La Médula del Quijote Escrito expresamente para * ‘Revista Mexicana, por el Lie. Francisco Elguero. BIENHECHOR INMORTAL DE LA RAZA HUMANA llamó el gran fritico francés Sainte Beuve a nuestro Cervantes y tal parecer ha sido en los tiempos modernos el de los literatos más doctos y de los estetas más insignes de todos los pueblos, como Hegel, Schlegel, Tieck y Heine, como Walter Scott, Sismondi y Tick-nor. La mejor obra de ese genio inmortal, DON QUIJOTE, es humana porque enamora, deleita y dignifica todos los pueblos de la tierra y por eso corre traducida a todas las lenguas vivas, hasta a las asiáticas como el chino, y, para que la lean los doctos, hasta a las muertas, como el griego y el latín. Por eso de Don Quijote hay más ediciones que las de ningún otro libro; con excepción de la BIBLIA, el libro de Dios, y por eso aun tras los velos, muchas veces poco sutiles; de idiomas iliteratos, alcanza el lector atento a apreciar las bellezas del original, bien “que como quien mira los tapices flamencos por el revés." España ha sido civilizadora del mundo porque dio la religión a diez y seis pueblos, porque les trasfundió la vida propia con la fe, las costumbres, el idioma, el alma en fin, y no es el menor galardón de tanta proeza y de tanta gloria, el que el pensamiento español recorra la tierra en un libro maravilloso, haciendo que el corazón de muchas y diversas gentes lata con los arranques y larguezas de la hidalguía castellana, que muchas bocas repitan las salidas y donaires del más gracioso de los villanos y los discursos y sentencias del más docto de los caballeros, y saboreen la sal andaluza de tanto gracejo como el autor derrama, y rían con la risa señoril de la Duquesa o la maleante de Altisidora. ¿Pero qué es lo que ha dado al Quijote tamaña nombradla" no sólo en el pueblo, sino en la clase descontentadiza díalos doctos? ¿Por qué los románticos, como Hegel y ¡Schlegel, le llaman de los suyos y por qué los neo-clásicos como Bouchon Doubournial lo comparan con la Iliada y lo tienen por poema rigurosamente ajustado a la regla de las tres unidades? ¿Por qué los realistas se lo apropian como su mayor gloria, y los naturalistas se empeñan en ver en él un modelo, y los espiritualistas lo tienen punto menos que por místico? No es la principal causa el lenguaje y el estilo porque sus más delicados primores no pueden ser apreciados por extranjeros en traducciones que, por hábiles que sean, más los disfrazan que los reproducen, y porque esas galas no son bastantes a conquistar la fama universal de un libro, ya que Pérsiles y Sigismunda, la única desmayada y enteca obra de Cervantes, parece se halla escrita con mayor corrección que todas las otras, a pesar de lo cual nadie la lée, si no es algún erudito enfermo de curiosidad. El secreto de tanta boga está en el pensamiento capital del libro, que pone en parangón dos caracteres perfectamente verosímiles y bien trazados, el de un sabio loco qué quiere realizar maravillas con medios ridiculos, y el de un palurdo ignorante pero malicioso y sagaz, al cual su ignorancia oculta mucho y extravia con frecuencia, pero cuya sagacidad natural le hace lograr en la vida práctica aciertos curiosísimos. La serie de contrastes mantiene viva la atención y lo cómico se desborda. Don Quijote tiene a Maritornes por una dama, al galeote rufián por anciano venerable, al ventero por castellano, a las mozas del partido por lo qúe más opuesto les era; y Sancho, el ganapán que no sáíe leer, descubre que el sastre sisaba, que el viejo del juramento mentía, que la hembra quejosa de forzamiento, era una embaidora y, con tanto candor como el buen escudero solicita y acepta la ínsula, con tanta sensatez la deja. Don Quijote da a Sancho consejos tan amistosos, Un sabios, Un juiciosos, tan cuerdos, que no hay más que ver y, sin embargo, toma las ovejas por ejércitos y los molinos por gigantes. , Contrastan las cosas de Sancho entre si, las de Don Qúijote también y, más graciosamente aún las del uno con las del otro, y los contrastes son perfecUmente naturales y lógicos, nacidos de sendas cualidades y defectos atribuidos a cada personaje con verosimilitud, propiedad y sano realismo. Lo cómico es producido siempre por un contraste, aunque no todo contraste lo produzca; la distracción sistemática de D. Quijote, dice Bergson(l) con gran acierto, contraste prolongadísimo, es lo más cómico que puede existir en la tierra" y el autor ha sabido idear tan perfectamente las escenas, enlazarlas con Ul arte, adornarlas con tal riqueza de circunstancias, exponerlas con tanta naturalidad de estilo, cualidades que suele conservar la misma traducción, que el libró no se cae de la mano de ninguna persona discreta, sea griego o chino, mozo o viejo, letrado insigne o sujeto sólo de buen sentido. Hasta los episodios están escogidos con arte, para que en ellos, conforme a las reglas clásicas, el ánimo repose y pueda el lector recobrar con facilidad el interrumpido pero no enmarañado hilo de la fábula, para seguirlo sin fatiga. Estas y otras cualidades que no alcanzamos a apuntar y que no por ser pequeñas dejan de ser preciosas, son las que ven ios lectores de toda la tierra, pero hay en el Quijote todavía algo esotérico, algún tesoro escondido a la vista del vulgo, que, sin forzar el plan de la obra, sin pretender sacar de ella la quinta esencia de una alquimia sutil y de otro jueves, se halla con observación mas cuidadosa de la del lector común y con el simple buen sentido, un tanto cuanto culto e ilustrado. ♦ ♦ ♦ De pronto se me juzgará paradójico, pero nada es más cierto sino que la locura de D. Quijote es más cuerda que la cordura-de muchos hombres, porque éstos con frecuencia se apartan al obrar de sus principios más sanos, de sus intereses más grandes, de su misión en la tierra y de su camino para el cielo, mientras el gran manchego, supuesto que creía en la caballería andante y andante se juzgaba él mismo, quiso obrar como el más cumplido de los caballeros .exponiendo su vida por derribar gigantes, protegiendo a los débiles contra sus verdugos, siempre buscando la justicia, defendiendo el derecho, siempre casto en sus pensamientos, siempre fiel a su dama, siempre libre de codicia, de envidia ajeno, enemigo de la holganza, sobrio hasta parecer anacoreta y cristiano en fin, en cuanto creía, decía y obraba. Imaginaos un hombre con todas las virtudes que el cristianismo sueña y realiza y suponed que por medios naturales, o sobrenaturales llega a sus manos un talismán con el cual puede mudar la faz del mundo, enderezando