clona a su modo. El reconocerá la diferencia en el desarrollo espiritual de cada persona, partiendo del nivel en que lo encuentra, y procurando conducirlo a un nivel más elevado. El maestro debe ser guiado por las diferencias de los individuos al preparase para enseñar. Los fines que él tenga, las ilustraciones que use, los puntos en los cuales hará énfasis, y las aplicaciones que haga, deben ser determinados considerando estas diferencias. Cuando el maestro visite a uno de sus alumnos, no solamente debe ir con el propósito de hacer que vuelva a la clase uno que ha estado ausente de ella, sino que también deberá ir con el propósito de aprovechar lo mejor posible la oportunidad de conocer las necesidades de su alumno; oportunidad que el salón de clases muy pocas veces brinda. El hará esta visita recordando que su manera de tratar a aquella persona, la conversación que tenga con ella y el llamamiento que le haga deben ser diferentes porque el individuo es diferente. 5. Al enseñar, el maestro debe estar consciente de las necesidades de cada uno de los individuos que están presentes.—Para esto se necesita que la clase no sea muy grande. El estar el maestro consciente de las necesidades de cada individuo, hará que su enseñanza haga frente a sus necesidades, intereses y propósitos. Hará que el maestro aproveche todas las oportunidades que se le presenten para conducir al individuo hacia una verdadera experiencia de aprendizaje. Muchos maestros son como aquel al cual le fue encomendada una pequeña clase durante una campaña de promoción, y el primer domingo solamente asistieron dis señores. En lugar de aprovechar esta situación que le brindaba la oportunidad de conocer a estos dos señores, descubrir sus intereses y necesidades, y procurar ayudarlos, el mastro los mandó a otra clase "para que estudiaran la lección." El había decidido no enseñar ese día, pero a pesar de ello, lo hizo por medio de su actitud. El maestro que está consciente de las oportunidades que le son brindadas al trabajar con individuos, tendrá propósitos de enseñanza que tendrán como centro ai individuo: Un propósito puede ser el traer una persona perdida a Cristo, cambiar la actitud de una persona, ayudar a un individuo a alcanzar un nivel más alto de vida moral, ayudar a alguno a tomar decisiones que estén de acuerdo con la voluntad de Dios, guiar a alguna persona hacia una vida de completa consagración, o tomar alguna responsabilidad en el servicio. El maestro que está consciente de las necesidades de cada uno de los miembros de su clase, preparará cada lección con la ayuda de El Expositor Bíblico y de la Biblia. Orará, estudiará y determinará la mejor manera de aplicar la Palabra de Dios a las necesidades de cada individuo. 6. El maestro debe tratar de crear en cada uno de los Individuos de su clase un sentido de responsabilidad hacia los demás.—Es necesario que exista un sentido de unión y armonía en una clase de adultos. Por lo tanto, el maestro tratará de unir a los miembros en un solo grupo, procurará que piensen, sientan y trabajen Juntos en interés del conjunto. El los guiará a compartir sus goces en la oración, en el estudio de la Biblia, en la visitación, en ganar a los perdidos, y en otras actividades semejantes. Hemos tratado de eliminar los grupltos exclusivistas, y debemos hacerlo. Pero en una clase graduada, debe y puede haber compañerismo de amor en el servicio, y unidad en propósito y trabajo. 81 existe alguna deblll-16 dad en la graduación y promoción anual de los adultos, es en este punto; pero puede evitarse. De hecho, una clase graduada pequeña brinda al maestro la oportunidad de estimular el amor en el servicio. Al trabajar con el individuo, el maestro puede guiar al alumno a unirse con el grupo. "La unión hace la fuerza." Veinticinco hombres que van hacia el mismo lugar irán más aprisa si van juntos cantando, riendo, con amor y compañerismo. 