luigiiws MMicww. Permita a sue nifioa hacer un juego bíblico para eer uMdo a la hora del culto familiar. Deje que eecrlba en tarjetee o tiraa de papel loe nombree de ayudantes de la Biblia. Loe miembros de la familia tomarán tumos sacando un nombre y diciendo en qué forma aquella persona fue un buen ayudante. Otra manera de Jugar este Juego es diciendo algo en cuanto a un ayudante de la Biblia y dejar que loe otros miembros de la familia adivinen quién ee. Por ejemplo: ¿Quién ayudó a 111 en el templo? ¿Quién cuidó a su hernmnlto pequeño? ¿Quién compartió su alimento con sus hermanos? SUGISTIONIS RARA EL MIS DI MARZO ¿tntiende su niño el significado de las misiones? Tal vea no entienda bien el significado del término pero sí sabe que trata de hablar a otros de Jesús. ¿Sabe su niño que no todas las personas en el mundo son iguales? ¿Sabe que aunque el color de su piel o su cabello y su habla son diferentes. Dios los ama? Sugerimos que consiga cuadros de niños de otros países (pueda soUcitar de la Casa Bautista de PubUcaciones o de la librería más cercana el llbrito "Figuras para Usar en la enseñante de loe Niños", cueste 0.10 de dólar cada llbrito), y libros con este tema, para que por medio de la conversación informal pueda el niño entender de las diferentes rasas en todo el mundo, que Dios los ama a todos y que quiere que nosotros les hablemos de su II compartir la historia de Jesús es una parte vital de nuestra fe. ¿Be ha puesto a considerar lo que significa para nosotros el trabajo de los misioneros? ¿Conoceríamos el evangelio si Pablo no lo hubiese llevado a Macedonia; si los misioneros no lo hubieran llevado a la parte norte de Europa; y si los que vinieron de aquellas tierras no lo hubieran traído a este continente? Y porque creemos que cada cristiano debe hacer su parte, debemos comenzar a enseñar a los niños desde pequeños. Ellos deben experimentar el gozo de hablar a otros de Jesús, su mejor amigo. Aproveche todas las oportunidades que se le presenten para hablar en cuanto a lo que su familia puede hacer para hablar a otros de Jesús. Ore por los misioneros y su trabajo, y provea oportunidades para que su niño hable a otros de Jesús. Use en la conversación algunos de los versículos que estudiarán en la Unión de Preparación como: "Amarás a tus prójimo como a ti mismo" (Mateu 19: 19); "Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura" (Mar- cos 19:16). “De grada recibisteis, dad de grada" (Mateo 10:9). DiLwjae * rMm ée atrae países II niño podrá recortar una rueda grande de cartón y en medio recortar un cuadro. Iste cuadro puede servir como ventana para ver dibujos de niños de paisas extranjeros. latos pueden ser de niños chinos volando cometes; niños africanos en frente de sus chosas; esquimalitos envueltos en piel, etc. A la hora del culto los niños pueden mostrar sus dibujos y pensar en las maneras en que pueden ayudar para que otros conoecan de Jesús. IL NIÑO DI LA SILVA Bombo era un niño africano. Vivía en un puebiecito en medio de la selva. Hacía mucho calor en la selva y por esto Sambo no usaba mucha ropa. Su piel era obscura y vivía en una chosa con techo de paja. A él le gustaba casar con su arco y su flecha. No tenía miedo a loe animales feroces. Un día el hermano mayor de Sambo le dijo: "He ido hasta el otro lado de la selva y en una casa de madera oí a un hombre blanco narrar historias”. Sambo dijo para sí: "Iré al otro lado de la selva a escuchar historias". Sambo cruzó la selva hasta llegar a la casa de madera. Dentro había mucha gente. II hombre comenzó a hablar de Jesús. Cuando acabó el hombre de narrar la historia, Sambo volvió a su casa. En el camino pensaba: "Le contaré la historia a mi papá y a mí mamá. Se la contaré a mi hermano. Y volveré para oir más historias del buen amigo Jesús". UN NUIVO AMIGO Un camión de mudanzas se acercaba lentamente por la calle. Pedro lo estaba mirando. Deseaba que se parara en la casa de en seguida. II quería tener otro amigo como Juan, quien se había cambiado a otra casa el mes pasado. Como Pedrlto lo deseaba, el camión se detuvo enfrente de la casa de al lado. Algunos hombres comenzaron a bajar los muebles. Pedrlto los observaba. Quería ver alguna cosa que mostrara que los vecinos tenían algún niño de su edad. Finalmente vio un triciclo del mismo tamaño que el suyo. Ahora si estaba seguro de que tendría un nuevo compañero de juego. A la mañana siguiente Pedrito brincó de la cama muy deprisa cuando su mamá lo llamó. "¿Ya llegaron los vednos, mamá?** preguntó Pedrlto. "Yo creo que sí", contestó la mamá. Pedrlto tomó su desayuno muy deprisa. II quería conocer a su nuevo amigo. Corrió a la acera, se detuvo en la puerta de la casa vecina y vio al nl-ftlto. A Pedro le paredó un poco extraño. Bu ropa era diferente a la suya y sus ojos también eran diferentes. Pedrlto se le quedó mirando y el niño le hizo una mueca. Pedrito corrió a su casa. "Mamá, mamá", dijo Pedrlto, "el niño de al lado no me quiere. Me hizo una mueca”. La mamá salló a ver al niño y luego le dijo a Pedrito. "¿Qué nos enseña la Biblia en cuanto a las personas que son diferentes a nosotros?" preguntó la mamá. Pedrlto pensó por unos momentos, y luego dijo: "La Biblia dice: ‘Amémonos unos a otros'". "Muy bien", dijo la mamá. “¿Cómo podemos mostrar a nuestros vednos que los amamos?" "Podemos sonrelrles y llevarles tm regalo." "Eso vamos a hacer. Vamos a llevarles estas galletas que he hecho para la cena. Así ellos sabrán que queremos ser buenos vecinos". Pedrlto y su mamá fueron a visitar a los nuevos vednos. Pedrlto se sonrió con el niño. El niño se sonrió con él. Y en muy poquito tiempo se hide-ron buenos amigos. INIIO A MAKZO D« 1«M 1S