fue :re-Ltés [les ?ón uez ela xSn res Ina así es tort rzo. RECORDANDO NUESTROS OBJETIVOS ande bre mo ios ipo re- pe- la disios por ito, >ra- ito. ios ... de jhi" ite-toe-(La 3S., >an (La ñor pli-de ica coiné rito [ue tos Por da-sia nto co- Vi- Fué muy satisfactorio para mi poner en las manos del tesorero de la Junta de Seguros, señor A. F. Cárdenas, la cantidad de $60.00, la parte correspondiente por el mes de diciembre de los 24 obreros del Distrito del Norte. Qué dicen las iglesias, estamos esperando la parte que a éllas les corresponde por este período. Otro objetivo importantísimo se refiere a las subscripciones al Heraldo Cristiano. La meta conferencia! fué de 300 subscripciones al Distrito del Sur, 300 al Distrito del Oeste y 400 al Distrito del Norte. Terminamos el año y la mayor parte de las subscripciones quedan vencidas y en los siguientes dos meses vamos a ver si ganamos o perdemos subscripciones. El pastor es la llave para el éxito en conseguir subscripciones al órgano oficial de nuestra Conferencia. Presisa que le demos la importancia debida a éste asunto en los meses de enero y febrero: Primero, que todas las subscripciones que ya están vencidas sean renovadas y segundo, que se consigan cuantas subscripciones nuevas se pueda. Esperamos que las Sociedades Femeniles de Servicio Cristiano, Las Fraternidades Juveniles, Los Jóvenes Adultos y los Adultos, se pongan en actividad y tomen parte en esta camjaña a favor del Heraldo Cristiano. Desde la Conferencia Anual a la fecha informamos que Del Rio lleva la palma con 21 subscripciones nuevas y 2 renovadas. Austin tiene 6 subscripciones nuevas, Fort Worth, 1 nueva y 1 renovada: Waco 1 nueva y 3 renovadas; Lubbock, 12 renovadas; El Divino Salvador de San Antonio, 1 nueva y 2 renovadas; Georgetown, 1 nueva y 1 renovada; La Trinidad, San Antonio, 6 renovadas; Hillsboro, 1 nueva y 1 renovada; Wheelock, 1 renovada; McAllen, 2 renovadas; Laredo, 1 nueva; Eagle Pass 1 nueva; San Angeló, 1 renovada; Los Angeles, 3 nuevas y 1 renovada; Floresville, 1 nueva y 2 renovadas; Edinburg 2 renovadas; Crystal City, 1 nueva; El Paso, 1 nueva y 2 renovadas; Seguin, 6 renovadas; Brady 1 renovada; Brownsville, 2 renovadas; Van Hom, 2 nuevas y 3 renovadas, y Raymondville, 1 renovada. La meta está delante de nosotros y es fácil de alcanzarla si cuando menos cada familia de la iglesia tiene una subscripción. —F. Ramos BIBLIOGRAFIA A NEW HEAVEN AND A NEW EARTH ('Un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva") Por el Dr. Edwin Lewis, Profesor de Teología Sistemática en el Seminario Teológico de Drew. He aquí un libro macizamente hecho, pondamente pensado y brillantemente escrito, como que es producto de una de las mentalidades más recias en el campo de la doctrina, de la teología y de la filosofía, el Dr. Lewis, profesor de Teología Sistemática en el Seminario de Drew, autor de una serie de libros que llevan a las cimas del pensamiento, y que contribuyen a aclarar muchos problemas, a definir muchos puntos, y a ver con precisión algunas cuestiones que han estado sujetas a controversia. De antemano declaramos que el autor es un creyente sincero, y lo suficientemente ortodoxo, pues no basta ser creyente, es preciso que sepamos «qué clase de creyente es aquel a quien seguimos como guía del pensamiento. El epílogo de este libro en el cual el autor hace una especie de confesión de fe nos basta para asirnos con confianza de su mano y emprender con él el camino por los vericuetos de la discusión y el pensamiento hondo y serio en materia de doctrina e interpretación de la Revelación sagrada. El título del libro, como lo dice el autor, puede muy bien confundir a muchos. Al escuchar el término cielo, pensamos inmediatamente en el sitio donde los bienaventurados disfrutan de eterna paz y gozo; la morada de los, justos. P^ro el autor no lo toma en este sentido, lo toma más bien en un sentido metafórico, es decir, como aquello que los hombres creen que es digno de su más alta devoción. "Cielo significa ese cuerpo de creencias y de convicciones que controlan la vida de cualquier hombre". Sus más elevados conceptos, sus ideales y sus sueños, por los cuales, en su caso personal, alienta y vive, "La tierra que x usted dease,•—nos dice el autor,— no es sino la expresión del cielo en que usted cree". Es necesario que el cielo controle a la tierra, es decir, la tierra vendrá a ser, en último caso, lo que sea nuestro cielo. Si ha de haber una tierra nueva y mejor, es preciso que haya primero un cielo mejor en nuestra convicción. La clase de tierra que nos forjamos y hacemos no es otra cosa que el tipo de cielo que llevamos en el alma. Esta es la tesis del autor en todo su libro. Este libro del Dr. Lewis es una verdadera discusión del evangelio que han dado en llamar "social", pero no se trata de una tirada de programas de variada índole, de mejoramiento de barriadas, de habitaciones, de programas culturales o de higiene. Nos dice, mediante pensamientos profundos, cómo podremos tener Riña tierra nueva, es decir, una sociedad transformada; cuáles son las amenazas que encuentra el día de hoy, y la promesa de su eventual realización. Habrá una tierra nueva, puede haber una tierra nueva, pero no la tendremos sino hasta que tengamos primero un cielo nuevo, un cielo para el cual Dios nos ha dado el modelo "en el monte". Un cielo en el cual reine el compañerismo divino, en el cual la unión de amor y compañerismo que hay en la Trinidad, (una idea nueva, muy original del autor), sean los que llenen los corazones de los hombres; estos son los que habrán de hacer la tierra nueva, ese Reino de Dios de que nos hablan los Evangelios y que hemos de entender fuera de sus elementos apocalípticos y escatológicos. Es tan clara como un cristal la declaración del ideal último de la fraternidad, por la cual únicamente puede esperarse vivir el Evangelio social. Por eso el autor discute la concepción cristiana del cielo como el criterio único para una tierra nueva y mejor. Nos dice:—"dígase lo que se quiera, lo celestial precede a lo terrenal, y lo terrenal no es más que nuestro intento de tomar lo que creemos que es la Ciudad de Dios para hacer con ello la ciudad del hombre". El autor sabe lo que está diciendo; habla con profundidad moral llena de ardor, y nos dice en nueve espléndidos capítulos y en un epílogo que constituye una confesión de fe que puede fortalecer e inspirar a muchos. El Cristianismo busca una nueva forma de fraternidad humarla y la encontrará no en un Evangelio acerca de Cristo, sino en el Evangelio que es El mismo. En cada capítulo no hay des-(Pasa a la página 11) Página 9 FOR PMNTOUT FRO* WCR0FH.N