300 y LA VOZ . CRÓmCA^BIiI®[OSA. ESTERTOR. .' MISIONES DE LA CHINA. ' (CONTINUA.) ' En una provincia como ésta, que tiene, según cálculo, trescientas leguas, de oriente á poniente, y trescientas veinte de norte á sur; que contiene doce foú (pueblos de primera clase), ocho tche-lm-tcheu (de segunda clase superior), once tche-tcheu (de segunda clase inferior), y ciento veintiún Men (de tercera); que cuenta .una infinidad de aldeas y una población inmensa, poco hubieran hecho los fieles si hubiesen'limitado su acción á las criaturas de su respectiva ciudad. Afortunadamente Dios nos ha proporcionado nuevos medios para aumentar el ¡número de sus elegidos y los hemos aprovechado. . Las farmacias con sertanabundantes, los indígenas las hallan suficientes; por manera que son muchos los mercaderes qué recorren la provincia dé'un cabo á otro, vendiendo pildoras y ejercen la medicina ambulante. Ésta circunstancia nos ha sugerido la-idea de enviar á puntos donde.no hay neófitos, hombres de confianza que viagen como verdaderos médicos ofreciendo curar de balde á todos los niños que se les presenten, por cuyo medio no es difícil adquirir muchos parroquianos. Las madres se comunican unas á otras la llegada del doctor de los remedios gratuitos, y todas acuden á él con sus recien nacidos, estén ó no enfermos, para obtener algunas píldoras á fin de administrarlas en el acto ó después. . Aunque la mayor parte de los hombres que .se emplean en esta comisión no sepan gran cosa de medicina, Dios permite, que curen un considerable número de niños, y así es que cuando vuelven- á pasar por el mismo parage, atendida la fama que han adquirido, atraen á sí cada vez mas enfermos, y de este mod? se multiplica cada año el número de los bautizados. El aire de probidad que les comunica la .Religion y los distingue de la cara falsa que-.tienen los paganos, sin que éstos puedan conocer la causa, la modestia y el comedimiento que guardan en sus acciones y palabras, contribuyen quizás mas á grangearse la estimación de todos, que los remedios que distribuyen gratuitamente; siendo de notar que como el paganismo ejerce algunas veces esta obra de caridad, esto nos favorece también para que alcancemos mas fácilmente nuestros designios. . > .Hay paganos que con motivo de una grave enfermedad, ó por cualquier otro motivo, hacen-voto de distribuir cierta cantidad de píldoras, 6 recetas impresas que indican el modo de curar tal ó tal enfermedad. Los unos las reparten en sus propias casas, de modo que el año pasado hubo un mandarin subalterno qué daba en su mismo pretorio píldoras á cualesquiera que las pidiese. Otros se van lejos á cumplir sus votos, ó bien asalarian algunas personas para que prodiguen sus liberalidades sin descubrir el bienhechor. Los hay también que hasta distribuyen dinero, principalmente á fines del año, y otras que dan arroz á los pobres cuando no pueden comprarlo. No hay, pues,