35 E1 Faro Dominical LA LECCION BOSQUEJADA Nuestro Señor Jesucristo nació de la raza judia, siendo naturalmente judio de sangre. Dios escogió al pueblo judio de entre todos los pueblos de este mundo, para mandar por conducto de este pueblo sus bendiciones a toda la laza humana. Y no tomo a este pueblo en un tiempo cuando ya haya estado desarrollado o cuando ya haya sido una nación grande. No. se puede decir oue el pueblo creció desde sus comienzos bajo el cuidado de Dios. Dios escogió a un hombre de entre todos lo. hombres que fué Abraham, y este hombre fué el padre y único descendiente del pueblo judio. En otra parte estudiamos ya este hecho importantísimo. Y todo el pueblo judio sabia esta historia de su descendencia y de su escogimiento por Dios desde un principio. Y como parece que Dios estuvo tan ocupado con su pueblo para hacerlo bendición de todos los pueblos de la tierra. dejó en cierto abandono providencial a los demás pueblos, aunque ' om-prendidos también en su- promesa- venideras. Y por esto mismo el pueblo judio era muy egoísta y creía que solamente él tenía d-recho a la salv3-ción y a las bendiciones de Dios. Cualquiera otro pueblo que no era el pueblo judio, era considerado por este mo gentil. El centurión de quien estudiamos no era judío, es seguro eia romano, y por esto mismo tenia ser gentil. Un Gentil y su Criado Cuando Jesús entraba en la ciudad de Capernaum, le salió al encuentro un centurión rogándole que sanara a "n criado suyo que estaba enfermo enfermedad que sufría el criado aquel hombre era la que conocemos , múnmente con el nombre de paralisi-, enfermedad tediosa, obstinada. El centurión era un soldado romano que ‘ nía a su mando de cincuenta a cien hombres. En aquellos tiempos las Kent^ de alguna comodidad teman e.xla en sus casas. Estos esclavos no teman ningunos derechos civiles, sino qu< t propiedad de sus dueños del irnsmo modo que ahora lo puede ser una taca > cualquiera otra bestia dome-tica. bía dueños despiadados y también dueños de buen corazón. Es seguro que este centurión era un amo de tierno c -razón, que no quería abandonar a -u infeliz criado a una muerte sin reme dio. Sabia que Cristo Jesus temai el poder de sanar las enfermedades y creía sinceramente en este poder de Dios en hoy que que un de co- Cristo Jesús. Además fué un hombre de buenos sentimientos y muy liberal, pues les habia construido una sinagoga o lugar de adoración a los judíos en Capernaum. Es también posible que haya sido un prosélito del judaismo. Como quiera que sea, este centurion ve en Cristo el poder de sanar a los enfermos y se conduele de su criado enfermo y pide por él. Jesús Está Solicito Recuerdo un himno antiguo que me parecía muy triste en su significación. Una parte de ese himno, si no mal reí cuerdo, dice asi: "Por auxilio clame en vano, v aunque lo busqué doquier, ni el amigo,'ni el hermano me han podido socorrer. . . Pero tú, Jesús bendito,. . ... con cordial solicitud, simpatizas en mis cuitas y me brindas la salud." Los trocitos citados nos dan la idea que deseo presentar. Si, nadie ha ido jamás a pedir bendición al Señor, que al fin no la haya recibido de su mano cariñosa. Bien < él mismo: "Pedid y se os dara. centurión de nuestra lección sabía bien