7 » El Mensajero Bautista vo? Jesús les dice: “De cierto os digo que nadie hay que haya dejado casas, padres o hermanos mujer o hijos por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en ese tiempo, y en el siglo venidero la vt-da eterna, Mat. 19: 16,29 Véamós,. pues, que en esta vida, no hay nada que pueda darnos la felicidad verdadera; porque ni padres, ni hermanos, ni esposos o esposas, ni hijos, ni amigos, ni riquezas, ni el mundo entero, sino sólo Dios que es el dador de toda buena dádiva que es la fuente de toda dicha, de'toda felicidad, felicidad completa y eterna, porque el que la dá es eterno. Grande, muy grande es la felicidad del cristiano; y también para vosotros lo será ioh pecadores si desde este momento os decidís a seguir a nuestro Maestro Cristo Jesús, y os aseguro que desde luego comenzareis a sentir los efectos de esa felicidad, porque habrá paz en vuestros corazones, habrá paz en vuestros hogares, habrá paz entre vosotros y Dios. Abandonad, pues, al mundo y sus concupiscencias, dejad todo lo que perece y buscad lo que a vida eterna permanece “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os vendrán por añadidura, dice el Señor Jesucristo, Mat. 6:33. Si queréis ser felices por toda la eternidad, asegurad desde hoy vuestra salvación; si queréis obtener la vida eterna, buscad a Dios entre . tanto que está cerca, allegaos a El y ajustad vuestras cuentas y El, que es tan abundante en misericordia y tan grande en perdonar os limpiará de vuestro pecado. “Si queréis entrar en la vida, guardad los mandamientos" Mat. 19:17. J. N. G. ra tener la vida eterna?" Cristo respondió y le dice: Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. El jóven acostumbrado a guardarlos quizá desde su niñez, y pensando en que el divino maestro tendría otros nuevos, le interroga por segunda vez diciendo: ¿Cuáles? Jesús a su vez le repite los mismos que fueron dados a Moisés en el Sinaí: no matarás, no adulterarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre y amarás a tu próximo como a tí mismo. Señor, dice el mancebo, desde mi juventud he guardado todo esto ¿que más me falta? Si quieres ser perfecto, le dice Cristo, anda vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoros en - el cielo, y ven y sígueme. Entonces él oídas estas cosas entristecióse sobremanera porque era muy rico y ya podemos imaginarnos cual sería la angustia de aquel jóven: se fue cabizbajo, pensativo, abrumado, triste, perplejo, miles y miles de pensamientos cruzaron por su mepte. Acude a sus amigos, le ofrecen distracciones más no es el reposo que necesita; acude a sus riquezas y encuentra en ellas la alegría, pero la alegría que pronto se acaba; acude a todos los medios que la sociedad de su rango le ofrecen e imposible, no halla paz, no halla tranquilidad su alma está enferma. De esta manera es como el hombre busca la dicha, la felicidad, pero nunca ha podido ni podrá jamás alcanzar lo que su alma necesita por estos medios. iCuán difícilmente entrará un rico en el reino de Dios, dijo Cristo en esta misma ocación; y entonces los que le oían hablar de esta manera, espantados le preguntan diciendo: ¿quien pues podrá ser sal-