Los más grandes poetas se han inspirado y han pulsado sus liras para exaltar con hermosos giros a la madre. Las más bellas melodías se han desgranado también en loas a la madre. y asi cada hijo bueno, el 10 de mayo. "Día de las Madres", dedica sus mejores pensamientos, todo su corazón y todo su amor a la abnegada madre que le dio el ser. que lo ha formado y lo ha guiado con mano firme y con amor profundo por el escabroso sendero de la vida. Nadie en este dia puede permanecer indiferente, tal parece que se acrecienta el amor y el corazón rebosa de gratitud hacia el ser amado que nos dio la vida, que olvidándose de si misma, lucha constantemente si es preciso, para apartar del camino que hemos de recorrer, los dardos que pudieran herimos, para alejar las tristezas que pudieran turbar nuestro bienestar, para nutrir con su vida nuestro corazón. Pero, detengámonos un momento a reflexionar: Es bendición incomparable otorgada por Dios la de ser madre; pero, guardar ese tesoro que el Señor ha confiado ¿no significa para la madre una responsabilidad inmensa y una misión sublime y muy delicada? Consideremos a grandes rasgos algunas de las cosas que atañen directamente a la madre: A ella toca cuidar de esa vida, velar. rodearla de amor, sacrificarlo todo por esa vida que comienza, que se irá desenvolviendo poco a poco y que desde el principio necesita dirección. Es aquí donde se hace más delicada la misión de la madre, pues comienza la educación de aquel niño. Son seres que Dios le confia a la madre, le pertenecen a él y hay que guiarlos desde el principio por los senderos de rectitud, de justicia, de amor, de gratitud, de honestidad, de conocimiento de Dios, de acercamiento a él. Para cumplir esta misión debidamente es necesario ponerse en manos de Dios y poner a los hijos también en manos de él. quien será su guia y su luz. En Prov. 3:5 y 6 leemos: "Fíate de Jehová f^e^fexloneó en e Por Octavia D. de Villarcllo DIA DE LAS MADRES de todo tu corazón, y no estribes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. De esta manera la madre caminará y educará a sus hijos sobre base firme. La suerte de toda la familia, en gran parte, depende de la madre. En verdad es tarea muy complicada, pues a ella toca también estar pendiente de todas las cosas del hogar, resolver problemas que constantemente se presentarán, vigilar los mil detalles de la casa para que todo marche viento en popa, velar para conservar la salud de la familia, que en mucho depende de la preparación de la alimentación adecuada según las edades. De este modo la familia crecerá sana y fuerte para que a su tiem- po pueda también estar apta para la lucha por la vida. La madre necesita también ser buena administradora para poder distribuir acertadamente el dinero que puede tener para suplir todas las necesidades de la familia, de tal modo que aunque no sea mucho, ella tenga habilidad para hacerlo rendir y alcanzar para todo; y para lograrlo no hay que despilfarrar nada sino saber aprovechar cada centavo y evitar todo lo que sea vanidad. Muy importante es que la madre cuide de su persona ya que debe ser modelo para sus hijos y para todas las personas que la rodean. No es cosa sencilla para la madre hacer del hogar un remanso de paz. que es lo que debe ser el hogar, donde el esposo fatigado de sus luchas diarias llegue a disfrutar de bienestar, de cariño, a olvidarse de las contrariedades que haya podido encontrar en su trabajo, a recibir aliento y estímulo para seguir luchando. El hogar ha de ser un lugar lleno de luz y de paz, donde los hijos encuentren gozo y al que siempre ansien llegar porque se deleitarán. Que todos puedan pensar: "no hay sitio bajo el cielo más dulce que el hogar. Posara yo en palacios corriendo el mundo entero, a todos yo prefiero mi hogar, mi dulce hogar". Y cada vez parece que se complica más la misión de la madre, cada vez parece ser mayor la responsabilidad de ella. En una familia no deben existir odios ni rencores. ¿A quién sino a ella toca estrechar los lazos de amor por los que toda familia debe estar estrechamente unida? Toca también a la madre resolver todo problema que se presente, y tendrá que hacerlo sensatamente. Misión de ella es también ir guiando rectamente a los hijos, corregirlos, no con mano de hierro, con golpes o gritos, como equivocadamente se hace muchas veces, sino con amor y buenos consejos; es bien sabido que se logra más de buena manera que obrando con violencia. Conocerá perfectamente a sus hijos y sabrá qué método emplear con cada uno de ellos. ¡Ir modelando el carácter de los hijos es muy delicado, y hay tantas cosas en las que hay que poner mucha atención! Toca a la madre evitar que los hijos reciban malas impresiones, procurar que en el hogar no haya escenas violentas, nada que pueda turbar la tranquilidad, o que vaya dejando amargura en los corazones, que muchas veces al correr del tiempo se viene a descubrir que aquella mala impresión produjo tan honda huella en el niño que se traduce en una enfermedad. Toca también a la madre escoger las amistades que han de frecuentar la casa para que los hijos siempre vean ejemplos dignos de ser Imitados, ejemplos que edifiquen. Que ninguna persona ajena pueda ejercer mala influencia en el hogar, ni turbar la paz que debe reinar. De la madre depende que los hijos formen