1< I. S E M B R A D 0 R EL S E M B R A I) O R La Delegación de Irapuato, Guanajuato. 1'1 *. I La Srita. Luz Verdad Guajardo y Doña C.esárea Mendoza de González en el campo aéreo. La primera se dirigió a Nueva York becada por el Club Sembradores de Amistad, a perfeccionarse en el canto. KI asilo de caridad que maneja Doña Octavia Buenlello. Un aspecto de la meritoria labor que dirige la Srita. Octavia Buenlello en el Asilo de Caridad. Aspecto de la humanitaria labor que dirige en el Asilo de Calidad la Srita. Octavia Buenlello. — 10 — HORA GRAVE Uc- Santiago ROEL Jr. Era menester el genio poético de Rainer María Rilke, para descubrir y describir en sutil poema, al hombre, como frágil * centre) del universo conocido. Su “Hora Grave", acertado rubro a esencial poema, lleva en sí mismo inserto toda una sinfonía de sugerencias y un mar de significaciones: “Quien ahora Hora en alguna liarle del mundo, sin razón llora en el mundo, llora por mí. Quien ahora ríe en alguna parle, en la noche, .sin razón ríe en la noche, ríe de mí. Quien ahora marcha en alguna parte del mundo sin razón marcha en el mundo viene hacia mi. Quien ahora muere en alguna parte del mundo, sin razón muere en el mundo me mira a mi’’. El hombre, no es sino un espejo en donde su prójimo se mira y cuando un hombre llora, sufre o padece, en definitiva no hace sino llorar por su semejante, sufrir por su hermano y padecer por su con- Pero no es sólo ese, el único trasceden-tal sentido que Rilke, el gran creador cuya poesía tiene el mérito de haberse convertido totalmente en música, al decir de Zweig, ha dado a su “Hora Grave". Es más: “cuando alguien llora en el mundo", dice el célebre poeta pragüense, llora de mí. Es decir-: Es tan inconsistente, tan quebradiza, tan poco sólida la vida humana y tan sin orientación definitiva —las k únicas ventanas a la luz son la razón y la fé— que con frecuencia el hombre sufre, ama u odia y vierte rocío, sin razón ninguna y cu definitiva al llorar sin causa, v por lo menos consciente, llora por los demás y Hora de angustia, de no entenderse a si mismo, de no saber por qué llora. “Hora grave” es un poema sencillo.— Cuenta sólo con cuatro estrofas y en ellas sustituye Rilke simples términos (llorar, reír, andar y morir), ropajes verbales, plenos de contenido y los completa con un ritornello. Es la última actitud, morir, con la que se cierra en definitiva el ciclo vital, la que le dá al poema en sí, toda la gravedad que la “Hora Grave" reviste. “Quien ahora muere en alguna parte del mundo, sin razón muere en el mundo, me mira a mí". ¡Cuántas gentes mueren en estos instantes en el mundo! ¡Cuántas otras mueren sin razón!, la razón de morir o la razón de haber vivido lo suficiente: (“Vida nada me debes”) y lo más grave y profundo, es que todo el que mucre me mira a mí, dice Rilke, es decir: me hace recordar que soy mortal, que de barro estoy integrado y que polvo soy y en polvo he de convertirme. Cada muerte humana con razón o sin ella, es una clarinada, un toque de atención, un estirón de orejas «pie nos da Dios, para no creernos asidos eternamente a la vida (pie en sí misma lleva el gérmen letal y sobre todo para prepararnos a saber morir, difícil arte que requiere, ya lo dijeron por ahí, el saberse morir a diario, a cada instante. Llorar, reír, andar o morir, son actitudes inevitables del hombre, deleznable centro del universo conocido y casi todas ellas, surgen por lo general sin razón y ahí está precisamente su gravedad, el andar perdidos en el mar del no saber, sin habernos podido asir náufragos sin remedio— a la tabla de salvación de la cultura, al arrecife del pensamiento, o al milagro de la Ee.