[Febrero REVISTA EVANGELICA 73 lRt‘El día 9 de diciembre el her-■mano Ruiz reletó haber visto al ■Salvador en una visión con los ■brazos abiertos invitándole a ve-Inir, y dijo que si predicare otro ■sermón, cosa que no esperaba [hacer, predicaría del tema ‘He I visto a mi Salvador’. Más tarde dijo: ‘Voy a un lugar mucho más hermoso que cualquier lugai en este mundo’. ‘‘La mañana del 13 de diciembre llamó a la esposa y le dijo que iba él al cielo ese mismo día. A medio día habló con sus dos hijitas, despidiéndose de ellas y de la esposa y del Doctor y las enfermeras. Con su sonrisa acostumbrada animaba al Doctor para que no se desanimara en la obra de la evangelización del pueblo, pero dijo que su parte de la obra ya estaba terminada y que iba a estar con Jesús, y repitió la palabra ‘Jesús’ diciendo que no había palabra tan dulce ni tan preciosa como ‘mi Jesús’, y a las 9:15 durmió en el Señor. Su ida es un golpe a la obra evangélica en todo el sur de México. Heroicamente dió su vida en pro del Reino de Dios, y raramente predicó un sermón sin tener profesiones de fe. Ahora tiene la corona de vida eterna.” Tomamos de “La Luz,” órgano de los bautistas mexicanos, del 15 de diciembre, lo siguiente respecto de la enfermedad y muerte del hermano Ruiz: ‘Ha bajado a la tumba un caudillo de Israel. El hermano José P. Ruiz, Pastor de nuestra Iglesia en Puebla, atendiendo el llamado del Señor, se ha despedido de nosotros. Nada indicaba que su partida estuviera tan cerca. El 30 del pasado noviembre principiaren en Cuernavaca los trabajos del Instituto Bíblico para Colportores y habíamos quedado de vernos en dicho Instituto. Los dos primeros días del Instituto pensábamos que el retardo del hermano Ruiz se debería a algún asunto imprevisto en relación con su trabajo. Pero el 3 de diciembre llegó a Cuernavaca la Srita. Ruth Pliego procedente de Puebla y nos llevó la triste noticia de la enfermedad de nuestro amado compañero. La Srita. Pliego nos indicó que la enfermedad del hermano Ruiz se debía a una úlcera en el estómago. Inquirimos por teléfono y se nos informó que el hermano Ruiz estaba recluido en el Sanatorio Latino Americano y que aunque había algunas esperanzas de alivio, el caso era bastante grave. Terminadas las tareas del Instituto de Colportores volvimos a nuestro campo. Con la mayor frecuencia posible inquiríamos noticias acerca de la salud de nuestro hermano. Cada vez estas noticias nos hacían saber que la partida de nuestro compañero se aproximaba rápidamente. El domingo 13 de diciembre, apenas terminado el culto de la noche, nos comunicamos telefónicamente con el Sanatorio Latino Americano. En esos mismos momentos el Dr. Dawson trataba de comunicarnos que hacía quince minutos el hermano Ruiz había partido de este mundo. Por los informes que tenemos, el hermano Ruiz predicó en su iglesia, la noche del domingo 29