VIAJE —AL— CENTRO DE LA TIERRA —POR- JULIO TERNE XLV. Hé aqof la .oncluaion de una narra-«km que fxrodrán en cuarentena haaU loa que no aúllen axombrarue de nada Pero yo eetoy dn antemano punto rn guardia contra I. IncredulkUd de loe homl>rne Loe peacadore, ,|e StromlwU una recibieron con lu «maideracionee de-bl.laa K uixn ninfragoe. Non facilite-roo y vivero», y el 31 de ago. lo. deeirne, de halwr e,te-lo esperando •mareete y ocho horw, un j.equeSo •peroner. noe cmlujo 4 «.«lúa, don-* -iguno. din. do bareamoa en Manella, alo m„ 1 prueupa.-iou ni quebradero» deeabexa que vi recuerdo de la mda paudaqo, aoababn dejugarnoe k maldito brújula Aquel hecho meaplkable me tenia venladeramcnte trastornad... El 9 de «irtiembre, al aoocbeivr, Ikqfam.* á llamlnirgo. Renuncio i dewrlt.lr el mK.ml.rode Marte y te alegría de Graübeu. —Ahora que yaerea un Mroe, Axei, me dijo mi adorada prometida, no tendría neeealdad .le volverte 4 aapartr La miré. Rila Ikiratm eonriéndow. No hay nereaidad de decir que el regreso del profesor Lldeobrock can.ó seuaacion en Hamburgo. Por Imiiacre clon de .Mana « b.l,|. ^.^ado en t<»bui p,rt~ I, noticia .lo su viajo al centro .le la tierra. Nadie creyó .u aemi jante proyecto, u¡ ann deapuea de balerío realizado. Sin embarga te preaeu.-ia de Han» y van.* informes llega.lo» de lalamlia modi8(,an>o poco A pooo la opinion pública. hntoucea mi tío pasó i *er un grande hombro y yo el eobrino r narró dr-• unslanetedaraente au «pedición, sin omitir mas que loe bcehoe relativo* 6 la brújula En aquel mismo di» depo-aibl en lo. archivos dq te ciudad el do-umento de Sakn.i.romm, y eapro-ad el vivo sentimiento que le .amaba el que las dreunstoneias, maa fuertes que su voluntad, no le hubieran permitido seguir hasta el centro de |a tierra lar. h Helia, del viajero ídandéa. Fue modesto en au gloria, y su m<*l«tia «uiueut.. en reputación. Tanta1 honra hábil uecraariamente lie aucilarte enridi.*oa Loa tuvo, y - orno sus teorías, apoyada* en he¿oe ciertos, cuntra.lccian loe mstema* da la rienda respecto del fuego central, sostuvo verbulmeute y por recrito notable* poléiaíc*. «n los sabios de lo-do» lo» países. Mw yo no puedo admitir en teoría del enfriamiento. No Ostento todo lo que he viato, creo, y seguiré creyendo mientras viva, en el calor central, pe-ro i-ouíeso que ciertas rireuMtancias eon mal ddlnida» poden modifcar este ley bajó te aroion da fenómenoa Mtnralea En el mmaento de controvertirse este, cue*tion«, mi Uoreperimeoto un Venidero sentimiento. Han», i pe,,, de •« ¡nstaneia», habla salido de Hamhufgo; el hombre 4 quien tanto debfam.* no qnieo «hilera que h pa. gieemxM nuestra deuda de gratitud, ubligíudul» te ikMtalgta i ...gream' 4 lalxndia /■- roel, dijo un dio, y sin mas pala , brade despe. IH, partió para Rrykja- , wilc, ikmde llegó sin nowb.l i'rofeMtiami* un alagnlar a/eeio 4 tiuratro iaiperturteble caxedor do el-den. No jKM hallarse ausente te olvl-J«ráa jvtuu aqudloe ó qeteo.» bu- «aleado la rWa, y muy px. be de puleróno moriré sin haberte citado ABadlré, para condnir, que «te . Viq^elee.irod.hlirrrae.o.ben e\ mundo un, enonne. Se im- pnmtóy w, tradujo en todas paite»; lo» pcri-Mioo. as. ecteditados inserta-ron -u. principad ,plK1ara un sabio un fenómeno semejante, al cual no ae encuentra «plicadon, se convierte en un suplicio de te Intdi-grada. ¡Pues bien! el cielo reservaba 4 mi tio una felicidad completa. I n día, arreglando en su gabinete au colección de mi m ralea, noté te famo» brújula y ae me antojó olwervate. Seis miw-s hacia que «taba allí