81 van separadamente, tardarán mucho en llegar; algunos se desviarán, y nunca llegarán a la meta. Fue un padre muy sabio aquel que les dio a sus siete hijos una lección de unidad. Dio a cada uno de ellos una vara y les dijo que la quebraran. Todos quebraron su vara con la mayor facilidad. Entonces, el padre tomó otras siete varas idénticas, las Juntó, y las pasó todas juntas a cada uno de ellos. Ninguno pudo quebrar las varas en conjunto. Cada vara al unirse con las otras, había producido un grupo muy fuerte. Necesitamos fortalecer las clases de adultos, y puede lograrse creando en cada uno de los miembros un sentido de responsabilidad hacia el grupo de su misma edad. 7. En el proceso de enseñanza y aprendizaje el maestro debe procurar ser cada vez menos importante para el individuo—El maestro, por su amor, su interés y su servicio hacia el individuo si no tiene cuidado puede colocarse en cierto modo en el papel de sacerdote entre sus alumnos. Existe el peligro de que llegue a significar demasiado para el individuo en su desarrollo espiritual personal. Por una parte, el maestro procura presentar el mensaje de la Biblia a los individuos de su clase; por otra parte, procura que el individuo se familiarice con la Biblia. El resultado deseado es que cada miembro haga esto por si solo. En este proceso debe haber cada vez menos del maestro y más y más del Señor Jesucristo, quien interpreta la Palabra y llega a ser el gran Maestro para el individuo. El Dr. F. B. Meyer hace énfasis en este principio: "El todo de la vida cristiana depende de la manera en que los cristianos lean la Biblia por sí mismos." Todos los sermones y discursos, todos los libros o revistas religiosos nunca podrán reemplazar nuestro estudio personal de la preciosa Palabra de Dios. Podemos medir nuestro crecimiento en la gracia por medio de nuestro crecimiento en el amor de la lectura privada de la Biblia; y podemos estar seguros de que hay algo seriamente indebido, cuando perdemos nuestro apetito por el Pan de Vida.” 8. El maestro debe guiar al individuo para que ocupe un lugar de servicio en su iglesia.—El maestro, al visitar, guiar, estimular y enseñar, debe tener dos objetivos principales para cada individuo: crecimiento en el carácter cristiano, y crecimiento en el servicio cristiano. Es significativo el hecho de que Jesús llevara aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, cuando fue transfigurado, y cuando obtuvo su victoria en el huerto por medio de la oración. Tal parece que estos tres estaban listos para ascender hacia un nivel más alto de experiencia; y que Jesús habla reconocido que estos tres hombres estaban listos para desarrollar un servicio mejor. El maestro de adultos el día de hoy hará bien en prestar particular atención a aquellos individuos de su clase que dan evidencia de crecimiento cristiano, y que tienen capacidad para dirigir en el servicio. Después de guiar a un individuo hacia Cristo, la mejor cosa que el maestro puede hacer es guiarlo para que ocupe un lugar de servicio.—The Sunday School Builder. —Trad. Adelina Mendoza EL PROMOTOR DE LA VISITA (Drama representando a los maestros de la escuela dominical visitando hogares inconversos). Entran dos señoritas llevando en sus manos la Biblia y algunos tratados. Primera señorita: El día está muy bonito para visitar. Dios nos ayude a llevar el mensaje del evangelio a alguna persona. Segunda señorita: Pidamos la dirección de Dios antes de salir. (Inclinan sus cabezas y oran en silencio). Primera señorita: Visitemos a la señora Muñoz, sus niños han faltado a las reuniones, y tengo deseo de hablarle a ella del evangelio. Segunda señorita: A lo mejor no nos recibe. Primera señorita: Pero, hagamos la prueba. (Se dirigen a la casa de la señora Muñoz, al llegar tocan la puerta, y ella sale a abrirles). Primera señorita: Buenas tardes, señora Muñoz, venimos a visitarla de parte de nuestra iglesia; ¿cómo están los niños? Hemos echado de menos a Arturo y a Juanita. Señora Muñoz: Los he tenido enfermos. Segunda señorita: Lo sentimos mucho, ojalá mejoren pronto y puedan volver a asistir a nuestras reuniones. Señora Muñoz: Muchas gracias, señoritas, los mandaré en cuanto mejoren. Primera señorita: Deseamos hablarle a usted de algo importante, de su vida futura. Quisiéramos leerle algo de la Palabra de Dios, si usted nos lo permite. Señora Muñoz: Pues, ahora estoy muy ocupada, no tengo tiempo, Segunda