BUSCAN MEJO VIDA ACTUAL IUDAD DE MEXICO, septiembre de 1931. —Envuelto . en largas batas blancas, ante las retortas y los micros copios, silenciosamente trabaja día y noche un grupo de hombres, la mayor parte de ellos muy jóvenes, tratando de a-rrancar los secretos de la vida. Histólogos, entomólogos, botánicos, fi Biólogos, paleontólogos y químicos, trabajan incansablemente en el Instituto Biológico de la ciudad de México. La riqueza animal y vegetal del país, su forma de desarrollarla, y de apio-vecharla debidamente, y los problemas de la vida de ambos reinos, es objeto de un constante estudio de quienes han entregado su saber al bienestar humano. “Nuestra labor es silenciosa; pero po sitiva. Aquí estamos dedicados al descubrimiento de la verdad, para el bien humano", dijo el profesor Isaac Ochoterena, al representante de los Periódicos Lozano, al mismo tiempo que mostraba todos los departamentos del Instituto de Biología. Y al entrar al' departamento de botánica, que se encuentra a cargo de la profesora Helia Bravo—una joven mujer que se encarga con paciencia notable de clasificar y estudiar la flora mexicana—, el profesor Ochoterena, exclamó: ‘‘¡Aquí tiene usted reunido el esjuer-%o de muchos, de muchos hombres buenos r* Cuarenta mil variedades de la flora mexicana se encuentran ahí, debidarnen te clasificadas y conservadas. , “Pero estas cuarenta mil variedades no son todas las que tiene la flora mexicana—explicó el director del Instituto, añadiendo:—Nos faltan muchos millares. “Cada vez que salimos a una excursión, volvemos cargados de nuevas especies. “Nuestro país es notable por su flora. Aquí tenemos todo lo que puede haber en el mundo. De Oriente a Occidente encontramos la flora de los trópicos, de la zona templada y de los climas fríos; en el Norte tenemos la flora de los desiertos y en el Sur la de las regiones húmedas. “¡Es tan inmensa y tan maravillosa nuestra flora que todos los sabios extranjeros que nos han visitado, han quedado sorprendidos de tanta riqueza !” Entre las cuarenta mil variedades de plantas almacenadas en el Instituto de Biología, no sólo se encuentran cientos cuyas aplicaciones curativas no han sido aprovechadas debidamente, sino que también hay encantadoras plantas para adornar los jardines. EL MAS COMPLETO ESTUDIO DE LA PLORA MEXICANA. Fue el doctor Hernández, protomédi-co del rey Felipe II, el primer sabio que estudió la flora mexicana. Después de cinco años de pacientes trabajos, Hernández regresó a España, dejando maravillado al monarca español por los descubrimientos que había hecho. Pero Felipe II, no queriendo que los descubrimientos del doctor Hernández fueran conocidos por el mundo, ordenó que el original de la obra escrita por el protomédico, fuera archivado en la biblioteca del Escorial; pero un incendio dejó convertida en cenizas la monumental biblioteca y la obra de Hernández hubiera sido desconocida por las generaciones actuales si no hubiera sido por un piadoso amigo del sabio, quien cuidadosamente había conservado el borrador de la preciosa obra, el que fue editado años después en Italia. Es esta obra de Hernández la guía más completa para quienes, estudian la flora mexicana y los botánicos del Instituto de Biología han buscado empeñosamente las plantas señaladas por el protomédico de Felipe Segundo. Una de esas plantas, descubierta recientemente en Michoacán, es el izqui-sote. “Esta es una planta que solamente se encuentra en Michoacán, pero que en un futuro cercano, será la más preciada do todos los jardines"—informa el Profesor Ochoterena. Y añadió: “Da una flor delicada y la más aromática de cuantas existen. Basta una sola de estas plantas para perfumar todo un jardín". El profesor da a conocer todos los tra bajos del Instituto tendientes al conocimiento y apfovechamienW* de la flora mexicana, diciendo: “Es penoso decirlo, pero es la verdad: nuestra flora ha atraído más a los En qué Consiste la Silenciosa Labor que Lleva a Cabo el Instituto Biológico de México v, . w i# 'A ti* 4 Edijicio que actualícente ocupa el Instituto de MStMca Casa del Lago, ubicada en las riberas del Lago de ChapultepLC. Despacho del Director del Instituto de Biología, de la Ciudad de Mém>co. sabios extranjeros que a los mexicanos. “Por ejemplo, tenemos una sin igual variedad de cactáceas, estudiada con detenimiento por extranjeros, y lo más triste del caso es que siempre hemos tenido que recurrir en consulta a esos hombres. “Pero ahora estamos empeñados en hacer un esfuerzo para llevar a cabo un estudio completo de nuestros cactus. Y Ochoterena mostró al representante de los Periódicos Lozano, un jardín de una gran variedad de cactus, que cultiva, observa y estudia la profesora Bravo. „ . “"'ste es el jardín de Helia—dice el profesor—. Lo atiende con rara paciencia y lo estudia con provechosos resultados". VERDADERAS MARAVILLAS del Depar Hablando sobre la utilidad tamento de Botánica, el pro-f e s o r Ochoterena explica que constantemente está informando a numerosos interesados sobre las diferentes aplicaciones de las plantas que se encuentran