en n n rincón, ain saber loe matos rato» 1 qne ocasionaba. , ; Cuál fue de pronto mi aaombro! < Lancé un grito. Kl profreor acudió. —(Qué ocurre? pregunto. —i Esta brújula! —jQué? Su aguja indicad Sur y no el Ñor-te! —i Qué dice»? ¡ —1 Mirad! i Eso» polo» están troca —¡Trocado»! Mí tío miró, compró, y dió un salto que conmovió trate Is ca«. IQué rayo de lar defendió 4 la ves I »o mente y 4 la mia! —Es dic-ir, cactemó apenas puedo ha-cer usodo la palabra, ex d.ictr, que des-de nuestra llegada si ealmSaknu wmm I1 “gofa de esta condenada brújula manaba al Sur en lugar del Norte. —Evidentemente. -Nuestro error ae «pilen, ¡him, naturalmente. ¿Pem qn< f(.n,iDleno ha podido prodolr e.ta lovcraion de ¡o» poto»? —La cosa no pucle aer maa aendlla —Eeptleate muchacho. En el mar de Lideohrock, duran te la tempestad, aquel discu ae fuego qne iroantó todo el hierro de te alma-dte, d«orlenló nucatra brújlla. -¡Ah! eaclamó el profesor-oltando una «reajada, no ha habido en todo mas que üna ilurua do te electricIdaii. Deele aquel día mi lío fee el mas felix de loe aablo» y yo el mas felix do los hombre», poique mi hermosa virlan , .lesa, alxlicxndo su poakion de pupila. «mpi un puato en I. casa de Konig-Htrasee en su doble cualidad de sobri-naywpom. Inútiles «r.*iir que an tio fue el ilustre profesor Otto Liden-bróck, miembro oorrespmsal de todas lroaodeda be experimnn-tad, inflnldwl de vece* A un entera aslúfaieion. Con mi invención V puede eenurw en eu oficina en Chi^ vago, lomar un lapix en au mano, ee-- ribirme un menaaje, y mrgun ee mi» va au lapU aqni en m| laboratorio ae mueve un lapix «imuílAneamento y forma de la mixma manera laa mlamaá letrM y palabrea Loque V. eeeribe en Cldcego ce reproducido inetenU-urameMc aquí en f.«imll. V lrtlrt|e eMTibir -n icialquier kllomu;. n taq.,1 iírefla ei quiero; pued, uro, un .Aligo . aqal El enlata de ,u paprf por «te tavrootou, telegrafiar au dibu- 1*^6816 jo de un vadéate en un ferrocarril, ú Otra ocurrencia tea blea como un cor-reaponsal rt nn rrporttr envía yor telé-grafo so doacripdonea palabras. Lo. do* lápices se mu-vea .wtán.-emente y no veo ningnn motivo poique no m pueda operar un circuito de 500 miltes roo tanta fscilidiu! .orno uno de dte» milt«. El totentógrafo suplantará el teléfono en much,* oa»<* porque tendrá mucha» ventaja» de que «le carece. No cauaaráruHlo, wrá menoa afretado por la i.lduccion y no puedo resultar ninguna equivocación. Cuando una péname deeea comnnl-I caree roo oír, por el telautógrafo cm-puja un boten, qne Item» el annuciador en te ofietoa de la peraona roo qti* "" desea ronrersar. Enumera la pri mera perwna toma en lapix de escribe sn mensaje en un rollo de papel. Lo mismo qne eecril* asi «cribe el otro lapix al otro extremo del alambre, Al escribir, ro lapix ó ¡doma está adherida 4 dr* pequefio* alambres y es-toa al.ml.rra regulan la» corriente, que dirijen el |»plx al otroextremo del alambre. Pero «toe alambres 00 le sirven ds mo!«tfa; V. apenas sabe que caten ahí y puedo escribir ex» tanta facilidad romo ai «Invierao aneen tes No dudo deque mi invención paira usarse comeroialmentey su precio no psaará de »)5á K15, y tralUja ron más pcrfeevtou que el teléfono. LIBROS ESPAÑOLES que se hallan de venta en la librería En La Oficina del Heral DO, Taos, N. M. Kl RoNsxrrao oxt Cip, Ilustrado x la Qcixta, por Madame de Genlla 4 00 Almacks i>x tag. Sxwoxitas, adornado con loo grabados y 12 teminaa. I tomo 4 00 Maxval un lab SxKaaiT*», no-v' ' _ r"_____ El. 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