]■: L S E M B R A I) O R (SofaGoracioneS^ (Sii'tie de hi Páj-. 6) dos de todos los puntos del inundo, con el fin del tráfico o de la diversión; pero al lado de esta multitud animada de deseos de lucro o de sed de placeres brillaba el templo glorioso; su enseñanza, la escuchasen o no, es que existe un tesoro que ellos no pueden comprar a ningún precio y una alegría más preciosa que todas las demás. No es para satisfacer una voluptuosa exhibición de riqueza ni por un vano placer de los ojos o por una alegría orgullosa por lo que esos mármoles fueron tallados, y sus arcos fueron provistos de los colores del prisma: un mensaje está escrito en sus venas, un sonido en el eco de sus bóvedas que llenará un día las bóvedas del cielo: ¡El vendrá para juzgar y hacer justicia.! Ve-necia fuá fuerte y poderosa mientras recordó ésto: la destrucción viene desde que lo olvida, porque Venecia no puede in volar para su olvido ninguna excusa. Los saltimbanquis y las máscaras lanzaron sus estallidos de risa y continuaron su camino: un gran silencio les siguió, porque en medio de su multitud, a través de los siglos de vanidad creciente y de orgía, la catedral blanca de San Marcos había hablado así al oído ya sordo de Venecia: ¡Sabe que por todas estas cosas, tú serás juzgada por el Señor.!"’ OSCAR DAP'ILA DAI'ILA INDICADOR "EL SEMBRADOR" Publicación Mensual dedicada a la difusión de ideas culturales y otras causas nobles. Organo del Club "Sembrmlores de dmislad’’ de Monterrey. Pendiente de Registro en -:- la Administración de Correos. -:- Director: MIGIII'.I. MARGAIN ZOZAYA Toda correspondencia relacionada con esta publicación deberá ser dirigida a su Directcr. ZARAGOZA SUR 1027 MONTERREY, N. I.. tívi$cur$o &£ nue$ivo . . . . (Sigue de la Pág. 5) nal de su vida y se da a la tierra, y se da a sus hijos y alienta siempre una esperanza que no por permanecer muchas veces lejana, pero para el radiante, lo hace desmayar. Y así continúa viviendo y así de aquel tosco cuerpo que se inclina sobre el surco, de aquel surco abierto, acogedor o inhospitalario, surge la egregia figura del Sembrador, la potente figura, imagen del Sembrador evangélico, que va caminando siempre, arrojando su simiente a despecho de los vientos, a despecho de la cruda aridez, confiando siempre en su destino, marcando siempre un sendero que ha de prolongarse vivido y luminoso como ejemplo de vida cristiana como única herencia, quizá, pero imperecedera a sus hijos. Ustedes distinguidos huéspedes son para nosotros y para la Sociedad regiomontana dignos Sembradores; sembradores también que arrojan en las inteligencias chispas de su propio saber; sembradores que se prodigan a los demás desinteresadamente, por amor a la siembra misma; que no se detienen en su tarea por el pensamiento de que su esfuerzo pudiera ser estéril, sino que prosiguen su camino teniendo Ja íntima convicción de que cumplen un destino. un destino que se proyecta y se funde en el destino de la Patria misma. Por eso el Club Sembradores de Amistad, que tiene el firme propósito de coni' ¡huir a que nuestra convivencia sea más humana, a que nuestras almas se identifiquen por los lazos sinceros de la Amistad, a que esa amistad se yerga a pesar de las pasiones y de las miserias que asolan el mundo, felicita sinceramente a ustedes por la inestimable ayuda prestada a nuestros médicos regiomontanos, y al presentarles también el justo tributo de admiración de la sociedad remera representada en nuestra Institución, les pide que como hoy sigan siempre adelante en esa tarea de sacrificio y de abnegación en que han convertido su noble profesión, con la firme convicción de (pie por encima de su propio bienestar están ustedes sirviendo con creces a la formación del des'ino de nuestra — 8 —