Oración; Padre celeotial, confesamoe delante de ti que mereces lo mejor de nuestro amor. Amén. M. 22 de septiembre: Mensajero del pacto, Malaqufas 3:l-d. En cierta ocasión el Dr. Jorge Truett predicó a los vaqueros de su país y loe instó a dar el primer lugar a Cristo en sus vidas. Al terminar el servicio uno de los hombres se le acercó y le dijo: “Doctor, yo quiero que usted haga una oración de dedicación". Suponiendo que el vaquero deseaba dar una ofrenda material a la causa de Cristo, el Dr. Truett le preguntó: “¿Qué desea que le dedique?" El hombre contestó: “Deseo que usted me dedique al Señor. Yo quiero inclinarme aquí y decirle a Dios que tomaré mi lugar, que aceptaré mi mayordomía. Y cuando usted termine yo oraré”. Este hombre se había dado cuenta de que antes de traer dádivas y ofrendas materiales al Señor, tenía primero que rendirse él mismo. Malaquías habló de la venida de un mensajero del Señor, indicó que el pueblo w inspiraría a dar ofrendas a su Dios; pero antes tenían que ser limpiados de sus pecados, tal como un refinador afina el oro y la plata. Sólo entonces, dijo el profeta, “ser* suave" a Jehov* la ofrenda de Judá y Jerusalem. En el servicio de Cristo la dádiva sin el dado** **s deficiente. Oración: Ayúdanos, oh Señor, a hacer posible poner sobre tu altar la dádiva más grande: un corazón contrito. Amén. M. 23 de Septiembre: ¿Robará el hombre a Dios? Malaquías 3:8-12. Un pastor predicó un domingo por la mañana sobre el diezmo. Durante la siguiente semana visitó a uno de sus diáconos más ancianos, quien le dijo: “Pastor, a mí no me gustó su sermón del domingo. Yo soy cristiano del Nuevo Testamento y no me siento obligado a seguir las enseñanzas del Antiguo Testamento". El predicador no comentó sobre lo que le dijo el anciano, y comenzó a hablar de las experiencias del diácono como agricultor. Después de un rato le dijo: “Hermano diácono, ¿cuánto tiempo hace que no levanta una cosecha en domingo?" El diácono con indignación le dijo: "Pastor, yo no trabajo los domingos porque el Buen Libro dice: 'Acordarte has del día de reposo para santificarlo’ ”. El pastor se sonrió y le preguntó: "¿Y eso se encuentra en el Nuevo Testamento?" "No señor", contest j el diácono, "eso est* en el Antiguo Testamento". Después de meditar unos segundos el diácono dijo: “Usted ha ganado, pastor, comenzaré a dar el diezmo". El cristiano que no diezma se est* robando a sí mismo una bendición espiritual. Si honramos a Dios con nuestros diezmos y nuestras ofrendas, él nos honrará. Oración: Señor nuestro, confesamos que todo lo que poseemos te pertenece a ti. Amén. J. 24: El remanente fiel, Malaquías 3:13-18. Durante tina guerra civil una ciudad no se decidía a qué partido seguir. Cuando llegaban los soldados de un partido levantaban la bandera de ellos, y cuando pasaban los soldados del otro partido alzaban la bandera de éste. Con el tiempo su indecisión y duplicidad llegó a conocerse, y el resultado fue que los soldados de ninguno de los dos ejércitos los respetaban. No podemos ser neutrales en nuestra actitud hacia Dios y Cristo. O estamos al lado de Cristo o en su contra. No hay posición intermedia. Cada individuo debe saber a qué lado est* en el asunto del amor a Dios y la devoción a Jesucristo. Además, nuestros amigos y vecinos deben saber también a qué lado estamos. Deben ver en nuestras vidas que tenemos un punto de vista diferente del no creyente; que pensamos diferente porque procuramos pensar como Dios. Oración: Padre nuestro, haz que nuestras vidas brillen en tal forma delante de los hombres que influyan en los demás a querer seguir tus pasos. Amén. V. 25 de septiembre: "El sol de justicia", Malaquías 4:1-6. Hace algunos años, en algunos lugares los niños tenían un modo de avergonzar a los compañeros de clase que hacían trampa en la escuela. En camino a la casa los rodeaban y les gritaban: "¡Los tramposos no prosperan! ¡Los tramposos no prosperan! ¡Los tramposos no prosperan!" Esto era muy duro, pero es cierto lo que gritaban. El malo puede prosperar más que el hombre que trata siempre de hacer la voluntad de Dios. Pero su éxito y prosperidad no dura mucho. Con el tiempo el pecado recibe justa condenación. De la misma manera el hombre piadoso puede tener días de desilusión y de- ÍL HOGAR CRISTIANO 47