Cl LEEMOS con cuidado la ^literatura médica a nuestro alcance en diarios, revistas, manuales domésticos de primeras curas y textos elementales de Fisiologia. Anatomía e Higiene, observaremos que todos hacen notar los efectos nocivos a la salud del vicio de fumar tabaco o cigarros. El tabaco es una hermosa planta. de bello color verde aterciopelado. con anchas hojas y flores de atractiva combinación blanda y rosada. Es originaria de las Americas y fue profusamente cultivada por los "pieles rojas", los "tainos" y otras tribus del mundo americano. Los europeos, que eran poseedores de una civilización superior. fueron ganados al uso vicioso de esa planta, y hoy su cultivo y manufactura constituye una fuente de riqueza no despreciable por el volumen de operaciones mercantiles y el intercambio internacional a que da lugar; estando este vicio profundamente enraizado en todos los países de la Tierra. Combatir el vicio de fumar cigarros y tabacos es empresa erizada de dificultades debido a la idea extensamente divulgada por ignorancia de unos y mala fe de otros, de que la extinción de este vicio provocaría una hecatombe económica, destruyéndose una fuente de riqueza de la nación, quedando millares de campesinos y obreros manufactureros del tabaco, sin los medios para buscar su sustento y buen número de industriales desorientados. Armonizar los intereses supremos. y la felicidad de tantas personas perjudicadas con una medida tan drástica como seria una supuesta supr -sión del consumo de tan demandado producto con el supremo ideal de obtener para el pueblo la sanidad que implicaría la erradicación de este vicio, supone una tarea DESPREOCUPACION DESCONSIDERADA Ezequiel Fragüela Peña titánica y prolongada. Hasta ahora el problema no ha merecido la atención y desvelos de un grupo o sector social determinado. se le resta importancia y se siente impotencia para combatir un vicio tan profundamente arraigado en la humanidad. Seria fácil convencer a la ciudadanía exponiéndole algunos de los múltiples argumentos que abogan en favor de la abolición de vicio tan perjudicial a la salud. Desde el punto de vista económico es evidente que el cultivo y la manufactura del tabaco pueden ser sustituidos con ventaja e indiscutible provecho a la salud y el progreso de la nación por cualquier otro cultivo de plantas alimenticias, madereras. medicinales o industriales de las cuales infinidad de ellas tienen un brillante porvenir en el mundo de los negocios y en la demanda popular. Los agrónomos y expertos en conocimientos agrícolas hablan de infinidad de industrias derivadas de la caña de azúcar que darían ocupación provechosa a millares de cubanos, de la industrialización de innumerables plantas textiles, de la implantación de cultivos de gran necesidad para el pais, en fin. de infinidad de empresas agrícolas y manufactureras donde encontrarían empleo satisfactorio los que resultasen desplazados por la supresión del cultivo y la manufactura del tabaco. Otro aspecto difícil constituye suprimir el vicio del tabaco en el fumador. Esa seria una obra gradual, imposible en fumadores de largos años en el uso del tabaco por los desórdenes orgánicos que trae aparejado la abstención de ese vicio, entre ellos la locura y el peligroso aumento en el peso en personas de alguna edad; muy difícil en los joven-citos que se inician en el vicio con la creencia de la supuesta elegancia que implica el sostener aristocráticamente el cigarro entre los dedos y aspirar voluptuosamente el humo expeliendo luego densas bocanadas al aire, imitando con realismo increíble lo que tantas veces han visto a otras personas, y tantas otras ideas erróneas adquiridas por imitación y contagio. Sin embargo no puede negarse que podría iniciarse una campaña gradual, convenciendo a los fumadores y a los no fumadores de los perjuicios que trae aparejado ese vicio a la salud y al dinero. Cuando una mayoría conociese el problema y muchos voluntariamente se decidieran a abandonar ese hábito ya podríamos decir que estaba resuelto el problema del vicio, siendo necesario adelantarse con los proyectos industriales para dar ocupación sana a los que resultasen