buenos hábitos. Si la madre está cerca de Dios esto la inspirará y le ayudará a formar hijos sanos de espíritu y de corazón limpio, y educarlos en el temor de Dios. Sería prolijo hablar detalladamente de las mil cosas que la madre tiene que atender. Tiene que saber desempeñar todos los quehaceres del hogar; es honroso hacer estas tareas, y no ha de pensarse ni por un momento que es denigrante el dedicarse a las tareas domésticas. En el trabajo se encuentra alegría, y si el tiempo se distribuye sabiamente hay lugar para hacer muchas cosas más, después de haber cumplido con los deberes diarios. Es bien sabido que la influencia de la madre sobre los hijos es muy poderosa. Por esto, ¡cuánto tiene que cuidar una madre para que esta influencia sea buena! Toda madre aspira a que sus hijos sean modelos. La vista de los hijos está siempre fija en ella, por tanto ha de cuidar su manera de hablar; sus labios nunca pronunciarán palabras torpes ni engañosas. Ha de obrar con justicia siempre, demostrar amor al prójimo, buscar constantemente a Dios, en una palabra llevar una vida ejemplar, pues "el ejemplo vale más que el consejo”. Hubo una madre que pudo con orgullo presentar a sus dos hijos como joyas preciosas en una ocasión en que recibió la visita de una dama que le plí icaba solamente de trajes y de joyas, y que le dijo que sabia que ella poseía joyas de mucho valor y le pidió que se las mostrara. Entonces ella se levantó y trajo a sus dos hijos dl-ciéndole: "Estas son las únicas joyas de que os han hablado." Esta madre fue Cornelia, la esposa de Graco, que pudo haberse casado con un distinguido personaje; pero escogió ser la esposa de un humilde ciudadano romano. Ella se propuso hacer de sus dos hijos dignos ciudadanos romanos, y lo consiguió, pues sus hijos se distinguieron, y fueron muy valientes y justos. En Roma reconocieron que lo debían a su madre. Hermoso ejemplo de Cornelia que por sus virtudes pudo ejercer una buena influencia sobre sus hijos. Casi todos los hombres que se han distinguido reconocen que en gran parte lo deben a la enseñanza maternal. En las Sagradas Escrituras encontramos madres virtuosas a quienes Dios dio grandes bendiciones. Anna, aquella sencilla mujer que fue y derramó su corazón delante de Jehová y le fue concedido el hijo que pidió, prometiendo dedicarlo al servicio de Dios. Promesa que cumplió, pues este hijo fue consagrado al servicio de Dios y fue Samuel, el mejor juez de Israel. Hermoso ejemplo de una madre temerosa de Dios. María la madre de Jesús, que al anuncio del ángel supo entregarse en manos de su Dios para que se cumpliera su voluntad, y que por su fe y virtud fue escogida para una gran misión: Ser la madre de nuestro Salvador. Ellsabet, por ser temerosa de Dios y no apartarte de sus caminos fue la madre de Juan el Bautista, el que había de anunciar a Jesús por el que muchos creyeron en el Hijo de Dios. Sin duda mucho tuvo que ver la influencia de esta madre sobre su hijo. Lolda, aquella mujer que supo inspirar en su hija Eunice su fe; y ésta a la vez inspiró esa misma fe a su hijo Timoteo. Virtuosas madres que supieron estar siempre cerca de su Dios y llevar a sus hijos por los mismos caminos. De las virtudes que una madre debe poseer nos habla Salomón de una manera muy hermosa en el capítulo 31 de Proverbios en los versículos del 10 al 31. Ha de ser fuerte, su marido confiará en ella, y sabrá que acudirá a ella como a un puerto seguro. Hacendosa. La compara con un navio bien abastecido con todo lo necesario para el sustento. Madrugadora para atender todo lo que su casa necesita. Sabrá también no sólo conservar sino acrecentar lo que su marido adquiera. Siempre velando por todo lo que es necesario. Misericordiosa. Sabrá tratar bien a su familia y a sus criados y a cada uno dará lo que necesite. Cuidará de su vestidura, será sabia al hablar y su marido y sus hijos la alabarán. Sus obras serán conocidas. Salomón se refiere a las virtudes del alma, a lo que debe ser una madre cristiana. ¡Cuántos como yo recordarán cada vez que leen los versículos a que me refiero, a sus madres amadas, por la vida ejemplar que vivieron, por las enseñanzas que de ellas recibieron! Madres que ya gozan de la presencia de Dios; pero que siguen siendo guía y luz por la huella Imborrable que han dejado en nuestras vidas. Todo lo que mis pobres palabras pudieran expresar no serían ni un pálido reflejo de la emoción que embarga mi corazón cada vez que recuerdo a mi vlejecita adorada, de cabellos de seda y plata, de mirada serena, siempre amante, dulce, buena, justa, sencilla, trabajadora, fuerte, siempre confiada en su Dios, siempre cerca de su Dios; aun en sus últimos días nunca ociosa, haciendo algún trabajo y terminado éste, su mayor delicia era sentarse a leer y meditar en la Santa Palabra de Dios, donde cada día nutria su alma, donde encontraba ese caudal maravilloso de sabiduría que como fuente Inagotable poseía siempre para resolver cualquier problema de la vida. Cuántas veces sus hijos acudimos a ella, siempre tuvo un consejo sabio y una palabra de estímulo. No es alarde recordar a esas madres como la que nos describe Salomón, sino un justo homenaje a ellas. Toda madre cristiana aspirará a ser como "La mujer que teme a Jehová", porque “esa será alabada". 6 EL PROMOTOR DE EDUCACION CRISTIANA 7