Foro ¿Quién inventó a los gringos?: TIJUANA. BC, (FORO).- Desde “Línea de polvo y río" entre Tijuana-San Diego y Brownsville-Matamoros, el escrito Carlos Fuentes dedicó su “canto" a la memoria, historia. vidas, olores y colores de la gente de la frontera. Ante un auditorio abarrotado en el Centro Cultural Tijuana y frente a un público mayo-ritariamente femenino, el reconocido novelista rindió honor “a los hombres y mujeres que aquí han vivido, pues ésta nunca fue la tierra, donde el hombre nunca fue”. Dentro del marco del festival Insite '97 y con la participación de instituciones como Bellas Artes y otros organismos privados, Carlos Fuentes “viajó” con la palabra por toda la historia de la vida en la frontera, desde sus primeros pobladores hasta la llegada de los españoles, los colonizadores y... los gringos. ¿Los gringos?... ¿Quiénes son? ¡Por dios!... ¿Cómo pueden existir?... ¿quién los inventó?. Llegaron a las tierras de Santana, deshabitadas c injustas, olvidadas por la monarquía española y en manos de la república mexicana, según recordó. Alguien en algún momento dijo: ellos también son democráticos e independientes... ¡que entren!.. Aunque sea ilegalmente, cruzando el río, mojándose las espaldas, mandando al carajo a la frontera. Desde entonces, se quedaron al norte del Río Grande. Pero antes de eso, el desconocimiento e incomprensión de los colonizadores y con quistadores españoles. El instinto de supervivencia de los indios... La búsqueda del oro puro y de las riquezas, tanto por españoles como posteriormente por los gringos, quienes se instalaron en Texas. La frontera entre México y Estados Unidos, reconoció el laureado escritor, es la más larga del mundo; la más visible entre un país en desarrollo y una potencia de! primer mundo. Es también la entrada de Estados Unidos y toda lalinoamérica, que empieza, precisamente en “esta línea de río y polvo” que conforman las fronteras señaladas. Carlos Fuentes tituló su participación amena, ágil, sencilla y muy ilustrativa como: Río Grande, Río Bravo: La Frontera Inquieta. Seguir la lectura del también ex-embajador de México en Francia, durante los años de 1972-1976, resultó para el auditorio algo exquisito. La imaginación viajó y se situó en los momentos marcados por el escritor. De esa manera se observó la presencia desde hace más de 30 mil años de los pobladores de esta región, donde “los pueblos siempre siguieron la ruta del río Grande, como le llaman los norteamericanos y el río Bravo, como les llamamos nosotros”. Después de la conquista y la colonización, así como otras importantes etapas, la presencia de Benito Juárez “disfrazado de abogado francés” tratando de convencer a los norteamericanos de que deseaba implantar un “estado de derecho en México” así como vivir en paz, incluso Carlos Fuentes con sus vecinos del norte. La entrevista de Porfirio Díaz con el entonces presidente norteamericano para lograr su simpatía y la presencia de indocumentados ofreciendo su fuerza de trabajo al país del norte. El chicano que después de una intensa lucha interna y externa entiende que “no es mexicano en México ni norteamericano en los Estados Unidos, sino chicano en todas partes”. La figura de la mujer que trabaja en las maquiladoras de Tijuana, mientras que encarga que lleven de regreso a San Francisco, a la madre, una ancianita de casi cien años, que ha vivido prácticamente toda su vida en el vecino país y que ya no puede estar en el suyo, en su país natal porque le da temor y vergüenza. Ya olvidó el español y nunca pudo aprender el inglés. Para Carlos Fuentes ésta no es una frontera fácil. El la llama una cicatriz. Luego se pregunta: ¿Volverá a sangrar?, y él mismo se responde: ¿No sangró ya cuando un pastor de 18 años, Ezequiel Hernández, ciudadano de los Estados Unidos es asesinado a tiros en las llanuras de Texas, por infantes de marina, sólo porque tiene cara de mexicano?. ¿No sangra ya -se repite- cuando Darío Miranda, un trabajador mexicano indocumentado, es matado con dos tiros en la espalda por un patrullero fronterizo, que enseguida es absuelto por un tribunal norteamericano?. Fuentes recuerda que por esta frontera, la que él ahora visita, hay más de 300 millones de cruces fronterizos por año, sin contar a los 1 trabajadores mexicanos indocumentados “que vienen aquí porque la economía norteamericana los reclama”. Sin éstos, advierte, sin los trabajadores migratorios en los Estados Unidos, las cosechas no serían recolectadas, los servicios no serían atendidos, los precios se dispararían, habría escases de alimentos y la inflación subiría hasta las nubes". Carlos Fuentes, quien ofreció otra plática en San Diego, también con éxito, opinó posteriormente a la conferencia que en la frontera podría surgir la violencia, si los dos gobiernos no se ponen de acuerdo en cuanto al fenómeno migratorio y si ignoran las condiciones actuales que en ésta se vive hoy en día. Para nuestras anteriores generaciones, el concepto de calidad ambiental fue poco conocido, mientras que en la actualidad vivimos en una época de gran loma de conciencia medioambiental, sobre lodo porque se ha visto fomentada por los grupos de interés en este aspecto de nuestra vida así como por los medios de comunicación. Los procesos directos e indirectos, necesarios para la fabricación de la mayoría de los productos pueden tener impactos negativos sobre el medio ambiente, entre los que se incluyen la generación de residuos, el deterioro del enlomo y la sobrexplotación de los recursos naturales. Los modelos actuales de desarrollo industria! amenazan con exceder los límites de sustentabilidad, en términos de utilización de recursos y de control de residuos así como también representan