gradualmente desplazados por la disminución del consumo del tabaco. Este es un problema social que queda en pie en espera de favorable acogida entre personas de prestigio con mentes activas, prácticas y de sentimientos altruistas. para que lo caloricen y le den solución. Pero, no era mi propósito abordar específicamente el tema del tabaco como vicio pernicioso a la humanidad. Lo que me impulsó a escribir estas lineas, es algo que no acierto a calificar debidamente. Veamos el asunto: Muchas veces hemos viajado en ómnibus más o menos cerrados donde se respira una atmósfera congestionada por el aliento y la respiración de tantos pasajeros que necesitan los servicios de transporte. Esta atmósfera llega a hacerse irrespirable cuando. como sucede con harta frecuencia, cuatro o seis fumadores se confabulan inconscientemente y al prender sendos cigarros llegan a convertir el viaje en una pesadilla, al viciar el aire con ese humo infernal. Más difícil aún se torna la situación, cuando es preciso cerrar las ventanillas por causa de la lluvia. Si protestamos, somos objeto de la ira y de la befa hasta de los mismos que no fuman, que creen que defienden la libertad de los fumadores de fumar donde les plazca, sin concedernos a nosotros el mismo derecho o libertad de "no fumar" ... Porque al fin y al cabo somos forzados a fumar contra nuestra voluntad ..., que no es otra cosa que respirar esa atmósfera cargada del humo de cigarros y tabacos... ¿Y que me diréis cuando nos disponemos a ver una película en el cine? Las paredes del teatro están saturadas de carteles que dicen en español y en inglés: No fumar. Eso está prohibido por las ordenanzas sanitarias, por implicar una medida de seguridad contra los incendios tan peligrosos donde hay multitudes de personas reunidas en un local. Es que la más elemental comprensión nos dice que no se debe fumar en esos salones teatrales ... Quisiera saber qué caso hacen a esa disposición, advertencia o súplica. Civiles y militares, policias y paisanos, ciudadanos y gobernantes se ponen de acuerdo en ese momento para "hacerse de la vista gorda" 1. Si, si haciéndolo cree cumplir estas palabras del Libro de Dios: "Vuestro cuerpo es el templo del Espiritu Santo." 2. Si. si con tal costumbre se siente excluido de esta sentencia divina: "Allí no entrará ninguna cosa sucia." 3. Si, si con ello cree "vestir las vestiduras de Cristo.” 4. Si, si es asi como desea que el Señor le encuentre cuando vuelva. 5. Si, si cree que es ese el testimonio más elevado que puede dar de lo que Cristo ha hecho por él. y convertir un lugar de recreo y solaz en un ambiente cargado de humo maloliente ... Y cuando regresamos a nuestros hogares disponiéndonos a dormir, ¿por ventura no habéis percibido el desagradable olor a "cabo de tabaco" que desprenden todas nuestras ropas, hasta las prendas más intimas ...? ¿Se podría negar que todo fumador necesita escupir con una insistencia anormal y molesta y que esto, y sobre lodo cuando se hace con algún descuido, —como generalmente se hace—, es ocasión de ofender nuestro sentido del refinamiento y del aseo? No. fumadores; no podéis cerrar vuestro más sano juicio, vuestra -azón ante hechos tan claros y justos. Pensad en el daño que hacéis a vu'-stra salud, a vuestro bolsillo y a la comodidad. al aseo y al buen gusto de vuestros semejantes que tienen el solo delito de no agradarles fumar. Pensad en lo intolerable que resulta obligar a la fuerza, como lo hacéis vosotros, a fumar a quien no quiere, a respirar el aire viciado por vuestros cigarros, y veréis lo injusto y despreocupado, lo inconsciente y lo lesivo que os habéis mostrado con una gran mayoría de vuestros pacientes conciudadanos que ¿De6e et Cristiano Twwwi.3 6. Si, si admite en su corazón que seria esa la costumbre de Cristo viviendo en el mundo nuestro. 7. Si, si no puede en otra forma trabajar por la salvación di sus semejantes. 3. Si, si fumando se siente mas cerca de su Dios. 9. Si, si es capaz de doblar la rodilla en oración con el tabaco en la mano o en la boca. 10. Si. si es su convicción que así está representando aquí a Cristo como desea que El lo represente allá. —S. Barrios B.