EL ATENEO - REVISTA ESTUDIANTIL 23 Para Edmundo Sánchez de la Fuente Oh...Muy bien Edmundo muy bien está éste tema de pensares profundos que me diste a leer, lo he hecho con gusto y me causa alegrías el pensar que aún existen juventud y armonías “de valor y valer”. “PROMETHEO y Pantagruel ya no están distanciados. El estómago es rey. El cerebro es esclavo.” Lo has hecho muy bien, hablando claramente hoy desnudo has mostrado el maldito pecado de éste gran siglo veinte. J- V. Don Quijote en el Siqlo Ueinte. NTRE Pmmetheo y Pantagruel; entre la función fisiológica de llenar el estómago hasta el hartazgo y la de elevar el espíritu hasta la exaltación, parece no mediar otra distancia que la que separa los intestinos del cerebro. Hay sin embargo, entre ambas funciones, separamiento tal, que un universo poblado de soles y de estrellas sería suceptible de colocarse entre ambas. En el ambiente mental de las sociedades modernas el hombre que engulle parece haber conquistado el solio de los más altos poderes; y, en la escala de los valores morales, el Jiombre que piensa parece ocupar el último escaño. ¡El siglo en que vivimos es el siglo de la consagración de los hombres cerdos! Demagogos que engordan explotando la estulticia endémica de las ignaras multitudes, fáciles de engañar, que los aplauden hasta el delirio y fustigan las espaldas de los apóstoles de verdad que nacieron de la noche a la aurora, con un gesto de renunciación en los labios y un tesoro de verdad y de sacrificio en el corazón. Escritores que se identifican para conquistar el aplauso, con el bajo nivel moral del medio en que surgen, alcanzando aH las inaccesibles cumbres del éxito, traducido en monedas relucientes, quedando postergado a una condición de lumroso aislamiento el escritor genial, que en íntimo contacto con la vida, la adivinó y la reflejó en sus mas fundamentales trazos; el supremo rebelde, el elegido, el mísero que espolvoreó de oro y azul la aspereza de los caminos, y ¡jrefi-rió el estercolero de Job a las grandezas báquicas y ensangrentadas de Nerón. * * * * El Prometheo Esquiliano, y el divino Man-diego, que ideó la fantasía del incomparable Saavedra, están ligados, por una misma representación simbólica: El primero pretende robar al Júpiter Olímpico el cetro de su grandeza y de su gloria, purgando la magnitud de su delito en las desnudas rocas del Cáucaso, donde con el, encadenó Befa istos todos sus anhelos de liberación; mismos que bullen en el espíritu de la mentalidad genial. Don Quijote, heroico defensor de las honras ajenas, desfacedor de entuertos, alucinado caballero andante en los campos luminosos y floridos de la irrealidad, se ve sujeto al yugo de la rcflección reiterada y fría del ventrudo Sancho, cuya aspiración más alta se realiza al alcanzar su pronunciado abdomen la perfección lineal de la esfera matemática.