EN BUSCA DE FUNDAMENTOS Abel M. Gómez La época actual, es Ja destinada a buscar fundamento^ sobre- los que edificarán las generaciones futuras; oímos en bocas de los conductores de pueblos hablar sobre fundamentos económicos, educativos y morales, o comb dijera Hitler: "Un nuevo estadq de cosas/'* pero hasta la fecha nd hemos visto más que el desquiciamiento de las gentes que los admiran; es imposible que el hombife encuentre un fundamento firme incubado por sus propias ambicione^ el hombre no podrá genSrar und paz firme cuando es incitado poí la venganza, la paz que perdurará, será aquélla que sea inspirada por el arrepentimiento de haber ofendido al débil. Decía Mussolini, en juno de sus últimos discursos: "No deseamos oir más acerca de hermandad, porque la única relación; que existe entre los estados, es Id de la fuerza; desde épocas prehistóricas, el grito de la humanidad ha sido destrucción al débil" más podrá ser éste un firme fundamento que salve al mundo actual? -será la ley de la selva la que deba regirnos en los futuro? Los propagandistas de tales ideas, no hacen más que duplicar la historia de aquél 50-loso ciego, que era el íescarnio de los filistéos en sus festividades, pero que dentro de su pecho ardía la esperanza de vengarse; y cuando la oportunidad llegó, ^se contentó con asirse de las columnas del templo pagano y despedirse con estas últimas palabras:; "Aquí morirá Samsón con todos los filisteos Se vengó, sí, pero no salvo a nadie, ni su muerte provoca inspiración ninguna. Las multitudes anónimas, hoy día, están ansiosas de seguir a los líders que les presentan como único insentivo: el interés,, o el entusiasmo, aún cuando se les prive de su libertad individual, don gratuito del Eterno; y los i medios de proselitaje no son nada escurpu-losos; decía en Roma el líder máximo del fasismo a sus iebrias multitudes: "Si yo les guío, seguidme; si retrocedo, matadme;; si muero, vengadme:" tal ideología, ha fructificado en grado sumo en Alemania, Italia, y Rusia, pero dichos movimientos no han servido más Página 10 que para unir los intereses de un pueblo y provocarlo contra los intereses del vecino; y hoy necesitamos no una fusión de un pueblo, o solidaridad de algunas razas lia- -madas privilegiadas, sino el grito actual es la formación de una hermandad universal que sepa respetar los derechos del débil; pero para que ésta idea genere, es necesario que se eduque a los pueblos no tan solo con el prurito de competencia, sino con la idea de cooperación. Decía el Presidente Avila Cama cho, en uno de sus discursos de propaganda electoral: "Nunca corno ahora, se impone la necesidad de que las fuerzas morales gobiernen al mundo," y dónde está el manantial de estas fuerzas morales? ¿a dónde iremos en búsqueda de tales fuerzas morales? Jesús las tiene; el orador de Nazaret, que sublimó la personalidad individual; el que nos dijo: Hombres y nos cosas, debe ser la valorización ideal; Dios se preocupa aún por el más insignificante" hay gozo en los cielos por un pecador arrepentido" la vida del hombre es intocable "vuestros cabellos' están contados" aún la figura de Jesús se levanta enhiesta en medio del caos actual señalando los verdaderos fundamentos que salvarán al mundo actual, y como reto a los orientadores actuales dice: "Cualquiera que oye éstas palabras y las hace, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca, vinieron ríos, soplaron vientos y combatieron aquélla casa y no cayó porque estaba fundada sobra la roca, y ésta roca es Cristo. . * i (o). LA IGLESIA Y EL MONDO Par AixaKcio Kthan Una vez más, en nuestro siglo, tendrá la Historia del mundo que escribir páginas de sangre y .dolor que registren - la terrible conflagración de los pueblos. Europa y Africa han sido escenario de luchas devastadoras y de batallas inmensas; y también los demás continentes han estado prácticamente envueltos en la guerra y contadas han sido las naciones que se ha podido: mantener neutrales en realidad. No sabemos lo que vaya a suceder en los días por venir. Nadie puede adivinar el rumbo que tome la civilización humana. Todo se reduce a conjeturas, obscuridad y sombras. Una cosa tan sólo, y apenas es posible saber con seguridad: que la Iglesia de Cristo, de acuerda con la promesa de su Fundador divino, va a sobrevivir y que su voz será tal vez la única palabra de esperanza y de simpatía, capaz de orientar a las generaciones del futuro. En la hecatombe en que pereció el Imperio Romano, la situación no fué muy diferente de la actual, por lo que toca a la incertidumbre frente al porvenir. Los pueblos guerreros del Norte, con ímpetu incontenido, en marcha animada de valor indomable, invadieron el Imperio que por entonces dominaba el mundo. Cuando cesó el fragor de la pelea' y pasó la etapa de las batallas furiosas, el mundo se dio cuenta, con ojos de espanto y asombro, que se había derrumbado el trono de los Césares y aniquilado el poder de sus legiones. En medio de los escombros de la civilización romana, solamente la Iglesia de Cristo permanecía en pie. Y los propios conquistadores doblaron la rodilla ante el Divino Redentor. La civilización que se debate ahora en tremenda agonía se inspiró sólo en los intereses materiales del mundo. Porque no tuvo alma, ni Dios, porque le faltó el secreto espiritual para sobrevivir. La Iglesia Cristiana, por tanto, tiene una tarea gloriosa e ingente en los días por delante; tarea de establecer de nuevo los cimientos de una civilización. Cimientos que -sean más resistentes que la piedra y el oro. Cimientos de amor y fe. Importa, así, que todos los cristianos de nuestros días, cierren íi- pasa! pregt "¿Pai inter parte quier la es lemoí un m año?' nuest fondc garla elusie da e: nosot Sie oport para ció, de ©: solve: donez prodi' está nuest y es? mentí de q‘ iñipo; airón forme todo nos escás no nc postn y la herer bend: nuest supei reno\ brind nueve nos s Dios, mentí Ob las € de C) con । que ] cerá hacia los c fin ei 2004