Otuníacíón (laxa e£ <íA/\atTlmonío Per Semeel $. McWilliems “¡Oh. si alguien me hubiera señalado eso hace veintisiete años!”, escribió una señora a cierto consejero marital después de su segunda entrevista. Había estado afrontando graves problemas conyugales y descubrió que le había sido beneficioso el tratarlos con el consejero. Su marido había ido también a verlo para pedirle ayuda y los dos manifestaron el deseo de que su hija y el novio tuviesen orientación prenupcial. El matrimonio y la fundación de un hogar y una familia es una responsabilidad demasiado grande para que los jóvenes de hoy la asuman sin alguna preparación. ¿Dónde pueden recibir los jóvenes una adecuada orientación prenupcial, y quién está mejor capacitado para proveérsela? La iglesia es el lugar apropiado y el pastor la persona indicada. El pastor es quien celebra la ceremonia matrimonial y debe sentirse responsable de ayudar a los contrayentes para que alcancen una adaptación satisfactoria. Debe reconocer la importancia de la orientación prenupcial y prepararse especialmente para ello. La Iglesia Metodista reconoce la necesidad de dicha orientación como lo demuestra la siguiente cita de la edición de 1948 de la "Disciplina”; “Se aconseja a los ministros que al planear la celebración del rito del matrimonio tengan una reposada conferencia prenupcial con los contrayentes." ¿En qué consiste la orientación prenupcial? Si los jóvenes que se van a casar tienen una adecuada educación en cuanto al matrimonio, la familia y el sexo, la tarea es más simple y puede consistir principalmente en la respuesta a ciertas preguntas y la consideración de problemas específicos. De lo contrario la tarea del consejero es más difícil. La entrevista puede comenzar muy bien con una conversación sobre la ceremonia del casamiento que ponga una nota profundamente espiritual como base de todos los otros asuntos. Después el pastor debe llevar la conversación con los jóvenes hacia las experiencias en sus propios hogares a fin de descubrir si algunos problemas del pasado podrían causar dificultades. Es importante saber si en sus hogares hubo felicidad y armonía que les diera un sentimiento de cariño y seguridad. En su defecto se hallarán problemas psicológicos que causarán dificultades en el futuro. Una personalidad sana es un requisito básico en el establecimiento de un hogar armonioso y feliz; por lo tanto se debe prestar atención a las características psicológicas de cada uno. ¿Hay algún sentimiento de inferioridad? ¿Hay temores o resentimientos? ¿Hay una tendencia a la melancolía, a la crítica excesiva, a la agresividad y al egoísmo? Si estos defectos se descubren, se pueden sugerir algunos modos de vencerlos, dejando la oportunidad de continuar las entrevistas de orientación para después de la luna de miel y la instalación de la pareja en el nuevo hogar. Los jóvenes que están por casarse, por lo general, están tan enamorados que no pueden pensar que haya problemas; pero de su propia experiencia y observación el consejero sabe que en algunas fases de la vida los problemas vendrán. Estos deben ser señalados y tratados, pero con cuidado, para que no causen temor o pesimismo. Se debe hablar de finanzas también para descubrir las ideas de cada uno en cuanto a la forma de administrar las entradas familiares. Si hay una diferencia grande de opinión es deber del consejero presentar a los novios las diversas maneras en que la experiencia de otros ha tenido éxito, y proveerles esta información como base para sus planes financieros. Relacionado con las finanzas está el asunto del trabajo de la esposa después del casamiento, cómo se debe emplear el dinero así ganado, también el tiempo que ella debe seguir trabajando, cuánto esperarán para tener hijos, y cuál será la distribución justa de las tareas hogareñas. El ob- IL HOGAR CRISTIANO