clasificadas. “¡Tenemos maravillas! —exclama el profesor, agregando: “Pero de nada serviría si nos concretáramos a almacenar estas maravillas, sin que el país disfrutara de sus beneficios. “Esta es la labor actual del Instituto, y creo que en este sentido hemos logrado muchos progresos". Jjuego recordó el profesor las grandes dificultades económicas que existen en el país para el progreso de Señor Isaac OcHotercna, Director Oei Instituto. hombres que sufren las consecuencias í;"áe esta enfermedad. El profesor Ochoterena se muestra entusiasmado por las investigaciones title se han llevado a cabo en las aguas del lago de Xochimilco, estimando que la ciencia 'dará varias sorpresas como resultado do estos trabajos. Cuando el profesor fue interrogado sobre los últimos descubrimientos realizados por el Instituto de Biología, contestó sonriente: “Nuestros trabajos son muy modestos y no pretendemos haber realizado descubrimiento alguno. “Lo único que podemos presentar al mundo, son nuestros trabajos sobre las cactáceas, sobre la onchocercosis, sobre farmacología. . “Y continuamos trabajando y solo nos quejamos de la falta de recursos ma teriales para continuar esta labor. “Si las naciones, en lugar de gastar millones de pesos en ejércitos y guerras, entregara ese dinero al desarrollo de la ciencia, ¡qué de beneficios obtendría la humanidad!'’ Ochoterena tiene cuarenta y cuatro años, de los cuales más de veinte ha dedicado a la Biología y vive entregado a sus excursiones, experimentos y estudios científicos. Hace poco más de dos anos, desde que el Instituto pasó a depender de la Universidad Nacional Autónoma, el profesor Ochoterena se hizo cargo do la dirección del establecimiento. El Instituto se encuentra establecido en la Casa del Lago, en el Bosque de Chapultepec. Diez Consejos nara la Mujer tí- la ciencia. “Nuestros presupuestos— dijo—, son muy limitados. No podemos llevar a cabo excursiones ni experimentos científicos como es debido, por la penuria en que estamos. “En México no tenemos, como tienen otros países, ricos dispuestos a ayudar a1 progreso de la ciencia, y tenemos que desistir de numerosas e importantes in vestigaciones, debido a esa situación e-conómica'’. El profesor Ochoterena continúa mos trando al representante de los Periódicos Lozano, todos loa departamentos del Instituto. “Verá usted—observa en una ocasión —que la mayor parte de los hombres que trabajan en el Instituto, son jóvenes. ‘Son jóvenes dedica dos por completo a la ciencia. Trabajan incansablemente; para ellos Leyendo revistas antiguas, donde siempre encuentro algo interesante, tropezaron mis ojos investigadores con el título que encabeza estas líneas. ¡Consejos para la mujer! Es un tuío sugestivo tanto para nosotros como para ellas. Por eso, no sólo los leí, sino que los traigo a mi página por encontrarlos a-certadísimos y de gran provecho para todas. Los consejos son éstos: l0-—Ama plenamente pero has de fijarte mucho en el hombre que elijas. 2o.—Reserva tus besos para el hombre a quien amas: la que a muchos besa, a ninguno quiere. 30i—Puedes amar cuanto quieras; a-mar no es pecado, si se ama como Dios manda. 4o—Ejercita tu inteligencia, cultiva tu alma y cuida tu cuerpo. 5o—Sé afectuosa, hazte agradable y no olvides que mujer desaliñada ahuyenta el amor de su casa. 0O<—Ho trates de enmendar en el marido las faltas que notaste en el novio. 70<—La verdad: siempre di la verdad; esto te evitará más de una desavenien-cia. g0 —olvídate de todos los demás hombres después de haber elegido al que amas. Do.—El respeto mutuo consagra el a-mor eterno; la excesiva confianza engendrará menosprecio. 10o—Sé feliz; esto es muy difícil, pero no imposible. Estos consejos se vo que han sido dictados por la experiencia, y que pueden orientar perfectamente a la mujer cuya voluntad vacile, llevándola por el camino suave y dulce de la virtud y de la paz ihoral. Hacer feliz a todo aquel que tenemos a nuestro alrededor es la misión de la mujer. Para ello debemos de valernos de la virtud, las buenas costumbres, la dulzura y los atractivos de tierna seducción con que nos ha dotado la naturaleza. —Victor Hugo. no hay jornada de trabajo, se entusiasman con los nuevos experimentos, y no des* cansan sino hasta descubrir lo que se proponen". Y Ochoterena menciona a todos sus ayudantes, indicando los trabajos que cada uno de ellos desarrolla. TX)S JARDINES DE PARIS LA ONCHOCERCOSIS Al llegar a su laboratorio privado, el profesor da a conocer sus trabajos sobre la onchocercosis—la espantosa enfermedad que produce la ceguera y que tantos daños lia causado entre los habitantes de dos pueblos en el país. “Estamos empeñados en el estudio de la onchocercosis—dice el profesor--porque justo es salvar a los ¿Quién sospecharía, al Ir en un auto por las animadas calles de París, que existen aún en la gran ciudad numerosos oasis de tranquilidad y verdor? Y, sin embargo, hay que rendirse a la evidencia: el número de jardines privados que en primavera esmaltan París con la esmeralda de sus hojas y el colorido de sus flores es de 12,709. PAGINA 3