V eficaces. El culto familiar es mejor celebrarlo exactamente antea c después de alguna de las comidas del día cuando toda la familia se halla presente en el hogar y puede participar unida. Debe ser a la misma hora cada día, si es posible. Se pueden conseguir algunas sugestiones prácticas para la celebración del culto familiar. Una de las mejores guías es la sección devocional que aparece en esta revista. Sus pasajes seleccionados de las Escrituras y sus oportunos comentarios son escritos especialmente para utilizar-, se en el culto familiar en el hogar. Si un miembro de la familia lee las Escrituras, otro lee el breve mensaje devocional y lo comenta, y otro guía en la oración, toda la familia puede participar activamente en las significativas experiencias del culto familiar. Los miembros de la familia pueden hacer preguntes o comentarios informales y pueden canter unidos si tienen inclinación a la música. Todas estas cosas invitan a la participación en grupo, y producen mayores bendiciones y felicidad. El viejo refrán: “La familia que ora unida se mantiene unida", aún es cierto. Las devociones «personales y el cuito familiar no han de servir como sustitutos del culto en el templo. Tales actos únicamente profundizan la aptitud de la familia para adorar en el templo. El hogar no ha de competir con la iglesia. Ambos han de complementarse y fortalecerse mu tuamente. No son competidores, son com-Pe?eD?-ecctó* sabia. Todo hogar necesita proporcionar una dirección que ayude a sus miembros, pues cada día hay que tomar importantes decisiones al enfrentarse con los problemas de la vida humana. El hogar puede significar mucho al proporcionar orientación cuando los miembros de la famüia tengan que tomar decisiones. Esta orientación puede darse en alguna medida por la cuidadosa selección de buena literatura. Esta puede comprarse o seleccionarse entre los libros de la biblioteca de la iglesia o de la biblioteca pública. Ya que uno llega a ser parte de lo que lee, es muy necesario que la literatura del hogar sea seleccionada muy cuidadosamente. Los libros y las revistas deben escogerse con cautela y sabiduría, pues muchos de ellos pueden perjudicar la salud espiritual y emocional. El padre vigilante trata de guiar a su hijo en la cuidadosa eiección de sus lecturas. Deben proveerse buenas revistas misioneras y periódicos denominacionales, así como otras publicaciones que contribuyen a vitalizar la vida familiar sana. Debe proporcionarse dirección cuidadosa en la selección de programas de radio y televisión. Aun la vida recreativa de los más jóvenes debe tener sabia y algunas veces firme dirección.—‘Tu Vida y tu Iglesia**. Trad. Pro/. Ildefonso Villarello. EL HOGAR CRISTIANO 7