Página 28 El Promotor de Educación Cristiana Página 29 El Jardín de Niños en la Escuela Dominical Por Alicia M idler de Trelles El primer Kindergarten, o Jardin de Niños fue planeado y establecido por Federico Fróebel. notable educador alemán, en 1837. Pestalozzi. en Suiza, organizó escuelas semejantes y la Doc'ora Montessorri. en Italia, mucho más tarcie. descubrió nuevos caminos para la educación de los pequeños. Eurona y América han acogido con agrado y entusiasmo los Jardines y el ideal de los educadores es que cada escuela primaria cuente con su Jardin Anexo. Es sumamente importante la labor que realizan los Jardines, en cuanto se refiere a la formación de buenos hábitos y la corrección de los indeseables, en el pequeño. La atinada dirección del niño determina su comportamiento durante la adolescencia y da color a su conducta como adulto. En el Jardin el niño define sus actitudes, adquiere conocimientos y emplea útilmente su desbordante actividad. Los padres saben, por observación y experiencia, a cuantas travesuras inconvenientes se entregan sus hijos, si nadie los encauza. Ahora bien, no escribiré un tratado de técnica para la educadora, sino sólo algunas generalidades que. unidas a la buena voluntad de una maestra, den origen o mejoren el Departamento Infantil de cada Escuela Dominical. Equipo y Sesiones He aqt i lo mas indispensable para realizar este bello sueño: una sala grande o pequeña. con buena luz. unas cuantas sillas y mesas pequeñas, libros de estampas para ver y colorear, un minúsculo pizarrón para que rayen y pinten los artistas, un órgano que" todavía suene, o un piano, o un tocadiscos. o sólo la voz afinada de la maestra. El ornato de los muros y del salón será sencillo y llamativo: estampas bíblicas, o de flores, o de animales domésticos y escenas familiares. Flores frescas, o dos* o tres frutos de la estación, lo harán más atractivo. Las frutas se partirán al final de la lección, para que los niños las saboreen. Puede haber dos sesiones: una entre semana y la principal, el domingo en la mañana. Con el Mundo Infantil Las primeras actividades quedan reducidas a formar filas, e hileras, sentarse y levantarse sin ruido, conversar con quietud, escuchar la historieta bíblica, cantar pequeños himnos y coros y marchar y jugar dirigidos. Lecciones Bíblicas El centro de interés, en estos Jardines Anexos a la Escuela Dominical, lo forman las lecciones bíblicas, que deben ser propias para la edad de los niños, esto es. breves, gradúalas, ilustradas. Creo que habrá cursos determinados para estas actividades; mas en la imposibilidad de que lleguen a las maestras, pienso que son oportunas estas recomendaciones generales sobre ellas: la. Téngase muy en cuenta la edad del niño para la organización y duración del trabajo. En tal virtud, la historieta bíblica o moral será breve <5 a 10 minutos»; la memorización sólo de un versículo corto; una sola estrofa del himno y todo el trabajo en forma de juego. • 2a. Si el pasaje general que consideran ese domingo las clases de la Escuela Dominical. se presta para que lo estudien los pequeños, se tomará sólo una parte; si fuese difícil, la maestra buscará otra cita; esto requiere previa preparación, para no verse obligada a improvisar, trabajando sin ningún material ilustrativo propio. 3a. La maestra debe estar siempre preparada para cambiar de actividad con los niños para no caer en la rutina. 4a. Si el niño hace preguntas o pide explicaciones. hay que ingeniarse para contestarle y permitir que sus compañeros conversen sobre su cuestión. Los niños son admirables en muchos aspectos. Recuerdo algunas curiosas preguntas infantiles. Héctor y Octavia tomaban su desayuno. El mayor <5 añosi dio gracias. La niña, pensativa, le preguntó a su madre: —Mamacita. ¿y de qué color es Dios? Mientras pensaba ella una buena respuesta, Héctor le contestó: —Pues azul, porque está en el cielo. Y todos contentos. Conté a un auditorio de niños de 4 a 5 años, empleando bonitas estampas, un episodio de la vida de Samsón. Dalila era una mujer hermosa, pero mal educada. Cuando les dije: —Esta es la hora bonita de la clase. Pregunten o digan lo que quieran, una rubie-cita afirmó: —No me gusta Samsón. —¿Por qué? —Porque se dejó cortar el cabello y se puso débil. —Se equivocó—contesté. Y la pequeña no dijo más. Si. creo que pensaba, Samsón se equivocó, como cuando yo me quemé por probar la leche antes que estuviese tibia, o también cuando comí muchos dulces y tuve que tomar después aquella fea medicina Con los niños tenemos que volvernos niños. sabios y cuerdos, pero alegres, amables, con deseos de jugar y bromear; así ellos tienen confianza y aprovechan las lecciones maravillosamente bien. Un Jardín en Cada Iglesia Seria mucho esperar que precisamente en cada Escuela Dominical hubiera una educadora para establecer su Jardín Anexo; pero si puede suceder que haya una estudiante o una señora que. con buen ánimo, podría organizar este bonito e interesante trabajo. Si fuera posible que cada Iglesia llegase a tener su Jardin de Niños en actividad, de E V A L E N T E Juanico era un niño de mucho valor que andaba de pleito por cualquier razón. Un día otro valiente asi lo retó: —¿Quién será el más hombre de nosotros dos? Temblando, temblando Juan se retiró diciendo entre dientes: —Ya verá, señor, traeré mi pistola, mi rifle mejor, una larga espada, clarín y tambor Juanico no trajo lo que prometió y nunca lo vieron pelear sin razón. —Alicia Müller de Trelles. -‘i r. 1 lunes a viernes y el domingo, es incalculable la influencia que ganaría en el barrio y algunas familias asistirían a llevar a sus hijos, en vista del noble cambio que en su comportamiento habrían de notar. Deseo que los Superintendentes y los Pastores y Misioneros hagan planes favorables a este proyecto, que es real en muchas congregaciones y que no es muy difícil de realizar. Todo en bien de los niños, recordando el dicho del divino Maestro: “Dejad a los niños venir a mi y no se los impidáis, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Nota: Quisiéramos subrayar la sugestión de la Profesora Trelles, al efecto de que cada iglesia procure tener su Jardín de Niños funcionando de lunes a viernes, todas las semanas durante la época escolar del año. El hacerlo, proporciona a la iglesia entrada a muchos hogares que de otra manera estarían cerrados y le permite ejercer una gran influencia para bien en toda la comunidad, mediante los caracteres y el pensamiento de los pequeños niños que vienen al Jardín de Niños, a la vez que en sus corazones impresionables se siembra la semilla del evangelio que más tarde tendrá que rendir fruto.—Ed.).