señorita: ¡Qué lástima! Pero, ¿le gustaría que viniésemos en alguna otra ocasión a hablar con usted acerca de este asunto? Señora Muñoz: Cómo no, señoritas, vengan cuando gusten. Segunda señorita: Vamos a dejarle estos tratados para que los lea, aquí encontrará la dirección de nuestro templo, tendremos mucho gusto de verla en alguna de nuestras reuniones. Señora Muñoz: Muchas gracias, señoritas. (Le entregan los tratados y se retiran). Segunda señorita: No tuvimos mucho éxito esta vez; pero seguiremos viniendo hasta que podamos hablarle del evangelio. Primera señorita: Claro, no debemos desmayar en esta tarea hasta que esta señora oiga el evangelio. Anotemos bien la dirección, Avellno Contardo 1216. Ahora sigamos hasta la casa de la señora Santander, parece que ella ha demostrado algo de interés, y puede ser que allí podamos hacer una buena visita. (Se dirigen a una puerta, llaman y sale la señora). Segunda señorita: Buenas tardes, señora ¿es usted la mamá de Osvaldo? Señora Santander: Buenas tardes, señoritas, sí, yo soy la mamá de Osvaldo. Primera señorita: Venimos a visitarla de parte de la Iglesia a la que él asiste, quizá él le habrá dicho algo de lo que aprende allí. Señora Santander: El me ha dicho muy poco; pero leo todas las hojltas que él trae, y me han gustado mucho; pero, pasen a sentarse. (Pasan y toman asiento). EDUCACION CRISTIANA ESCUELA DOMINICAL Segunda señorita: Muchas gracias, nos alegramos mucho de que usted le dé permiso a Osvaldo de asistir a nuestras reuniones. Señora Santander: A él le gustan tanto esas reuniones, que cuando tiene que ir se arregla muy temprano. Primera señorita: Esta tarde queremos conversar con usted acerca de algo importante. ¿Ha pensado alguna vez en su porvenir, en lo que le espera en la vida futura? Señora Santander: Bueno, eso sólo Dios lo sabe. Primera señorita: Pero, ¿ha pensado que algún día tiene que dejar este mundo y encontrarse con Dios? Señora Santander: En verdad no he pensado mucho en esas cosas. Primera señorita: La Biblia, que es la Palabra de Dios, nos advierte esto en este pasaje que voy a leerle. (Lee Hebreos 9:27). Como usted puede enterarse, el juicio es tan seguro como la muerte, y siendo así debemos prepararnos, ¿no le parece? Señora Santander: Sí, asi parece. Primera señorita: Leamos otra parte de la Biblia. (Lee 1 Tlm. 2:5). Este pasaje nos muestra cómo Dios proporcionó a los hombres un medio de salvarse. En el Juicio tendremos que dar a Dios cuenta de nuestras culpas, porque todos tenemos pecados, ¿verdad? Señora Santander: (Asiente con la cabeza). Primera señorita: 3esús tomó nuestras faltas. Se dio a si mismo en precio de rescate. Lea usted este otro pasaje que asegura lo mismo. (Le pasa la Biblia abierta en 1 Pedro 3:18). Señora Santander: (Lee el versículo). Primera señorita: Este es el propósito de nuestra visita, mostrarle a usted cómo puede prepararse para encontrarse con Dios. Cristo es el único camino. Hay una hermosa promesa para los que creen y aceptan al Señor Jesús como su Salvador (Lee Juan 3:36). Usted tiene que tomar una decisión. Usted tiene que escoger entre la muerte eterna o la vida eterna, el infierno o el cielo. Acepte a Cristo como su Salvador personal, y asegure su salvación desde hoy mismo. ¿Quiere usted aceptar a Jesús? Señora Santander: Me gusta lo que usted me dice; pero no estoy segura todavía. Primera señorita: Pero ¿siente usted el deseo de obtener esa seguridad? Señora Santander: Si, yo quisiera tener esa seguridad. Primera señorita: ¿Quiere que oremos con usted? Señora Santander: Bueno. Primera señorita: (Todas en actitud de oración). Señor, gracias te damos por tu salvación, y porque nos has dado la vida eterna. Ayuda a esta señora a confiar en ti para su salvación, y a tener la seguridad de la vida eterna. En el nombre de Cristo Jesús. Amén. Jesús puede salvarla ahora mismo si usted lo desea, señora Santander. Señora Santander: Ese es mi deseo, verdaderamente. Primera señorita: Entonces reconozca sus pecados y acepte el perdón que Jesús le ofrece, y tendrá ahora mismo la vida eterna. Señora Santander: (En voz baja) Reconozco que Jesús es mi Salvador. (PASA A LA PAGINA 20) 17