. ? * * * No soy digno de tí.... ¿Cuándo el gusano Puede llegar al nido de granito Donde se posa el águila, y en vano Remontarse con ella al infinito....? No soy digno de tí!,... ¿Pero es posible Que tu pecho no ablande, vida mia, Que esta pasión inmensa, inestinguible, No te inspire otra igual, cualquiera dia....? Mas quien soy yo para exigirte tanto.... ? Perdóname, muger, mi amor profundo, Perdona mis delirios y mi llanto, Perdona que te si^a por el mundo.... Me basta con mirar tu altiva frente, Tu angélica sonrisa, y en tus ojos Leer que vives feliz y complaciente Sin encontrar en tu camino abrojos; Para sentir la dicha que enagena Y tranquilo quedar y satisfecho, Ya que mi negra suerte me condena A guardar este amor dentro del pecho.— Tú me inspiraste la pasión primera. ¿Como? ¿Cuándo?—no sé! siento dentro el alma.. .. pero lo siento, ¡y no quisiera Sentirla dentro el alma ni nn momento....! Y nunca me has de amar, porque la suerte Pone un abismo entre los dos, profundo, Pero yo te he de amar hasta la muerte I mas alia después si hay otro mundo. Jacobo M. Aguibre, ------------------ Muger idolatrada. Apiádate por Dios, de mis amores ?ue mia alma triste de sufrir canzada a no puede sufrir tantos dolores. Quiero escuchar tu acento, Y embriagado quedar con su armonía. Para alejar mi triste desaliento Angel hermoso, lleno de poesía. Y yo siento que loca El alma se trasporta hasta el exeso Cuando sueño tu boca.... Que á beber me convida con un beso. No tardes, vida mia. Que siento el corazón hecho girones; Y parece que estoy en la agonía Producida por dulces emomones. Quiero libar tu aliento Y embriagarme con él, muger querida, Y siquiera olvidar por un momento Las amarguras de mi triste vida. Dulce y grato beleño Quiero sentir en tus amantes brazos, Tú eres mi amor, mi idolatrado dueño, Y tu ausencia mi pecho hace pedazos.... ¡Ay! ven, que quiero verte, Y contemplar el cielo en tu mirada, , ¡Después que venga la implacable muerte A concluir mi existencia infortunada! Mi amor siempre creciente. Yo quiero repetirte de rodillas Acariciando tu espaciosa frente Y besando tus púdicas mejillas. ¿Ya vienes? es tu voz. Cadencia celestial, dulce armonia, ?ue suena solo donde existe Dios en el acento de la amada mia: Cuan hermosa te miro Celeste aparición, ideaflquerido. Ven y recibe el postrimer suspiro Que se exhala del peche dolorido. Saltillo.—1880. Manuel TbeviSo. _______________GACETILLA. TERTULIA. La que sc did ú las señoritas y jóvenes que forman la Asociación dramática “Juarez” el sábado próximo pasado en el salon de la escuela núm. 1 de niñas, estubo muy concurrida y animada. Cuarenta simpáticas parejas se levantaban rebosando de entusiasmo á los dulces sones de la música que dirije el inteligente Aurelio Herrera. La