4Í2 LA VOZ ilústre compatriota el Padre Alegre, sea conforme á_ la doctrina de los demas Santos Padres ó adoptada por la Iglesia universal. Aunque'Melchor Cano añade otras reglas, no las cito, porque son inconducentes ánuestro propósito. Veamos ahora las autoridades conque nos arguye el articulista. ' ' La de San Juan Crisóstomo y la de San Bernardo no hacen al caso, porque con ellas no se prueba otra cosa sino el que Obispos; clérigos y legos, todos debemos obedecer Alas potestades superiores. ¿Yquién ha negado esto? Por el contrario, ¿no ve vd., señor mió, que con estas mismas autoridades: y palabras se conipraeba que no soló los clérigos, sino también los legos; no solo los pequeños, sino también los grandes; no solo los súbditos, sino.tambiénlos supremos gobernantes católicos, deben obedecer las decisiones de la Iglesia? ' Vea vd., señor mió, cuánta razon tengo para decir á vd. que esas autoridades nada hacen al intento del articulista. i ' - " - '' -' Por lo que toca á la de Saú Gregorio Turohense; podria por toda respuesta referirme áía ségT.inda regla'quéhé‘sentado arribavpero dándole toda la fuerza que-puede desear el articulista, contestaré directamente á ella;1 " ' ■ . ■ 'píce San Gregorio Turonense, hablando á Childerico: “Sialguno de ■ nosotros, ¡oh gran rey! , escede los límites de-la justicia, puede ser corregido por vos; pero si vos cometéis algún ésceso, ¿quién os reprenderá? Nosotros verdaderamente os hablamos, y nos escucháis si os agrada; pero si no queréis creernos, ¿quién os condenará sino el que ha declarado que es la misma justicia?” Seria de desear que el señor D. C. L. al citar los Santos Padres, espresase las obras de donde son tomados,' y- copiase íntegras las palabras del testo que refiere; porque ha de saber vd., señor mió, que muchas obras se atribuyen falsamente, á Santos Padres que no han pensado en escribirlas; otras las han adulterado los hereges, como ha sucedido con muchas de Orígenes y algunas de San Agustin; y otras veces autores no de la mejor nota han truncado los testos, y de esa manera hacen decir á los Santos Padres lo contrario de lo que en realidad dijeron. Comience vd., en prueba de ello, el Credo desde las palabras Poncio Pilato y sígala hasta el fin, y verá cuántas heregíás dice en pocáslpalabras: esto puntualmente sucede con los testos truncos. Ignoro en cual de éstos predicamentos podrá y deberá colocarse el de San Gregorio que cita el articulista, porque no se ha tomado el trabajo de referir la obra del Santo de donde lo ha sacado. Supondré, sin embargo, que es génuino, no adulterado ni truncado, y con todo esto verá vd. como no. adelanta cosa alguna el articulista en su intento. ¿Glué dice, pues, San Gregorio. Turohense? No dice Otra cósa, sino qué si alguno de los Obispos ó eclesiásticos escede los límites de la justicia, esto es, comete alguno de aquéllos delitos que incumbe castigarlos á las . autoridades supremas, tales por ejemplo, como el crimen de lesa mágestad, pueden ser corregidos por los reyes; pero que si el rey cometiere algún