una amenaza potencial para el clima global, la vegetación, la agricultura y la salud pública. De igual forma, aunque con una participación individual muy pequeña pero globalmente enorme, quienes vivimos en núcleos urbanos, participamos en el deterioro de la calidad ambiental, principalmente por costumbres que nada tienen que ver con una cultura ambientalista; tal es el caso de uso excesivo del agua, uso y abuso del automóvil, desperdicio de recursos energéticos por medio de la gran cantidad de aparatos eléctricos y electrónicos y del mismo alumbrado, gran generación de basura doméstica entre la que existe basura químicamente peligrosa, así como la inadecuada disposición de la misma y una gran cantidad de etcéteras de los cuales, en ocasiones nos portamos indolentes al pensar que nuestra mínima participación no repercute en la calidad del ambiente y en otras somos ignorantes con respecto al mal que nuestra acción pudiese provocar. Desafortunadamente, los debates sobre calidad ambiental son a menudo estériles por lo contencioso de los mismos. Se toman posturas extremistas, los aspectos medioambientalistas se politizan y se pierde de vista la poca información científica disponible. Los ecologistas tienden a ser bién intencionados, pero dogmáticos en su desconfianza hacia las instituciones y en su reverencia a los ecosistemas purps. Los legisladores tienden a abrumarse con la excesiva carga de su mandato legislativo y pecan de miopía en su toma de decisiones. Los empresarios tienden a quejarse de la carga impuesta por la ley en materia ambiental y de quienes formulan las leyes y las hacen respetar, protegiendo sus intereses puramente económicos, por medio de otros recursos legales y campañas de defensa en la que los industriales unidos utilizan a los medios de comunicación. Con todo esto, el ciudadano medio, aturdido por la marea de propaganda, periodicazos y desinformación o infonnación encontrada, termina por desencantarse y perder todo su interés en el asunto. Como resultado, la sociedad entera cae en el pantano de incomprensión y se hacen pocos progresos en materia de protección al medio ambiente. En el pleito legal solamenta ganarán los abogados. La guerra en los medios será buen botín para periodistas y reporteros sin escrúpulos. Se gastarán buenas cantidades de dinero, tanto público como privado, para organizar mesas redondas, foros de debate y demás reuniones para gritar y querellarse. Y finalmente, sólo habrá un perdedor, o dos, dependiendo de nuestros conceptos ecológicos. El medio ambiente o para quienes manejen el concepto antropocéntrico, el ser humano y el medio ambiente. Dos conceptos básicos pueden romper el ciclo cerrado descrito en los párrafos anteriores: comprender y aplicar que la calidad ambiental es compatible con el desarrollo industrial y que la cultura ambiental de la sociedad pennite un desarrollo urbano sano. El aspecto económico no está desligado de ninguno de los dos conceptos, de hecho va de la mano de ambos y en una sociedad como la nuestra parece ser la variable más importante y la básica en la toma de decisiones, razón por la cual pueden tener éxito. En el primer caso, las empresas más que pagar un precio exorbitante para cumplir con leyes y reglamentos en materia ambiental (en el tratamiento físicoquímico de efluentes tanto líquidos como gaseosos, así como en la contratación de empresas especializadas en el manejo de sus residuos peligrosos, además de muéstreos y análisis químicos periódicos, operación de costosos equipos para el control de la contaminación, entre otros gastos) pueden rediseñar sus sistemas industriales para alcanzar tanto la calidad ambiental como la eficiencia económica. Para lograrlo, en primer lugar deben desechar la idea tradicional de que la conciencia ambiental es una carga para el desarrollo industrial. Esta no es una utopía, es una realidad que líderes industriales a nivel mundial han puesto en práctica. Las herramientas básicas las conoce cualquier administrador de empresas y en la práctica se conoce como optimización de recursos. La clave consiste en manejar a fondo el principio de que todo desperdicio es causado por una ineficiencia y representa una pérdida para la empresa. Obviamente entre estos desperdicios se encuentra todo lo que contamine. Para el segundo concepto, en el que tenemos una responsabilidad directa cada uno de quienes conformamos nuestra sociedad, existen dos palabras clave: una emergente que podemos llamar CONCIENCIA o sentido común y, la segunda, a más largo plazo que se llama CULTURA. Esta última siempre toma más tiempo y es más difícil de desarrollar, sobre todo cuando estamos inmersos en una ciudad en la que sigue existiendo tanto analfabeta en cuestiones de higiene, uso del agua y en todo lo que en un principio mencionamos. Es difícil que un niño o adolescente comprenda que no debe tirar basura cuando ve que para cualquier adulto es muy fácil hacerlo. El apéelo económico positivo para una sociedad culta en materia ambienta! se refleja directamente en una carga impositiva menor. Disminuye el costo de limpieza pública del agua y de la energía eléctrica, de la reparación de daños causados por simples lluvias que en nuestra ciudad se convierten en grandes catástrofes, de salud pública, de reparación de nuestro auto y, en general, de todo lo que se paga con nuestros impuestos. Ahora sí puede usted pensar que estas disminuciones son utopía, sin embargo se tiene ejemplos de comunidades que lo han conseguido. Ahora bien, lograr en Tijuana una cultura en estos aspectos, eso sí parece ser una utopía. Ojalá el tiempo y nuestros hijos nos demuestren lo contrario, porque los adultos de hoy estamos ya muy contaminados.