4 HL 31KNS.1K RO IMPOPULARIDAD INMERECIDA DISTRACCIONES NO RECOMENDABLES ¿Lee üd. nuestro periódico? Esta pregunta viene a veces a nuestros oídos, por los editores de publicaciones periódicas, hambrientos siempre de lectores, y propagandistas de sus productos. ¿Lee Ud.? ¿Qué periódicos, semanarios, quincenales, mensuales, etc. acostumbra Ud. comprar, recibir o buscar, para adquirir distracción, instrucción o conocimientos? Y el editor se codea con el redactor y sus colaboradores como para hacer sentir su contento o desilusión al saber que sus impresos estén siendo aceptados, y leídos, y esperados, o que son huéspedes del ingrato canasto de los papeles inútiles, o victimas de la escoba de la barrendera. ¿Pero, por qué algunos periódicos no son leídos? He aní la pregunta de ios que escriben para la prensa, de ios que editan para el comercio, y los que redactan para determinadas razones comerciales o negociantes. ¿Por que?Sencillamente, porque algunas publicaciones están faltas de sal y pimienta, sufren defectos de visión, o cojean de algún lado de manera visible Algunas publicaciones, no llenan su cometido, o como dicen los literatos, se andan por las ramas, sin tocar el fruto: no emiten la luz délos conocimientos necesarios y por lo mismo no son acequibies, ni sensibles a ios que deberían hallar en ellas, alimento para sus cerebros, consuelo para sus corazones, orientación par sus perplejidades, en una palabra, sus páginas encierran. como dijo Hamlet: palabras, palabras, y más palabras. Dijo un crítico, algunas publicaciones padecen de verborrea, y estreñimiento de ideas. Una publicación debería llevar como suele decirse: “multum m parvo”, es decir, mucho en poco; se suelen hallar publicaciones minúsculas, que son casi una admirable miscelánea, tienen de todo para todos, y son leídas por todos, en todo tiempo. Publicaciones hay que después de lustros y decenas de años, aun son leídas, ¿por qué? Sus líneas tienen un mensaje, un consejo, un consuelo; el niño y el adulto, y el anciano hallan ahora, lo que hallaron antaño los otros, un algo indispensable. Nuestras publicaciones cristianas, deberían parecerse a aquellas: llevar un poco de leche para los niños, de alimento para los jóvenes, de tónico para los ancianos, de consuelo para ios tristes, y de doctrina para los creyentes. Nuestras publicaciones siendo tan limitadas, no pueden llevar artículos de más de una página, ni crónicas de tamaño kilométrico; nuestras notas breves, o brisas del campo, deberían ser casi como rayitos de luz, no como llamaradas de incendio: grandes, extensas, intensas, y aun quemantes. Por esto nuestra publicación no es muy leída, porque le falta algo condensado. nuestros artículos pecan de gigantismo, para los adultos, pero no viene nada que interese a los niños, a los jóvenes, ni a las mujeres. Hagamos un periódico con la atingencia del que prepara un guiso: pongamos substancias nutritivas, adaptadas a todos los gustos, démosle suficiente sal. y las especias apetitosas; y entonces, no sólo habrá quien nos lea. sino que saldrán aquellos que nos busquen, nos compren y nos copilen.—E. P. Muñoz. ¿Está la Iglesia Cristiana vistiendo las galas y ornamentos de la sociedad mundana? En las líneas que siguen hallaremos algo que nu debemos olvidar, ya que ciertas costumbres de los grupos cristianos, reflejan semejanzas sugestivamente paganas. A fines de octubre se celebra el popular festival del Halloween, cuyos orígenes nos llevan a las prácticas de los misterios paganos, no sólo de las regiones de) Norte de Europa, sino también de Roma, Grecia y Creta. La fiesta de los muertos, o lo que vulgarmente se llama Fieles difuntos, y que practica con unción la Iglesia de Roma, es una reliquia del paganismo mitológico de los ecruscos, y que éstos dejaron a los griegos y los romanos, aun los antiguos mexicanos tuvieron sus misterios afines a éste. - La fiesta invernal de Crismas, con su Santa Clos, su arbolito y sus renos, lleva el sabor altamente pagano de los escandinavos, que hacían sus festejos en derredor de la encina sagrada, con su oblación popular. En algunas iglesias cristianas aun se dejan llevar los fieles, jóvenes y adultos, por la celebración social de los Valentines, acto distraedvo de los romanos, y que se hacía en conmemoración de Baco y Dionisio, bien queridos dioses del placer, con sus danzas, sus guirnaldas, sus libaciones y desequilibro social. El llamado mes de María, (Maia) dedicado en nuestro continente a la madre de Jesús, es un residuo de las honras a la madre natura, a quien se dedicaba todo el mes, y esta práctica fué universal, para honrar a la madre de todos nosotros: la Tierra; y sacrificando en los altares de la madre Ceres las víctimas gratas a su culto. Y de esta manera, los evangélicos, por imitación y conveniencia, que no por devoción, están celebrando un doming) del m;s de miyo, dedicándolo a la honra de la miternidad. honrando así a la criatura, antes que al creador; y pudiéramos seguirla pista de otras celebraciones, que ya tienen carta de naturalización en los centros evangélicos, para cultivar, y aun para inspirar en los fieles un culto que es ajeno en muchas ocasiones al carácter y orientación cristianas. De desearse sería que los pastores, y los directores de las Iglesias, pusieran cuidado en esquivar los puntos de semejanza entre nuestras reuniones evangélicas y las que sigue el mundo, recordando las palabras de Pablo: “Y no os conforméis a este mundo, mas transformaos, según la renovación de vuestro entendimiento”. Rom 12:1-2. Otras distracciones no recomendables, son las que se siguen con pretexto de la recolección de fondos para gastos de la Iglesia: ventas lucrativas, bazares, rifas y aun loterías, con nombres supuestos, sistemas inmorales a veces, y nada recomendables en sociedades evangélicas. Muchas veces, asistiendo a una reunión social o festival cristiano, no podremos distinguir si los asistentes son cristianos o no. ¿Será posible un remedio, cuando sea necesario?—E. P. Muñoz.